En casa 5

2.7K 57 0
                                    

Ryan y su padre preferían las mañanas para divertirse. La suave piel de Ryan y la erección matutina de su padre eran las mejores sensaciones. Las mordidas en su hombro para despertarlo para luego besarlo y comenzar las embestidas que le hacían soltar un pequeño grito antes de sentir los labios de su padre callarlo.

Se habían acostumbrado a saciar sus fantasías, conocían bien sus cuerpos y a pesar de eso cada roce de su padre seguía volviendo loco a Ryan. Aquella fuerza con la que lo embestía se compraba con la fuerza de su brazo que lo tenía sometido y limitaba su movimiento.

-Buenos días, amor... -le dijo antes de seguir embistiéndolo y morder su oreja.

Ryan no se contuvo de soltar un gemido y apretar sus manos mientras lo hacía. El miembro de su padre era más grande de lo que podía resistir, así que a pesar de las veces que lo hacían seguía siendo un poco doloroso dejarlo entrar a la primera que por un segundo le quitó el aliento a Ryan pero cuando lo fue recuperando, el placer invadió su cuerpo que se dejó caer sobre el pecho de su padre que lo giró y recorrió su cuerpo mientras lo besaba de manera ansiosa; amaba lo delgado que era su hijo. Su piel se erizaba por la pasión en cada caricia de su padre y se sentía increíble, lo llenaba de placer sin ningún tipo de restricción, sentir el vigoroso vaivén de su padre y ver su rostro lleno de placer cuando estaba encima de él era lo mejor de la mañana antes de verlo vestirse antes de irse a trabajar. Le gustaba sentir la fuerza, cuando levantaba su cadera y lo empalaba y lo dejaba ahí, sintiendo como aquel miembro tocaba su punto más sensible.

Ryan había complacido a su padre en todas las fantasías; ser follarlo en la cocina y en el comedor hasta hacerlo sentir un rey al tirarse a sus pies mientras veía la tele y tomaba cerveza generando corridas que tomaba una tras otra. Incluso aquellas noches en las que las caricias eran más lentas y los besos más dulces, en las que se disfrutaban como pareja pero algo le faltaba. Llevaba un mes durmiendo sólo con su padre; Armando había vuelo a su casa con su mujer luego de un periodo intermitente de simular viajes de negocios para dormir a lado derecho de Ryan. Quería volver a tener dentro a Armado, le echaba de menos y tenía que hacer algo.

-Volveré tarde -dijo su padre terminado de acomodar su corbata mientras Ryan estaba desnudo en la cama, rodeado de sábanas blancas con manchas de líquido blanco en su cuerpo. Su padre se giró a verlo una última vez y se acercó para besarlo antes de salir.

Ryan se alistó para ir al trabajo de su padre para sorprender a Armando, pensó en él mientras se duchaba y se tocaba imaginado que era él. Se puso una de las camisas blancas que Armando había dejado y que le quedaba holgada, vaqueros y deportivas, sin ropa interior, con un aroma dulce en su cuerpo sólo para su amante.

Nadie dijo nada al velo pasar, eran los privilegios del hijo del jefe, entre los que destacaban pedirle un favor a la secretaria de su padre, quién por fortuna sé encontraba en una reunión y no voceos hasta más tarde. Preparó una sala de conferencias alejada del bullicio de las oficinas y ahí esperó a que llegara Armando con la excusa de que tenía una reunión con un nuevo cliente.

Armando no puso resistencia al abrupto beso de Ryan, a quién abrazó antes de sentir como le sacaba la camisa del pantalón sin dejar de besarlo.

-¿Qué haces aquí? -le preguntó en un momento para tomar aliento, al ver que no había nadie.

-Quería darte una sorpresa... -poniendo el pestillo a la puerta y acercándose de nuevo para tumbarlo en el sofá cercano y sentarse con sus piernas en medio para besarlo y terminar de desabotonar su camisa y besar su pecho y recorrerlo hasta caer delante de su entrepierna. Succionó su miembro, quitándole el aire como él lo hacía con sus embestidas, la mano de Armando lo obligaba a ir más abajo. Tirando de su pelo lo apresuraba para cuando sentía que estaba por correrse dentro de su boca.

Luego de lamerla y succionarla, Ryan se desnudo frente a Armando, quién lo tiró de la cintura para besarlo y volver a sentir aquella piel que lo había vuelto loco desde la primera vez. Era suave, tierna y la había hecho suya. Su miembro rozaba su trasero mentiras se besaban. De un moviendo lo levantó y lo aventó contra el sofá. Ahí Armando se subió y alineó su miembro contra el trasero de Ryan.

-Dime que te gusta que esté sobre ti -dando estocadas profundas, que hacían que Ryan se retorciera de un placer que había echado de menos, tanto que no se contigo de rasguñar sus brazos al sentir aquel placer.

-Me encanta, amor... -gemía entre dientes antes de sentir un rítmico vaivén. Armando lo tenía preso; sujetaba sus muñecas y se enterraba una y otra vez escuchando cada beso en su oído.

-Más rápido... -gritaba Ryan que era lo único que podía pedir. No podía estar más lleno y satisfecho.

Armando le dio un respiró mientras giraba su cuerpo y lo ponía en cuatro. Su lado más salvaje aparecía justo en esa posición. Cuando se aferraba de las caderas de Ryan y presionaba su miembro contra su trasero.

Los gemidos llenos de placer de Ryan llenaron toda la habitación y volvían loco al hombre que quería partirlo en dos con sus movimientos. Gemía, se aferraba al sofá y pedía más y más hasta sentir el líquido blanco llenarlo. Las caricias siguieron mientras seguía dentro, Ryan no quería soltarlo, lo tenía preso con sus piernas, repasando su culo, sintiendo aquella espalda ancha, viendo sus ojos llenos de placer y satisfacción. Lo quería de nuevo en su vida.

-Vuelve a casa... -dijo Ryan sentándose en el miembro de Armando, sin dejar de mirarlo, de ver en su expresión el más puro placer del coito prohibido. Armando deslizó sus manos a lo largo del cuerpo delgado de su invitado para recordar aquellas curvas y sentir su calidez. -Nuestra cama es enorme sin ti y... Echo de menos despertar a tu lado. ¿Tú no me extrañas? -besándolo, sentándose y deteniendo su empalamiento

-Claro que sí pero... -Ryan no lo dejó terminar, porque volvió a su faena de subir y bajar mientras lo besaba, volviendo poco a poco a intensificar sus movimientos hasta sentir de nuevo su corrida.

-Ah -suspiró Armando mientras rascaba su vientre y acariciaba el trasero de Ryan -, esto es lo que necesito cada mañana... -tumbándose en el sofá y acariciarlo mejor mientras descansaba de lo que ahí había ocurrido.

-Entonces volverás con nosotros? -tumbándose encima de Armando para besar su pecho y ver lo satisfecho que estaba.

-Creo que no tengo otra opción -repasando el héroe de Ryan mientras lo besaba.

Sueños HúmedosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora