Noches inocentes 6

3.6K 45 0
                                    

Sam estaba desnudo tumbado en la cama de su tío, jugueteando con los calzoncillos de su tío que había encontrado tras hurgar varios cajones. Su tío le había dado la llave para que entrara y lo esperara , ya que sus encuentros eran gracias a que su mujer y su hermana pasaban el día entero en casa de su madre dejándolos casi un día sin supervisión.

Cuando vio que la puerta se abría todo su cuerpo comenzó a temblar de emoción al ver a su tío trajeado acercarse, tanto que no se contuvo a andar a gatas hasta el borde de la cama para desabrochar su pantalón y llevar a su boca aquel miembro hirviente y deseoso de estar dentro de él mientras su tío se iba quitando el resto de la ropa hasta quedar desnudo frente a él. Levantó su rostro y lo vio jadeante que lo dejó volver con su tarea, decidió ayudarlo; cogió su cabeza con ambas manos y lo guió movió lento su cadera para meter y sacar su miembro. Luego de un momento dulce tomó la cabeza de Sam y lo obligó así a meter todo su miembro a su boca. Recorrió su espalda y palmeó su trasero mientras Sam recorría con su lengua su miembro. Sin decir nada y de un tirón su tío lo puso de rodillas frente a él para por fin besarse; recorrer sus cuerpos; Sam lo hacía con más desesperación que él él hombre que jugueteaba con su trasero.

-¿Quieres esto? -le preguntó sacando su miembro de su boca y dándole golpecitos con él en su rostro.

-Quiero -respondió jadeante y sumiso Sam, teniendo como respuesta un empujón contra la cama.

-Ponte en cuatro -le ordenó.

Quiso deshacerse de ese deseo insaciable de follarlo, después vendrían los besos, las caricias lentas durante toda la noche, las corridas que tardaban en llegar, quería volverse loco y disfrutarlo lo más posible, quería tirarlo del pelo mientras lo follaba, dejarle marcas en su trasero, dejar en claro que era suyo. Se corrió en su espalda un par de veces y dentro solo una, la última antes de caer rendido. Sam cayó a su lado luego de una larga hora de follar sin parar, estaba satisfecho y complacido, sabía que el resto de la noche sería mucho mejor, pero no pensó que incluiría a más personas ni que fuera tan pronto. Luego de un rato la puerta se volvió a abrir la puerta y el hombre que lo había encontrado besándose con su primo apareció, vestido igual de traje, del cual se deshizo de la forma más sensual que pudo, dándole un espectáculo a Sam que lo veía maravillado, hasta que lo vio desabrochar su pantalón, el cual cayó sin problema alguno dejando ver su enorme miembro detrás de unos slips ultra apretados.

—Déjame ayudarte... —dijo Sam arrastrándose hasta el hombre que terminó de sacarse su camisa mientras veía como Sam metía su cabeza llena de curiosidad a su calzoncillo y de este sacaba su miembro.

—Creí que sólo seríamos nosotros... —le dijo a su tío.

—Hay que aprovechar los privilegios de haberte encontrado —advirtió el hombre antes de tomarlo de su cintura y acercarlo para besarlo. Sam se había vuelto adicto a las caricias que su tío y ahora aquel hombre le daban, comprendió en ese momento que le gustaba estar entre las manos de hombres, le gustaba cuando recorrían su cuerpo, besaban su cuello o se dejaban llevar por follarlo. Se dejó hacer, se giró y cayó cerca del miembro de su tío volviendo a meterlo a su boca mientras el toro hombre besaba y repasaba su espalda con su lengua.

Sin anuncio y embelesado por el miembro de su tío, Sam no sintió el momento exacto en el que su amigo ya lo estaba follando, aferrado a su cadera, incrementando sus embestidas en un vaivén agitado, aguerrido, tanto que no le quedó más remedio que concentrarse en la follada que en chupársela a su tío. El hombre levantó de un tirón a Sam para besarlo, para sentir su vientre.

En un movimiento abrupto, el hombre se giró para caer en la cama, obligando a Sam a empañarse por completo en su miembro, haciéndolo gritar poco antes de sentir las manos de su tío sobre sus piernas para ponerlas sobre sus hombros para alinear su miembro y unirse a la fiesta. Por un segundo tuvo pavor pero cuando sintió el miembro de su tío entrar su cuerpo de pronto se sintió ligero, todo este se concentró en sentir aquella nueva experiencia. Tenía dos miembros dentro de él, con vaivenes diferentes pero con la misma pasión, la misma calentura, con el mismo objetivo de hacerlo sentir placer. Los besos se multiplicaron, los jadeos se hicieron más fuertes, el sudor ayudó a lubricar, hasta que ambos salieron a la segunda corrida. Sam quedó en medio de los dos, masturbando ambos miembros, intercalando sus besos y caricias entre los dos hombres.

Sueños HúmedosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora