Caricias clandestinas

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Ted era el chico más popular de todo el Insti. Era atractivo a más no poder, seguro y confiado de que lo era y que fácilmente podría abusar de él, pero no lo había hecho nunca y menos para inseguridad ningún favor, mucho menos sexual, hasta esa tarde después de educación física, en la que quedarse al último en las duchas, notó que había quedado uno de sus compañeros, el más empollón y callado de toda la clase y se estaba masturbando, con una idea clara en la cabeza que lo tenía entretenido y con los ojos cerrados, una idea en la que él estaba incluido.

Ted levantó una ceja al escuchar en un gemido su nombre. Miró a todos lados y efectivamente todos se habían ido, así que con su toalla liada a la cintura y con ese andar que fascinaba a cualquiera llegó hasta el chico que se deshacía en gemidos y sudor.

-¿Qué haces tío? -preguntó al llegar hasta el chico que se detuvo en seco y abrió los ojos.

Estaba sólo en bóxer y al ver a Ted intentó meter su miembro dentro y salir huyendo, pero con una sola mano Ted lo detuvo.

-Epa -poniéndose de cuclillas para acercarse a la goma de su bóxer para sacar de nuevo su miembro rosado, erecto y húmedo. Mat comenzó a temblar con esa sensación. Alguien más estaba sujetando su miembro y no era nadie más que el más guapo de la clase. Todo su rostro se puso rojo de tan sólo pensarlo.

Pero Ted parecía complacido. Era una oportunidad que no podía dejar pasar. Jugueteó un poco, recorrió con su mano el largo de ese miembro y con su pulgar jugueteó con la punta hasta que de ella salió un poco de líquido.

-¿Te gusta? -preguntó Ted viéndolo desde abajo. Mat estaba tratando de contener los gemidos por vergüenza.

Mat asintió vigorosamente, complaciendo a Ted quién comenzó a masturbarlo un poco más fuerte. Antes de pasar al siguiente paso.

-Esto te va a encantar -dijo Ted poniéndose de pie y dejado caer la toalla que lo cubría y mostró su cuerpo desnudo, una pieza de arte a ojos de mar quién tragó saliva.

Ted de un tirón dejó sin ropa interior al chico que seguía aferrado al banco en el que estaba sentado. No hizo nada cuando lo vio acercarse para sujetar su miembro y alinearlo con su entrada. Mat no se lo pudo creer, quería gritar de la sensación increíblemente placentera que estaba sintiendo cuando Ted iba bajando lentamente, recorriendo con su paredes su miembro.

-Carajo -exclamó lleno de placer al sentir la cavidad apretada del chico más popular -, sí -admitió temblando cuando sintió el trasero de Ted cerca de sus piernas.

Levantó la mirada para encontrarse con la de Ted. Quién cogió sus manos y las llevó a su trasero y sin soltarlas las guió para que las sintiera, para que recorriera su cuerpo y ponerlo más duro para seguir moviéndose arriba y abajo. Se dejó llevar un poco por el placer que pocos le habían proporcionado. Por lo general era el que terminaba siendo el activo en cada encuentro en el que se veía.

Mientras subía y bajaba sintió una palmada que lo éxtasis aún más, pero Mat también lo sentía y quiso que fuera un poco más rápido, así que lo cogió con fuerza de la cadera y lo subió y bajó bruscamente, algo que Ted no dejó pasar por alto y miró a Mat lleno de miedo. Pero lo calmó mientras se seguía moviendo.

-Lo haces bien -le dijo Ted dándole un beso en el cuello y volviendo a moverse, volviendo a sentir como Mat recorría su cuerpo, como le daba palmadas y lo seguía guiando en cuanto como moverse. Así siguieron, con Ted sujeto del cuello de Mat y este aferrado a su cintura hasta que sintió como un líquido lo llenaba. Una sensación que lo hizo sentirse satisfecho y lleno de placer.

-Te has corrido rápido.

-Perdona -respondió avergonzado Mat -, es que ha sido mi primera vez.

-Tu primera vez, en ese caso, te mereces un beso -colgando sus brazos en sus hombros y besándolo con cierta dulzura.

Siguió subiendo y bajando hasta que notó un descenso en la intensidad de la erección, así que decidió salir igual de viril como había entrado, sin dejar de ver a Mat que seguía aturrullado.

-Hazlo tú ahora -dijo al ver que se alejaba, poniéndose de pie y girándose para dejar expuesto su trasero. Ted lo miró y se acercó meneando su miembro hasta llegar aquellos mofletes a los que les dio un par de palmadas a cada uno. Jugueteó un poco con su miembro, deslizándolo a lo largo de su entrada y rozando su entrada.

Cuando escuchó aquella súplica, sin más entró de golpe hasta el fondo, haciendo gemir de un placer doloroso. Tal vez era mejor que habérsela metido.

Una y otra vez, una y otra vez su miembro entraba y salía vigorosamente, anclado al hombro de Mat, tirando en ocasiones de u pelo para acercarlo y besarlo.

-Te está gustando, no -tirando de su pelo para acercarlo a sus morros.

-Sí... -gemía sintiendo su boca siendo invadida por su lengua mientras seguía entrando y saliendo de él.

A comparación de Mat, Ted salió de él para ponerlo de rodillas frente a él para correrse en su rostro. No sin antes follar su boca.

Ted cogió su toalla y el bóxer de Mat, quién se quedó de rodillas con el rostro lleno de líquido blanco queriendo detenerlo, pero Ted le aclaró: -te lo devuelvo la próxima vez que nos veamos. Así que más te vale que sea pronto.

Sueños HúmedosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora