Seis.

41.8K 2K 66
                                    

—Tengo que preguntarte algo —dijo clavando su vista sobre mis ojos miel.

—Adelante.

—¿Qué pasó a fuera con Tyler? —me estremecí al escuchar ese nombre—. ¿Te hizo daño? ¡Es que en el desayuno estabas radiante y nada más sales con él y llegaste mal...!

Posé mi dedo índice sobre sus labios para callarlo. Podía sentir su respiración cálida en mi mano.

—Estoy bien, simplemente he estado mejor otras veces —sonreí—. Como hoy en el desayuno o ayer cuando casi me matas en el océano.

—¿Segura?

—Sí.

—Hay algo en ti que no me convence —dijo deslizando su mano de mi cintura a uno de sus costados.

—Estoy mejor —prometí.

Matt pareció un poco satisfecho y me abrió la puerta del coche. Lo miré con el ceño fruncido al no comprenderlo: se había estacionado frente a un edificio, me había hecho salir, me había preguntado lo que había sucedido conmigo y ahora me abría la puerta para que entrara. ¿De qué me había perdido?

—¿Me puedes explicar?

—Sube —sonrió.

Me senté la mar de confundida y esperé a que Matt arrancara.

—¿Qué fue todo eso?

—Quería saber que estabas bien y no regresar a golpear a Tyler.

Sonreí; no porque estuviera de acuerdo en la violencia ni nada por el estilo, sino porque me sentía protegida a su lado porque él siempre estaría ahí, al menos eso pensé. Repentinamente me di cuenta que apenas lo había conocido ayer y me sentía realmente cómoda a su lado, era como si lo hubiese conocido de toda mi vida.

Traté de deshacerme de esa enorme sonrisa para poder tener credibilidad en lo que dije después:

—No te lo hubiese permitido.

—Lo sé, es por eso que te bajé del auto... obviamente no me acompañarías.

—¿O sea que me ibas a dejar ahí a mi suerte?

—No porque volvería por ti.

—¿Y si me hubiese ido?

—Te buscaría —sonrió—, te encontraría y te informaría que ese tipo ya pagó el daño que te hizo.

—Respuesta incorrecta. Me hubiese ido de vuelta a la playa y te hubiese detenido porque no era correcto.

Matt detuvo el auto ante el semáforo que marcaba un rojo granada y me miró.

—Tampoco es correcto que te haga daño.

No supe qué contestar ante su comentario y desvié mi mirada hacia la calle. Guardé silencio pensando en aquel extraño de ojos claros, en la forma en que había ocultado su verdadera identidad. Suspiré rendida y me recargué en el respaldo del asiento. Pronto llegamos a una enorme casa del siglo XVII y bajé antes que el hermano de Diane me abriera la puerta. Caminamos hasta el interior de tan bella construcción y no encontramos con una mujer mayor que estaba tras un escritorio, aparentemente enfrascada en un libro. No notó nuestra presencia hasta que Matt carraspeó su garganta.

La mujer levantó la vista y sonrió al reconocer al hermano de Diane.

—¡Matt!

—Hola, Jill —sonrió—. Ella es Emma.

—¡Hola! —me saludó estrechándome mi mano muy fuerte—. Por fin te conozco, me da mucho gusto que hayas cruzado el Atlántico para venir a la fundación, en serio que necesitamos a personas como tú...

Para Siempre.Where stories live. Discover now