Trece.

35.4K 1.5K 48
                                    

Me ruboricé y antes de poder decir un ‘no’, un ‘sí’ o un ‘no puedo porque guardo un secreto que...’ apareció Tyler. Iba realmente guapo. Llevaba una bermuda beige y una camisa de un hermoso tono verde. Subía a la casa de la playa y en cuanto me vio, me esbozó una cálida sonrisa. Tan cálida como el sol aquella mañana.

—¡Emma!

—Hey —lo saludé.

Matt se puso de pie y me ofreció su mano para ayudarme a levantarme, la tomé y me paré. Sacudí la arena de mi vestido y suspiré.

—Ah... Tyler, él es Matt... Matt, él es Tyler —los presenté.

En contra de lo que había pensado, se estrecharon la mano con una sonrisa.

—Por fin te conozco —murmuró Matt—. Bueno, los dejo... nos vemos al rato, Emma —se despidió besando mi frente y pronto se entró a la casa.

Las olas chocando en la orilla era lo único que se escuchó durante un buen rato. Supongo que los dos estábamos pensando en lo que pasó la noche anterior, bueno, al menos yo lo hacía. Por momentos incluso podía sentir sus labios sobre los míos nuevamente, su ligera presión, su aliento combinándose con el mío, su mano en mi cintura. El simple hecho revivirlo en mi memoria una y otra vez terminaba con mi locura poco a poco. Y justo en ese momento era cuando me preguntaba ¿qué era lo que pasaba conmigo en ese momento?, ¿acaso había cedido a sus encantos?

—¿Estás pensando lo mismo que yo? —preguntó al fin.

—Ah… sí. Es algo curioso, ¿sabes? Me refiero a que, ¿cómo es posible que algo así pueda cambiar a dos personas? ¡La pregunta del millón! —suspiré.

—Entonces, ¿lo cambió?

—Supongo.

—Emma, me gustas.

—¿Por qué? Soy gruñona, complicada, soy una chillona, impulsiva y... —el dedo índice de Tyler sobre mis labios me calló.

—Es precisamente por eso: porque eres tú.

—¿Pero por qué yo? —dije apartando con suavidad su dedo—. Tienes a todas las chicas comiendo de la palma de tu mano y te fijaste en la que se resiste a caer en tus encantos.

—No me preguntes porqué, no sé cómo decirte que provocas esas mariposas en el estómago que sólo un primer amor puede provocar. ¿Cómo explicarte la manera en que me sorprendo pensando en ti? En tu cabello revuelto, en tus ojos miel, en tus labios, en tu bello rostro en forma de corazón... es muy difícil hacerlo, no me lo pidas.

—Debo hacerlo.

—¿Por?

—Para saber qué tanto has perdido la cabeza.

—¿Es tan difícil hacerte creer lo mucho que te quiero?

—Sí y eres muy cursi.

—Tú una insensible.

—¡Soy realista que es diferente!

Esas palabras habían salido de mi boca sin siquiera pedir permiso. Supongo que las dije porque desde hacía mucho tiempo que me moría por hacerlo, sin embargo, no estaba preparada para decirle mi verdad a nadie, al menos no todavía. Los ojos de Tyler se tornaron confusos y por un instante parecían como si ya supieran mi secreto, no obstante, no lo sabía y no estaba dispuesta a contarlo. Nunca.

—¿Realista?

—Sí. Tyler, ¿por qué me dices todo esto? ¿para que seamos novios, cortemos y todo termine?

—No tiene porqué terminar.

—Debe terminar. No hay nada que sea eterno. Ni... ni nosotros mismos lo somos —logré decir—. Lo que en realidad pasa es que te dije que no, tú tratas de conquistarme con tus palabras dulces, sólo te acostarás conmigo, un par de citas más y te fijarás en alguien más. Lo sé.

Para Siempre.Where stories live. Discover now