Capítulo 76

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País de las Olas

Shanna no sabía cómo reaccionar. 

Miraba sus manos, con las palmas hacia arriba, en silencio. 

Había escuchado toda la historia, sin moverse de su lugar, cavilando las palabras del contrario sin intervenir ni una sola vez. Ahora, tras veinte minutos de silencio donde sólo se oía el agua del río fluir y algunos animales salvajes, Shanna parecía regresar de una experiencia extracorpórea y volver a ser consciente de lo que la rodeaba. 

Durante todo aquel rato, desde que se había callado, Ōkami había esperado en silencio, con los ojos cerrados, sabiendo que asimilar tantas cosas de repente podían ser complicadas. A través de la calmada y grave voz del chico de ojos dorados, Shanna acababa de descubrir que tenía tres hermanos, y que uno de ellos era su sensei, Akemi. No sabía dónde estaban los otros dos, aquellos nombres sin rostro que se infiltraron en su mente, pero ahora sabía a ciencia cierta que sus padres la amaron y nunca quisieron abandonarla. Pero en su consciencia ahora pesaba el saber que ella había sido la causa de sus muertes, ella había asesinado a sus padres; quizá de forma indirecta, pero la culpabilidad no la dejaría respirar en paz por un largo tiempo. 

Entonces recordó aquello que le había dicho Jin, el chico que cambiaba su forma física, sobre un hombre que se movía entre las sombras de Konoha y que tenía de su lado fuerzas peligrosas. Había escuchado hablar de Danzō Shimura, como un hombre que siempre había deseado el puesto del Hokage y que parecía obsesionado con que la Aldea de la Hoja fuera mucho más poderosa que ninguna otra. 

Una rabia ya bastante conocida comenzó a arder y a crecer dentro del pecho de Shanna, y aunque el odio comenzaba a volverse fuerte su rostro permaneció impertérrito. Sus ojos todavía tenían aquel color rojo vibrante, su mandíbula estaba algo apretada. 

-Ōkami...- murmuró, sintiendo una llama de ira quemar lentamente su cuerpo.- Una vez dijiste que me ayudarías. Que si quería escapar, me ocultarías; que si quería venganza, matarías a mis adversarios.

Ōkami no dijo nada, porque aunque la idea no le agradara, jamás le mintió. Los ojos rojos de Shanna se clavaron en él, que permaneció impertérrito bajo la decidida y seria mirada de la contraria.

-Ayúdame, Ōkami. Me vengaré de las personas que me han arrebatado a mi familia y la posibilidad de vivir una vida normal. De quien me ha arrebatado a la persona más importante para mí.- afirmó, sin un atisbo de duda en sus ojos. Ōkami cerró los ojos e hizo una reverencia, algo que si bien sorprendió a Shanna, no reaccionó.

-Me aseguraré de acabar con las vidas de todos tus enemigos, Shanna Kimura. 

El corazón de la pelirroja aleteó con fuerza al oír aquello. Shanna Kimura. Tenía una identidad, tenía un pasado, una familia de la cual formar parte. 

Primero era Orochimaru, pero encontraría a sus hermanos, costase lo que costase. Y para eso, debía encontrar a Danzō Shimura. 

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 Estaban cerca del País de las Olas. No había sido voluntario, ya que habían estado surcando pueblos cercanos en busca de cualquier pista sobre Orochimaru y Akatsuki. Ōkami atraía mucho la atención, al tener su forma humana y caminar con quien la gente pensaba que era su hermana pequeña, y las mujeres se lo comían con los ojos. Su perfil afilado y bien proporcionado, su cuerpo esbelto y bien formado, su largo cabello y sus ojos atrayentes. Además, él parecía disfrutarlo. 

-¿No puedes volver a ser un lobo? Es más callado y menos molesto.- refunfuñó Shanna, mirándolo molesta. Ōkami formó una sonrisilla. 

-Mi forma física depende de la fuerza que tenga dentro de ti.- explicó brevemente, sonriéndole a una mujer que lo observaba embobada.- Además, ¿tanto te molesta que yo tome atención?

Genjutsu  (Kiba Inuzuka y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora