Capítulo 31

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Ese tipo de ojos.

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"Sí... Luchar."

"Es... lo único que puedo hacer ahora."

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Me asusté cuando de la arena surgió una mano ensangrentada.

Solté un grito ahogado, más alto que el de Lee, mientras que los tres veíamos cómo Kimimaro salía lentamente del capullo de arena.

Su piel seguía cubierta por esas rayas, pero había recuperado su color de piel habitual y el color violeta había desaparecido.

En cambio, había partes de su cuerpo donde no había piel, si no una placa de hueso blanco de donde salía sangre. Su piel estaba cortada y dejaba esos agujeros a la vista.

Gaara sólo frunció el ceño molesto, y creo que fue la primera expresión que vi en su rostro después de indiferencia.

A Kimimaro le costaba bastante salir, pero no se hizo esperar y pronto estuvo de nuevo frente a nosotros. Comprobé con asco que la piel de su mejilla también había desaparecido, y se veían su mandíbula y sus dientes.

-No... No puede ser...- habló Lee por todos.

-Una presión impresionante.- dijo Kimimaro, con un tono más frío y tenebroso.- Si no hubiera creado una lámina de hueso bajo la piel, habría sido aplastado en el acto.

Si había algo más repulsivo que verle sacar huesos de su cuerpo o arrancarse la columna vertebral, era verle hablar viendo cómo se movía su mandíbula por aquella parte donde ya no había piel cubriendo su mejilla. Tragué saliva e intenté calmarme.

Si eso no había podido con él... Dejé salir un suspiro entrecortado.

-Esto va a ir para largo, ¿no?- dije en voz alta, sin preguntarle a nadie en particular.

-Huesos... Él también es un monstruo.- habló Gaara.

Le miré y fruncí un poco el entrecejo pensando en las palabras que había seleccionado para decir eso, y el tono con que las había empleado.

-Menudo cuerpo.- habló Lee, con una mueca en el rostro.

Los ojos claros de Kimimaro observaron los de Gaara.

-Te he subestimado.- admitió.- Sin embargo, no me volverás a atrapar en la arena.

En respuesta, el pelirrojo abrió un poco las piernas para ponerse en posición de batalla, e hizo el primer sello desde que llegó aquí.

Juntó las palmas de sus manos en un sello especial que generalmente se utiliza al final de una secuencia de sellos.

Luego comenzó a hacer más sellos, más rápido, y el pelinegro y yo nos tuvimos que apartar al ver un montón de arena salir a sus pies, arremolinándose a su alrededor, y al sentir un fuerte viento levantarse de golpe.

Kimimaro se veía sorprendido, y eso fue lo último que pude ver de él antes de que un gran muro de arena se levantara ante nosotros.

-¡Ryussa Bakuryuu! [Catarata de Arenas Movedizas]- gruñó Gaara, y al instante toda la arena que se había acumulado como un muro ante nosotros se lanzó sobre el albino como un tsunami de arena gigante.

Kimimaro intentó evadirlo, pero fue inevitablemente engullido por aquella ola gigante y aterradora.

-Sorprendente...- murmuró Lee.- Ni siquiera se puede decir que puedes huir corriendo de la arena...

Genjutsu  (Kiba Inuzuka y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora