Capítulo 47

904 89 113
                                    

Edición limitada. Negro y rojo.

Nada más darle el pergamino de Suna a Tsunade-sama y reportar la misión, tuvimos que hablarle de los shinobis que nos atacaron. Ella se extrañó, y al principio creyó que podían tratarse de ninjas de Kirigakure, la Aldea de la Niebla, pero no dio nada por sentado. Mostró bastante preocupación cuando comentamos que tenía información sobre el equipo de Asuma y probablemente de muchos de los ninjas de la Hoja, por no decir todos, al ver su extraña obsesión por conocerme al darse cuenta de que no sabía nada de mí.

Probablemente eso de no vivir aquí (al menos hasta hace poco) había conseguido que me librara de ser su objetivo del cual obtener información.

De todas formas, Tsunade nos dijo que comenzaría a investigar y reforzaría la vigilancia de la aldea con más ANBU.

Luego, nos despedimos y yo me fui a casa, al ver que los del equipo Asuma irían juntos a comer algo. No me sentí totalmente incluída, ya que yo no formaba parte de su equipo, así que fingí estar agotada y me marché sola.

Nada más entrar y deshacerme de mis zapatos, puse rumbo a mi cuarto, dejando cosas por el camino mientras las iba quitando. Una mochila, una chaqueta, una bolsa con armamento. Llegué a mi cuarto dejando caer una mochila pequeña y me tiré en la cama. Pensé en mi excusa para venir y me dije que no había sido mentira. Me di cuenta de que estaba realmente cansada.

Estaba tumbada boca abajo, con la cabeza contra la almohada, por lo que tras unos segundos en silencio tuve que levantar la cara para respirar. Giré la cabeza para apoyarla en la almohada y poder respirar, y mi mirada cayó sobre la una mochila entre la puerta y la cama, tirada en el suelo.

Recordé entonces algo, y me levanté con esfuerzo para acercarme y tomar un paquete.

Era la pequeña caja que me había dado Ryu Inuzuka antes de dejar Suna, que aún no había abierto y de la cual no podía imaginarme su contenido.

Así que me senté en el suelo y apoyé la espalda en la cama, para abrir aquella caja con curiosidad.

Dentro había dos botes de ramen instantáneo que parecían de una edición especial, con flechas y exclamaciones por doquier. No se parecía ninguno que hubiera visto hasta ahora, así que supuse que sería exclusivo de Suna o algo así.

Vi una nota junto a los botes, y la tomé para leerla.

¡Holi! Verás, es que me has caído súper-mega-extra genial, y quería darte esto porque a partir de ahora estás en mi lista de gente que me llama la atención. Sé que apenas nos conocemos, pero ya verás que entre pitos y flautas vamos a conocernos tan bien que sabremos hasta los pensamientos de la otra sin necesidad de palabras.

¡Estoy tan emocionada! No tengo muchos amigos, sólo a Temari y a Gaara, ya que soy muy "hiperactiva y molesta" para la gente de por aquí. Aunque es más molesto ese tonto con la cara pintada, ¡no lo aguanto!  >:(

El caso es que te regalo estos ramen especiales porque están riquísimos y quería demostrarte que voy en serio. ¡Estoy decidida a ser amiga tuya!

Espero que los disfrutes como yo, ya que de verdad amo muchísimo el ramen. ¡Nos vemos pronto!

Inuzuka Ryu.

Sonreí ante sus palabras. Era una chica un tanto extraña, pero dulce y muy extrovertida. Era fácil creerla, sus motivaciones casi infantiles me aseguraron que ella no quería hacer más que ser mi amiga.

No creía que fuera una broma, ya que no era difícil ver que no trataba de esconder nada. Quizá no quisiera contar mucho sobre su pasado, pero por lo demás era fácil leerla. Era una chica extraña y divertida.

Genjutsu  (Kiba Inuzuka y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora