Capítulo 42

1K 111 228
                                    

Declaración. Primera misión.

Tras el final de los fuegos artificiales, toda la gente que allí hubo se estaba yendo ya, seguidos por las melodías que les guiarían hasta los puestos y las pequeñas tiendas de comida y juegos. 

Mientras tanto, Kiba y yo permanecíamos ajenos al resto de la gente, como si estuviéramos solos en el mundo. Lentamente, me incliné hacia él y apoyé mi cabeza en su hombro, sin decir nada. Kiba puso una de sus manos en mi mejilla contraria, la que no estaba apoyada en él, como si con esa acción me estuviera pidiendo que no me separase de él. 

Con timidez, pasé mis brazos alrededor de su cintura, abrazándome al moreno, mientras oía una melodiosa risa escaparse de sus labios. Kiba también apoyó su cabeza en la mía, y solté un suspiro cuando tomó mi mano. Se la llevó a los labios y dejó un beso sobre mis dedos, suavemente, como si temiera que me fuera a romper. Sus labios estaban algo tensos, por lo que supe al instante que estaba sonriendo aunque no lo hubiera visto. 

Moví un poco mi cabeza hacia arriba, como diciéndole que quería verle, y Kiba se apartó un poco, lo suficiente como para que pudiéramos vernos a los ojos sin vernos doble. 

Sus ojos se conectaron a los míos como si un imán los atrajera, haciendo que un escalofrío recorriera mi cuerpo como si acabara de darme un calambre eléctrico. Sus labios estaban entreabiertos, y fui incapaz de evitar dirigir mis ojos ahí. Tomé una respiración profunda al imaginar su mirada impenetrable sobre mí. Sentía que podía leerme como un libro abierto, y no sólo por el color de mis ojos cambiantes. Sus ojos penetraban en mi alma y leían todos mis sentimientos y pensamientos, dejándome sin respiración unos instantes. Era hechizante. 

-Shanna...

Miré de nuevo a sus ojos, viendo cómo él también separaba su mirada de mis labios. Tomé aire de nuevo, sintiendo como mi corazón comenzaba a acelerarse de nuevo. 

-Shanna... ¿Puedo besarte?

Mi rostro tomó color al instante ante sus palabras. Sentía como si estuviera en un sueño.  ¿Qué me estaba haciendo Kiba? ¿Qué es este sentimiento en mi pecho? ¿Por qué me sentía tan... eufórica? 

-Tú eres la causa de mi euforia...- murmuré, sin apartar mi mirada de la suya, controlada por todo de él.

Kiba sonrió de medio lado y ladeó la cabeza, con sus ojos brillantes bajo la luz de la luna. 

-¿Es extraño que te ame tanto?- preguntó, dejándome sin respiración al momento.- Quiero vivir sólo para ti, Shanna.- avergonzada y temerosa moví el rostro hacia un lado, pero Kiba lo tomó con suavidad para que le mirara. Sus ojos estaban clavados en los míos, serios, como si fuera un asunto de vida o muerte.- Shanna. 

Entreabrí mi boca. Mi nombre se escuchaba malditamente bien sonando a través de sus labios. Tan melodioso y dulce, que parecía único en todos los sentidos. Mordí mi labio inferior inconscientemente, tratando de controlar mi respiración. 

No había nadie más que nosotros dos ahí. No se oía ninguna otra voz, y ningún otro sonido que no fueran los silenciosos murmullos de la noche. 

Supongo que fue por eso que pude oír perfectamente a Kiba. Su voz me llegó alta y clara, a pesar de que apenas me lo había susurrado. Pensé en otras razones por las que debía de haberle oído mal, ya que no daba crédito a lo que acababa de escuchar. Tiene que ser un sueño, porque entonces no veo otra forma de que aquello que tanto ansiaba se hubiera hecho realidad. 

-Shanna, ¿quieres ser mi novia?

Jadeé sorprendida. Era demasiado irreal, demasiado mágico. Parecía un cuento para niños pequeños. 

Genjutsu  (Kiba Inuzuka y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora