1. Tengo un paraguas y no dudaré en usarlo

6.9K 664 1.5K
                                    

Capítulo 1


Tengo un paraguas y no dudaré en usarlo.

***
Traté de soltarme de su agarre, pero fue en vano porque cada vez estábamos más y más cerca.

Nuestras miradas se encontraron, mis labios se entreabrieron deseosos y...

—¡Sol!, levanta tu trasero y llévalo abajo a la camioneta.

Cierro mi diario de inmediato y le pongo fin a mi fantasía.

—¿Es que no hay privacidad en esta casa como para que no toques la puerta?

—Puedes reclamar sobre tu espacio personal otro día que no sea hoy.

—¡Agh!

—No me murmures, soy tu hermana mayor.

—Solo por cuatro años, Marina.

—Sigo siendo mayor.

Mi hermana levanta unas cajas del suelo y las carga.

—Creí que ya habías llevado esto.

—Solo nos iremos por unos meses, tampoco es que vamos a vivir donde la abuela como para querer empacar también nuestro ataúd.

—Guarda tus chistes para después, ahora levántate.

—¿Es necesario que vaya?

—Si.

—¿No puedo quedarme con nuestros papás?

—No, porque van a su segunda luna de miel.

—Y tuvieron que escoger las vacaciones en donde soy libre de cualquier tipo de estudios para hacerlo.

—No te quejes, es peor quedarte.

—¡Irán a un lujoso hotel y nosotras viviremos en la casa de la abuela Sarah en donde estaremos alejadas de todas esas comodidades!

—La abuela Sarah es muy considerada al recibirnos, no te expreses así de su buena intención.

No me malinterpreten, amo a la abuela, pero ella es algo... ¿rara?

—Cinco minutos y te quiero en la camioneta ¿oíste?— Marina sale por la puerta y escucho sus pasos alejándose.

Volteo los ojos y sostengo mi diario.

—Esto será horrible, pero no hay nada que pueda hacer para impedirlo.

—¡Sol!

—¡Ya voy!

Con mucho peso en mis pies salgo de mi habitación y de la casa.

—¡Buenos días, Sol!

Doy un brinco.

Es Rick, el novio de Marina.

—Rick, no esperaba verte tan de mañana.

—Pues es porque voy con ustedes, tontita.

—¿Eh?

—Rick irá a conocer a la abuela.—Marina cierra la cajuela y se coloca ambas manos en la cintura.

—¿Viajarás por horas para regresarte hoy mismo?

—Me quedo el tiempo que ustedes se queden, Sol.

Pongo una cara de disgusto en cuanto veo que ambos se besan llenos de entusiasmo.

Estaré alejada de casa, viviendo con la loca de mi abuela y este par que parecen conejos en cuanto los dejan a solas.

InefableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora