Extra: La llamada

1.7K 229 150
                                    

No es una parte de la historia narrada por Dean.
Esto sucedió durante el tiempo que Sol estuvo en la universidad después de irse.

***
Sol:

Corro lo más rápido que puedo por los pasillos de la residencia, observando la hora en todo momento y llevándome de encuentro a varias chicas sin querer.

—¡Oye!

—Lo lamento, tengo prisa.—me disculpo.

Cuando finalmente llego a la puerta de mi dormitorio, siento que puedo recuperar el aire.

Llamada entrante:

Dean el jardinero.

Una risa se me escapa cuando leo el nombre que le puse con la intención de molestarlo.

—Eres muy puntual, Dean el jardinero.—lo molesto al contestar.

—Odio que me tengas registrado así y lo sabes.—murmura.

Llevo el teléfono a mi oído y sonrío al volver a escuchar su voz después de de una larga semana sin poder comunicarnos por culpa de las clases.

—¿Por qué no te gusta que te tenga así?

—Me hace recordar a las chicas infieles que ponen el nombre de sus amantes como: Juan el mecánico.

Río con fuerza y casi puedo imaginarme su cara en este momento.

—Tuve que correr lo más rápido que pude solo para venir a contestarte, ¿sabes?, lo mínimo que puedes hacer es aceptar lo de Dean el jardinero.

Me acuesto en la cama y miro fijamente al techo en lo que Dean me cuenta su día en la universidad.

—Odio los estudios.—finaliza.

—Tú odias todo.

—No te odio a ti.

—¿Gracias?—hago un gesto.

—Quiero verte, ¿podrías encender tu laptop y hacer una videollamada con tu novio?

—¿Cuál novio de todos?—bromeo.

—El mejor, por supuesto.

—Bien, entonces llamaré a Juan el mecánico.

En medio de su silencio enciendo mi laptop y pasamos a una videollamada por Skype.

Cuando él aparece en la pantalla con su cabello húmedo y unas cuantas gotas de agua por su mandíbula, siento que puedo derretirme en ese mismo instante.

—Conozco esa mirada, Solecito. ¿Por qué tan nerviosa?—me da una de sus típicas sonrisas.

—Solo siento que te echo mucho de menos.

—¿Me extrañas a mí o a mi cercanía?—levanta ambas cejas.

—A ambas cosas—admito—. ¿Te acabas de bañar?

Lleva ambos brazos atrás de su cabeza y asiente mientras me mira fijamente.

—Suelo bañarme a estas horas para refrescarme, aunque no sirve de mucho ahora que te veo.

—Para nuestra mala suerte estamos realmente alejados y sin ninguna solución para algo de contacto.—digo de mala gana.

Dean entrecierra los ojos por unos segundos en los que parece pensar algo.

—Podríamos...

—No, no haremos nada de eso por aquí.—lo interrumpo con una falsa molestia.

InefableWhere stories live. Discover now