4.- ¡Espera!

3.1K 439 12
                                    

El llanto era inevitable en ésta situación. Dime tú, ¿podrías ver a alguien frente a ti que claramente viste morir? No lo sé, yo no podría, y como es notorio, Jiang Cheng tampoco podía.

Él dolor en su pecho se volvió muy potente, una presión en todo su torso mientras que lágrimas que ya tenían bañadas sus mejillas, sus ojos le dolían y su cabeza daba punzada tras punzada con él dolor de un momento tan fuerte en éste día. Todo iba tan bien, el día fue espectacular, pudo ver a su sobrino, convivir con su único amigo en Lanling Jin,no tuvo mucho trabajo y pudo comer sus tres comidas al día, todo iba tan bien.

–¡Deja de jugar conmigo! ¡Wei Wuxian detente! ¡Deja de hacerme daño!– Gritó con fuerza sin importarle quebrantar las reglas del clan en el que se encontraba en éste momento, Lan XiChen y Lan Qiren observaban todo en silencio, sabían que una imagen así alteraría al joven loto, pero no esperaban que tanto.

–Jiang Cheng, cálmate... Necesito que te calmes... Yo no quiero lastimarte...– Las lágrimas del azabache una vez más se hacen presente ante la dolorosa imagen frente suyo. Su querido hermano estaba llorando sin control y en la vista del líder todo era su culpa.

–¿¡No?! ¡Oh perdóneme maestro Wei! ¡Olvidaba que todos tus pecados se fueron al demonio cuando regresaste!– Sigue gritando con enojo señalando al azabache sin dejar su rostro lleno de lágrimas– El Clan, Yunmeng Jiang está lleno de rumores tuyos otra vez ¡piensan que no vas a dejar descansar a mis padres de una buena vez! ¡Me molesta! ¡Deja a mis padres descansar y hacer que mi madre se revuelque en la tumba donde la puse!

Wei Wuxian bajó la mirada sumiso ante las palabras del hombre, sabiendo que todo el mundo ya lo tenía en la mira una vez más. Todos pensaban que Jiang Cheng fue la persona que lo mató, pero, no sabía que su mismo y propio hermano dejó que ése rumor fluyera y hasta lo afirmara.

–¡Lo único que trae tu presencia a éste mundo son desgracias! ¡Muerte! ¡Dolor! ¡Tú eres la verdadera maldición que me atormenta cada Maldita noche!– Wei Wuxian levanta un poco la vista mirando horrorizado al contrario, se quiere acercar, pero al instante, una larga espada se muestra de forma amenazadora, Jin Ling se levantó como pudo y entre lágrimas, amenaza a Wei Wuxian con enojo. –Y no sólo a mí, también a Jin Ling.

Jiang YanLi se acerca unos pasos al escuchar el nombre de su hijo, mira al de ropas amarillas con esperanza de que éste recapacite y baje la espada, Jin Zixuan observa cómo el menor tenía una espada exactamente igual a la suya, suponiendo que en éste mundo, él fue quien se la quedó.

A-Li... Baja el arma, por favor...– Pide Jiang YanLi con suavidad en sus palabras, se acerca cada vez más a un Jin Ling que no sabía qué pensar, no sabía si la mujer frente suyo era real o no, no sabía si él hombre que la acompañaba se esfumaria en cualquier parpadeo. Miedo, temor, dolor, pesar, tristeza, tantos sentimientos negativos en su cuerpo que le gritaban a la mente mil y un cosas.

Pobre Jin Ling, quería vomitar, la gloriosa cena que tuvo a un lado de sus dos adorados tíos estaba amenazando por ir a su garganta. Sus ojos rojos y cubiertos de lágrimas, su perfecta coleta ahora era unas marañas de cabellos sin lugar, sus ropas arrugadas y un poco mal puestas, mientras que su mano temblaba con fuerza sin soltar la empuñadura brillante de ésa hermosa espada.

–T-tu eres...– Titubea, tiene miedo de preguntar y en ése momento comiencen a reírse en su cara... Reírse, burlarse de él, tomar sus emociones como un simple juego y volver a tirarlo al suelo esperando a que su tío lo vuelva a salvar.
Gira, su mirada gira a Wei Wuxian y lo mira una vez más molesto. Las palabras de su tío lo afectaron, le hicieron creer lo mismo. –Desaparece ésto.

–Jin Ling, creeme, ella es tu madre. Confía en mí una vez– Jin Ling no quiere, tiene demasiado miedo mientras que tras de él su tío Jiang Cheng se sujeta fuertemente de su cuerpo amenazando con caer, sus piernas por igual se sentían débiles, sentía un hormigueo horrible en toda su espalda, las gotas de sudor por su nuca bajaban dándole cosquillas nada agradables, la empuñadura se sentía caliente y mojada por el sudor de sus palmas, pero nada lo hizo soltarla.

CRUDA VERDADWhere stories live. Discover now