Gato

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Con la mirada en su baby, Dean no podía mas que maldecir y refunfuñar como un perro rabioso.

Alguien había tenido la magnífica y suicida idea de pinchar todas y cada una de las ruedas del Impala.
A parte de eso, a ese jodido deshecho humano se le había ocurrido rociar spray naranja sobre toda la superficie negra.

En el capó se podía leer en grande: ¿Truco o trato?

¿En serio?
¿Dónde había quedado eso de tirar rollos de papel y huevos a la casa de la gente?
O eso de ir casa por casa pidiendo caramelos.

No hacia falta cruzar tales extremos.

-Ten por seguro que encontraré a quien hizo esto y tendrá el peor Halloween de su vida.- murmuró mientras miraba el Impala. Su coche parecía una jodida carroza de Halloween.

Lo primero que haría sería devolverle el glamour.

Todo el glamour que puede tener un coche de un cazador que utiliza la palanca de cambios para sujetar aros de cebolla. O que, a la hora de "recoger", olvidaba la hamburguesa llena de moho del asiento de atrás.
Un día algo verde con patas, grasa y tomate saldría vivo de ese coche.

El caso, limpiaría a su baby y después se encargaría de cambiar las ruedas.

Cogió la manguera para darle un gran chorro a presión al Impala.

-¿Qué haces?

No supo en que momento había puesto la boca de la manguera en su dirección, probablemente ya la había cogido así, pero sintió un chorro directo en toda su cara.

La mano que se había resbalado de la llave, abriéndola sin querer, estaba ahora tratando de cerrarla.

Cuando consiguió dejar de gastar agua de una forma tan patética, se giró.

-Puta madre Cas, te voy a colgar un cascabel del cuello.- Bajó la mirada a su camiseta totalmente mojada

Parecía una mala imitación de alguna película terriblemente denigrante en la que una mujer ,generalmente rubia, demasiado escasa de ropa lavaba un coche.

Magnífico, era la rubia tetona semidesnuda de alguna película cutre.

Soltando un bufido miró a Cas. Que, como siempre, le miraba fijamente y en silencio.

Por otro lado el ángel no podía apartar la mirada de Dean. A pesar de que eso ya era habitual. Esta vez era con motivos distintos, es decir...wow.

La camiseta mojada marcaba a la perfección los músculos del rubio.

Por un segundo se le secó la boca y pensó seriamente en pedirle a Dean que le dejara lamer su abdomen, para hidratarse y esas cosas.

-Cas, ¿se puede saber qué pasa?-

El ojiazul volvió en si. -Sam me dijo que estabas limpiando el coche y pensé en venir a ayudarte. También puedo quedarme mirando, no tengo problema con eso.

Dean, distraído él, no notó el doble sentido de la situación y las palabras de Cas por estar intentando despegarse la camiseta del cuerpo.

Si hubiera notado esas "dobles intenciones" enmarcaría en un cuadro la fecha de ese día. El día en el que Castiel aprendió a decir algo en doble sentido.

Después colapsaría y puede que incluso estuviera lo suficientemente afectado como para dejar que el pelinegro le sentara en el capó del Impala y mirara, besara o lamiera lo que quisiera.

-¿Dean?

Sacudió la cabeza, más rojo que el pelo de Charlie y procedió a darle la espalda y cambiarse rápido la camiseta. -Supongo que puedes ayudarme.

El ángel asintió y siguió las instrucciones que le daba Dean sobre como lavar el coche con cuidado pero sin dejar mancha alguna.

Mientras Cas se encargaba de eso, Dean fue a buscar las ruedas de repuesto y el gato.

Una vez que dejó las ruedas a un lado, se arrodilló a un lateral del coche para ir comprobando los tapacubos de cada rueda que cambiaba.
Por si acaso.

Tras comprobar que el primero estaba sujeto y en buenas condiciones, alcanzó una rueda y la dejó cerca para ponerla.

-¿Cas puedes pasarme el gato?- Preguntó mientras son la llave inglesa apretaba los tornillos del tapa cubos, no venia mal un poco de seguridad extra.

Cas miró al rubio sin entender, como siempre. ¿De que le serviría un gato en ese momento y en esa actividad?

-Oh claro, ahora voy- dijo tratando de no parecer el torpe de siempre.
Recorrió el lugar con la mirada y sonrió satisfecho al encontrar un gato blanco escondido bajo uno de los tantos coches.

-Cas es para hoy, hombre.- dijo extendiendo el brazo hacia donde suponía que estaba Cas, esperando por la herramienta.

-Aquí está, Dean.- sonrió satisfecho dejando el animal en la mano del Winchester.

-¡Mierda!- alejó la mano lo mas rápido que pudo al sentir un arañazo. Aturdido vio como un gato blanco caía sobre sus cuatro patas para después correr a su escondite.

Miró a Cas. Bufó. Se enfadó. Suspiró. Y dejó de estar enfadado.

Menuda montaña rusa de emociones.

-Cas...eso no era un gato. Quiero decir, era un gato animal. ¿Sabes lo que es un gato de taller?

El mencionado levantó las cejas y sonrió, se sabía la respuesta. -Uno de los gatos que están escondidos por tu taller, ¿no?

Dean tan solo sonrió bastante divertido y se levantó acercándose al gato ,la herramienta, cogiéndola para dar una buena explicación. -Atiende Cas, esto es algo importante.- señaló la herramienta - El gato de taller es una máquina que sirve para levantar cargas pesadas. Un coche en este caso. Utilizando esto, el coche se eleva un poco para que yo pueda cambiar las ruedas de forma más cómoda.

Cas se quedó en silencio.

Dean le miró y volvió a suspirar - Son cosas de humanos, Cas.

-Creo que entendí algo. Parece interesante, ¿podrías enseñarme como se utiliza?

-Estas hablando con el hombre indicado, amigo. No sabes lo feliz que me acabas de hacer.

Y así fue como un Dean, muy emocionado, le enseñó a Cas todos los cuidados necesarios de su baby.

Cosas de humanos.Where stories live. Discover now