Un Winchester enfermo (I)

965 141 17
                                    

-Dean, deberías descansar.

-Te he dicho que estoy perfecta...- se vio interrumpido por su propio estornudo.

Sam tan solo se quedó mirándole, ceja levantada y el "¿decías?" escrito en toda la cara.

-¿Qué? Oh venga ya, solo ha sido un maldito estor...- de nuevo un estornudo le impidió terminar la frase.

Sam seguía en silencio con la misma expresión.

-Está bien está bien, puede que haya cogido un resfriado. Un poco de descanso y algo de pie y mañana estaré como nuevo.

-No creo que esa sea la s...-

-Un poco de descanso y algo de pie, he dicho.

El castaño tan solo suspiró a lo que Dean, sabiendo que había conseguido lo que quería, sonrió y entró en el búnker.

A la mañana siguiente

-Creo que la cabeza me va a estallar- murmuraba un Dean cubierto hasta el cuello de mantas y con la nariz roja de los constantes estornudos.

-No seas exagerado, al fin y al cabo es solo un resfriado ¿no?- preguntó Sam obviamente burlándose del hecho de que volvía a tener él la razón.

-¿No tienes nada mejor que hacer? A poder ser lejos de aquí.- refunfuñó el ojiverde.

-La verdad es que no, además tengo que cuidarte.

-¿Cuidar? ¿Dean está herido?- preguntó una tercera voz.

-Joder Cas, tan silencioso como siempre.-Dijo Sam al girarse y encontrarse al ojiazul.

Dean sonrió divertido por la reacción de su hermano. Él había visto a Cas entrar en la sala antes que Sam ya que este estaba de espaldas a la puerta.

Iba a burlarse de él cuando un ataque de tos le interrumpió repentinamente haciendo que concentrara su atención en evitar ahogarse.

-¿Qué le pasa a Dean?- volvió a preguntar el ex-ángel.

-Estoy bien Cas, solo ha sido tos.- respondió el Winchester mientras se encogía un poco entre todas las mantas.

-¿Sigues teniendo frío?- preguntó Sam mirando a su hermano.

Este asintió y ante eso el castaño fue a las habitaciones a buscar otra manta.

Cas seguía de pie mirando a Dean. Sin saber muy bien que hacer. Eran en momentos como esos en los que le gustaría recuperar sus poderes y poder ayudar en algo.
Se sentía tan inútil, un bebé con gabardina como bien había dicho aquella vez el ojiverde.

-Cas no es que no esté acostumbrado a tus largos minutos mirándome en silencio, pero me incomoda.

El nombrado soltó un suspiro desviando la mirada de Dean. No hacía nada bien, daba igual si era un ángel o un humano.
-Lo siento Dean, debería...supongo que debería irme y no molestarte.- murmuró dispuesto a irse.

-No, no quería decir eso. No hace falta que te vayas Cas, quédate.- dijo el cazador

Antes de que Castiel pudiera decir nada, Sam llegó con una manta y algo que parecía como una pequeña y finísima barra de cristal con números y líneas. El ojiazul levantó una ceja mirando el objeto con duda y curiosidad.

-Eres un exagerado, no hacía falta que trajeras el termómetro. Ya estás tardando en llamar a la ambulancia.- murmuró Dean mirando a su hermano.

-Si continúas quejándote ten por seguro que llamo a una ambulancia y te meto en una habitación de hospital.- respondió el castaño mientras tapaba a Dean con la manta.

Sin darle tiempo a protestas y berrinches, Sam le hizo ponerse el termómetro.

Cas contempló en silencio como el Winchester menor volvía a coger la barra de cristal y miraba los números en ella. La cara que puso no le transmitió mucha tranquilidad.

-Dean esto tiene pinta de ser algo más que un resfriado.

-¿De veras?- otra vez la tos - ¿Cómo lo has adivinado?

Sam tan solo rodó los ojos y dejó el termómetro sobre la mesa para después ir hacia la puerta.-Voy a la farmacia, Cas cualquier cosa llámame.- Dicho esto se fue.

Dejando a Castiel bastante confundido a cargo de un Dean enfermo.

-Cas- llamó el Winchester.

-¿Qué pasa Dean?

-¿Crees que podrías traerme algo de pie?

-No se, no creo que debas tomarlo. Estas enfermo, ¿no?. Además Sam se enfadará.

-Oh venga, Sammy no se enterará.

-Lo siento Dean, se supone que tengo que evitar que te enfermes más.

-No estoy enfermo, los Winchester no...- esta vez fue un estornudo - ...enfermamos.

-No te preocupes Dean, cuidaré de ti lo mejor que pueda.- teniendo en cuenta su torpeza en todo eso de ser un humano.

Dean se guardó para si mismo lo genial que le parecía la idea de Cas siendo su enfermero, puede que si que estuviera enfermo después de todo.

Durante el resto de la mañana el ojiazul se propuso ser un buen enfermero y estuvo pendiente de cualquier necesidad del rubio.
Buscó en internet algún método para curar a Dean, aunque fuera un poco, y encontró una receta muy interesante.
Miel con limón. Era perfecta, era fácil de preparar y llevaba miel.

Dejó al Winchester muy entretenido viendo algo en la tele y fue a la cocina.

Tras conseguir hacer la medicina casera volvió al salón.

-Dean, tienes que tomarte esto antes de que se enfríe.

El nombrado se incorporó mirando a Cas y cogió el pocillo que le estaba ofreciendo.
- ¿Qué es esto?

-Es un remedio para que te cures un poco.- comentó sonriendo.

Dean no creía que eso le fuera a ayudar en algo, pero viendo la sonrisa y la felicidad de Cas supo que no iba a ser capaz de decirle que no.

Así que se lo tomó de un trago.

-¿Qué tal? Seguí todos los pasos de la receta pero no se si me salió bien.

-Está perfecto, gracias Cas.

El ojiazul sonrió un poco y se levantó para llevar el pocillo a la cocina y volver con Dean.

-Oye Cas.- le llamó el rubio.

-¿Si? ¿Necesitas algo más?

-No, solo estaba pensando que podríamos ver alguna película juntos. Quiero decir, si quieres.

-Oh, por supuesto Dean. ¿Qué vamos a ver?- preguntó mientras se sentaba en el poco espacio libre del sofá.

El Winchester tan solo se removió en su sitio acomodándose y apoyando la cabeza en las piernas de Cas. El cual se quedó quieto sin saber si debería apartarse, relajarse, o simplemente no moverse para no incomodar al rubio.

Dean, ajeno al lío en la cabeza del ex-ángel, cogió el mando y puso una película cualquiera ___________________________________________

Tras una hora de cola Sam salió de la farmacia con los medicamentos de su hermano y el número de Jennifer, la farmacéutica tan simpática que le había atendido.

Con una sonrisa dirigió a la puerta del búnker y lo que se encontró fue...bueno, algo extraño tal vez.

Dean estaba tumbado en el sofá, tapado con las mantas hasta el cuello y con la cabeza sobre las piernas de Cas. El cual tenía una mano en el pelo de Dean y el otro brazo apoyado en el respaldo del sofá. Ambos se habían quedado dormidos viendo algo en la tele.

Sam se acercó con cuidado de no despertarlos y apagó la tele para después irse.

Parecía que Cas llevaba bastante bien lo de ser humano y todas las cosas de humanos.

Cosas de humanos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora