~El cuarto de las rosas~

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—Arriba chica

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—Arriba chica... tenemos muchas cosas que hacer. —Abro los ojos con pesar, me dolía todo el cuerpo y como no, si me pusieron contra una pared y me dieron como a cajón que no cierra varias veces.

Cinco minutos más. —Jadeo desde mi cama y escucho la pequeña risita de Leanette mientras me quitaba las sabanas.

—¿Pasó un tornado por aquí? Cielos. —Abro los ojos de par en par e intento levantarme de inmediato antes de que busque y encuentre algún envoltorio de un condón y deba dar explicaciones.

—Ya estoy despierta. —Niega con la cabeza y me extiende un estuche nuevo de aseo con una sonrisa.

—¿Cómo te fue... con Jared? —Se sienta frente a mí y la tristeza vuelve a hacerse presente, pero si quiero superar todo esto, debo hablar de lo que siento y asimilarlo.

—El cree que lo odio... —Las lágrimas amenazan con salir de mis ojos y ella se acerca como siempre para abrazarme y hacerme sentir mejor. Lejos de ser una simple enfermera se estaba volviendo una gran amiga.

—Él lo entenderá, es pequeño y solo es capaz de comprender algunas cosas. —Se separa y me tiende la mano para que la tome. —Vamos, será un día largo.

Sostengo el estuche con mi otra mano y con la izquierda tomo la suya, pero siento dolor al levantarme y tambaleo un poco al hacerlo.

—¿Estas bien? ¿Qué sientes? —Me mira preocupada y yo intento con todas mis fuerzas erguirme. Está claro que no le puedo decir "Ayer estuve cogiendo toda la noche con Christian y fuimos tan bruscos que ahora no puedo ni caminar bien."

—Sí, tal vez dormí en una mala posición. —Me aguanto y empiezo a caminar hasta las duchaste, ella no es tóxica así que me da mi privacidad y se va a hacer no sé qué por ahí.

  ***

Camino despacio por los pasillos, vestida de blanco. Este piyama era cómodo y hoy parecía ser un buen día, nada de sueños mojados o pesadillas, nada de ataques. Sentía tristeza, pero al fin y al cabo todos la sentimos de forma permanente, ella nunca se va y aprendemos a vivir así.

Soy Veronica Lodge y ni el puto destino va a decirme que hacer y mucho menos podrá conmigo.

Respiraba hondo y me sentía algo libre, Lea era más liberal por lo que podía caminar por ahí sin tener a nadie respirándome en la nuca. Miro el reloj en la pared, aún faltan un par de horas para comer así que escondo las manos en los bolsillos del suéter y claro... era demasiado bueno para ser verdad.

—Iba a decirte que... —Hago ademan de que ya entendí y suspiro antes de entrar en la sala. —Estas reuniones son supervisadas... ya sabes para que no vayas a...

—Entiendo. —Le respondo a Lea con una sonrisa, al fin y al cabo, ella no tenía culpa de nada y esto era algo que veía venir.

Ingreso en la sala y él se levanta de inmediato, camina casi corriendo hasta donde estoy y me abraza llenándome de besos el rostro.

De un recuerdo (2) ✔️Where stories live. Discover now