Un año recuperándose de un terrible accidente, uno que marcó un antes y un después en la vida de Verónica Lodge.
Un año desde que la vida como la conocía había desaparecido y en los que había tenido que adaptarse poco a poco a la realidad que ahora...
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Camino de un lado al otro en la habitación pese a que aún mi cuerpo no se siente bien del todo sumándole al encierro extra en el que Christian me había dejado.
Los seguros empiezan a ser quitados y elevo mi ceja cruzando mis brazos cuando lo veo entrar como si nada.
—Sé que no te gusta bañarte, pero si no lo haces antes de la cena vas a alterar el orden público. —Entreabro mis labios sin creerme que después de todas estas horas encerrada eso es lo primero que sale de sus labios.
—¿Me estás hablando en serio? —Contesto.
—¿Me ves cara de bromista Verónica?
—Te veo cara de imbécil, toxico de mierda. —El arquea una ceja y sonríe. —Quieres explicarme ¿Por qué me dejaste aquí encerrada?
—Para que reflexiones sob....
—Mira, grandísimo hijo de puta, te lo dije y te lo vuelvo a repetir. —Digo más en serio que nunca. —Yo, ya soy una mujer, puedo hacer lo que me salga del coño y no tengo que darle explicaciones ni si quiera a mi marido, y cuando preguntes algo es mejor que estés listo para la respuesta. ¿Qué esperabas que dijera? ¿Un trio entre tú, tú y yo?
—Tal vez. —Camina hacia mi empujándome con su cuerpo hacia atrás y sosteniéndome de la cintura con sus manos. —No sabes cuánto me excita que de esa boquita carnosa salgan palabrotas así...
Se inclina para besarme y yo giro mi rostro evitando el beso.
—Christian ya es suficiente, tú y yo no somos absolutamente nada como para yo estar guardándote prioridad. —Digo en un susurro y él se aparta esta vez serio al igual que yo. —Tampoco me explicas ¿Por qué me celas tanto? ¿Por qué me conoces desde antes y yo a ti no? No sé ni quien eres...
Se aleja algo molesto, no sé qué sea lo que esconde, pero es algo que de solo hacer preguntas se aleja como un niño y puedes sentir la tensión en el ambiente de inmediato.
—No estoy listo para hablar de eso. —Es lo único que responde viéndome a los ojos.
—¿No estás listo? ¿Es todo? Hay terceros sufriendo literalmente por tu culpa y ¿Es lo que me vas a decir?
—Es lo que necesitas saber.
Camina hacia la puerta y yo hago lo mismo detrás de el tomándolo del brazo.
—Ya basta, me estoy hartando Christian y si tengo que largarme de este hospital y mudarme del otro lado del puto país de mierda, para no verte la cara jamás en lo que me quede de vida, por mis cojones que lo haré.
Suspira y baja la mirada... ¡¿Baja la mirada?! ¡¿El mismísimo diablo?!
—Te daré todas las respuestas que quieras, pero no ahora. —Me mira a los ojos y los notó oscurecidos, aunque no estoy segura que sea precisamente por excitación. —Como médico debí hacer las cosas bien y eso pensé que hacía, pero me equivoqué y aún no sé cómo mierda arreglarlo.
