Un año recuperándose de un terrible accidente, uno que marcó un antes y un después en la vida de Verónica Lodge.
Un año desde que la vida como la conocía había desaparecido y en los que había tenido que adaptarse poco a poco a la realidad que ahora...
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Me detengo a medio camino buscando en mi interior la paz y la fortaleza que necesito en este momento. Entro en la habitación buscando las cosas que había traído, mi bolso estaba vacío puesto que el tóxico de mierda había tirado todo.
No iba a llevarme nada de lo suyo así que lo cerré con algo de ira, era poco el tiempo que pasaba cuando escuchaba la puerta cerrarse con algo de fuerza.
—No voy a prohibirte que te vayas, no eres mi hija. —Se acerca e intenta tocarme. —Pero necesito que me escuches y si aun así quieres dejar esto aquí y que solo nos una lo que llevas en el vientre estarás en todo tu derecho y hasta yo mismo te llevaré a casa.
Trago en seco y odio que mis lágrimas se apoderen de mí y el miedo me haga temblar.
—No es Justo Verónica y lo sabes, hace un mes no sabía que estabas embarazada, hace un mes no sabía que tenía una familia. No es justo que me crucifiques por algo que no sabía. —Miro al suelo y el suspira.
—Se siente como una enfermedad terminal... como si solo me quedaran seis meses de vida ¿Entiendes eso? Jared aún no está listo para quedarse solo en el mundo y este bebé menos. Es como si mis días están contados y no es suficiente para dejar todo listo...
—Basta... —Me mira con sus ojos rojos y un semblante que no puedo describir. —No hables como si fueras a morir porque entonces me condenas a mi...
—Christian...
—No, si quieres mando a la mierda las carreras... si quieres viajo al mediterráneo y busco a los mejores doctores del mundo, si quieres doy mi vida por la tuya, pero... basta... aun no estudio como soportar la muerte de la mujer que amo...
Se arrodilla frente a mí y me mira a los ojos, completamente roto.
—Pídeme lo que sea, pero no que viva sin ti.
Cierro mis ojos con fuerza y con cuidado bajo a su altura buscando que él me abrace y sentirme segura.
Esta vez él se aferra a mí, deja a un lado al Christian tóxico y siento al Poe dulce, ese que nadie conoce y al que más extraño.
—Haré lo imposible para estés tranquila durante el embarazo, para qué sepas que ese bebé tiene un padre que lo ama, que ese pequeño allá abajo tiene el apoyo de un hombre de verdad. Que pase lo que pase estarás orgullosa de todos...
Asiento limpiando mis lágrimas y sosteniendo su rostro entre mis manos.
—Esto es difícil para mí... todos estos años luché para volver a ser yo, aun no lo logro... Y saber que mi vida está en una balanza es desesperante...
—Como doctor lo primero que nos enseñan es a no dar falsas esperanzas ¿Sabes? —Busca en sus bolsillos. —No puedo prometer que esto saldrá bien... —Saca un pequeño corazón como el que tenían todos esta mañana solo que el suyo estaba muy arrugado y levanta mi blusa, le pone saliva al corazón y lo pega en mi vientre. —Pero viviré solo para hacerte feliz.
