Un año recuperándose de un terrible accidente, uno que marcó un antes y un después en la vida de Verónica Lodge.
Un año desde que la vida como la conocía había desaparecido y en los que había tenido que adaptarse poco a poco a la realidad que ahora...
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(CAP 2/2)
Christian:
—Señor, teníamos mucho sin verlo por aquí. —Exclama el pelirrojo.
—He tenido algunos asuntos importantes que requerían mi atención. No tengo mucho tiempo. —Advierto.
—Le han enviado un regalo, está dentro del contenedor.
Asiento y espero a que se largue para tomar unas pinzas enormes y destruir el candado.
¿Un contenedor solo para gelatina? Abro las puertas y las cierro detrás de mí. Apunto con mi linterna y por ahora solo veo aquellos empaques rojos.
Rebuscando, encuentro una enorme caja de madera, aprieto la linterna con mis dientes y abro la caja encontrándome con fajos y fajos de billetes sellados al vacío.
Trago en seco.
Flashback:
La velocidad me adhiere al asiento, me siento vivo, remonto las curvas y mi auto deja huellas en el pavimento que levantan humo y arena.
Pero Alí me rebasa, un mal movimiento, en una mala curva. Pierde el control de su auto, da una vuelta, dos, tres... los pedazos de cristal vuelan por el aire...
Mi mundo se cae a pedazos, mi hermano de crianza.... Su auto se detiene varios metros lejos de donde estoy... recuerdo que aún tengo pisado el acelerador y freno quemando las llantas con el ardiente suelo.
Salgo del auto en piloto automático, no tengo lágrimas, no estoy pensando.
Soy médico ¿Puedo ayudarlo verdad?
Está destrozado, su cuerpo irreconocible, lo único que puedo rescatar son aquellas alas que llevaba colgadas en su cuello.
Estamos solos, murió feliz.
Pero yo no puedo pensar en este momento, mi corazón late demasiado rápido y mi mente está nublada. Llamó a emergencias y reporto el accidente de manera anónima y salgo del lugar.
Aparco el auto sobre una colina desde donde se podía ver perfectamente todo. Aquí parábamos para contar el tiempo del otro, romper nuestros records. Era nuestro lugar.
Me siento sobre el borde y veo a los paramédicos, la policía y a todo el mundo llegar. Analizan las cosas y no dejo de pensar en cómo me sonreía al rebasarme.
—Algún día seré mejor que tú, rebasaré tu auto y romperé tu récord, llegaré a la gloria.
—Si algún día no estoy, todo lo mio es tuyo, pero tengo un plan... ya lo verás.
Sus palabras resuenan en mi cabeza al ver como intentan sacar su cuerpo, como hacen lo imposible por sacarlo en una sola pieza.
