#29

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Tsukishima acomodaba la corbata de su traje mirándose en el espejo. No se había arreglado mucho que digamos, no se había cambiado el estilo de pelo y aunque tenía lentes de contacto prefirió por no usarlos, pero esperaba que con solo llevar traje se viera presentable. En teoría no debería de haber ningún problema, Yachi le había dicho que la fiesta no era muy formal, pero mejor prevenir que curar.

Escuchó el timbre de su casa, suspiró y fue a la puerta dejando ver a Yachi del otro lado. Llevaba el pelo suelto sin su usual coleta de lado, pero las puntas de su cabello estaban rizadas ligeramente. Llevaba un broche color granate en el cabello. Su vestido era del mismo color del broche y le llegaba a cinco centímetros arriba de la rodilla. El vestido tenía holanes en la parte de arriba por el pecho y los hombros y dos tirantes delgados. También llevaba tacones negros. No estaban demasiado altos, pero Tsukishima sabía que Yachi o se iba a matar en los tacones o lo iba a traer de agarradera para no matarse en ellos.

-Espero por el amor de Dios que traigas otros zapatos en el carro -Tsukishima dijo cerrando la puerta de su casa con llave. -Te ves bien, por cierto.

-Igual tú, poste de luz andante. Me parece una falta de respeto que ni con los tacones te llegue a los hombros -Yachi se quejó abriendo la puerta del pasajero para Kei como toda una caballera.

-Bueno, no siempre tenemos lo que queremos -Kei dijo subiéndose al auto.

Yachi se subió también y se colocó el cinturón. -Y por supuesto que traigo otros zapatos. ¿Te creíste que mis tobillos iban a aguantar? ¡Ja! Me los voy a quitar en cuanto tomen las fotos -Dijo la rubia y arrancó el auto.

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-¿Estás segura de que no pasa nada si no llevo traje? -Yamaguchi preguntó por la quinta vez ese día.

-Que no pasa nada, Gucho. La fiesta no es evento formal formal, no van a llevar vestidos largos y trajes muy formales, no es como en una boda, te ves bien así -Dijo Kiyoko acomodando su cabello. Ambos estaban en el cuarto de la chica delante de su espejo terminando de arreglarse.

Yamaguchi estaba que los nervios se lo comían entero. No era mucho de ir a fiestas; cuando lo invitaban dudaba mucho en ir si no era uno de sus amigos cercanos y la mayoría de veces sólo iba para hacer presencia, ahora siendo el invitado de alguien más y que estaba garantizado que no iba a conocer a nadie más en la fiesta sus nervios estaban por el techo. No ayudaba en hecho de que todas las personas que iban a ir eran modelos famosos y sus conocidos.

Shimizu le había dicho varias veces que no tenía nada de qué preocuparse, que tanto su jefe como sus compañeros de trabajo eran amables y que dudaba que sus invitados sean groseros, pero eso no paraba el miedo de Yamaguchi.

-¿Entonces ya está todo? -Preguntó Kiyoko. Yamaguchi se dio una última mirada al espejo y asintió.

-No te pongas nervioso -Dijo Kiyoko mientras se ponía sus zapatos y agarraba su bolso dorado que combinaba con el vestido que llevaba. Su vestido llegaba hasta la mitad del muslo y no tenía espalda; sus tacones eran altos ién y llevaba el pelo agarrado en un moño y un par de cabellos estaban sueltos del peinado enmarcando su cara sin mucho maquillaje. Llevaba lentes de contacto porque se conocía y los desgraciados se le iban a caer en algún punto y no mamen, esas pendejada estaban caros, no se iba a arriesgar. -Probablemente lleguemos y todos estén borrachos, no pasa nada.

Yamaguchi rió. -Bueno, vámonos pues. -Agarró las llaves del auto y le dio las llaves de la casa a Kiyoko y encendieron el auto para ponerse en camino.

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Los dos amigos llegaron al lugar de la fiesta. Era en un salón de fiestas grande y estaba algo alejado de la ciudad por lo que estaba rodeado de plantas y flores. Todo se veía muy elegante, desde las luces adornando el establecimiento, las paredes, la manera en la que las plantas estaban arregladas, hasta los malditos autos estacionados cerca. Yamaguchi dejó de respirar por algunos momentos. Absolutamente todos los que iban a aparecer ahí eran personas importantes y allí estaba él, un chico que ni siquiera se había graduado de la Universidad, seguía viviendo con su madre y no tenía nada en particular que lo hiciera único.

I love you tooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora