#71

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Decir que Yamaguchi salió de su casa a velocidad luz sería ser generosos. En cuanto escuchó esas palabras salir de la boca de Tsukishima, Tadashi saltó de la cama, se puso unos zapatos viejos que ya ni le quedaban y salió corriendo hacia su auto, ni siquiera revisando al menos cuatro veces que hubiera cerrado la puerta de la casa con seguro como era típico, pero en ese momento esa era la más mínima de sus prioridades.

Normalmente, el viaje de su casa a la casa de Tsukishima era de quince a veinte minutos, pero el pecoso logró llegar a la casa del rubio en tiempo récord, solo tardándose siete minutos. (Por motivos legales estamos obligados a decir que la razón era porque no había tráfico. En una nota completamente diferente, niños, no manejen a velocidades más altas que el límite establecido).

Cada segundo del trayecto, el cuerpo de Yamaguchi se hacía cada vez más y más pesado y su respiración iba aumentando a niveles aterradores. Para cuando la casa de Tsukishima entró a su campo de visión Tadashi estaba prácticamente hiperventilando, sin embargo, siguió.

Después de lo que pareció simultáneamente unos pocos segundos y muchas horas, estacionó el auto en el lugar usual. Al parecer Tsukishima había apagado la seguridad de la casa, dejándolo entrar a la propiedad sin problema alguno. Tadashi sentía su corazón latir en su garganta, el sonido de sus pasos retumbando en sus oídos. Se acercó a la puerta, empujándola tentativamente para comprobar que estuviera abierta, esta se abrió rechinando ominosamente. Tomando una bocanada de aire y tratando de arraigarse al poco coraje que poseía, Yamaguchi fue empujando la puerta lentamente, tratando de imaginarse lo que encontraría una vez encontrara a Tsukishima. 

—¿Tsukki? —Tadashi llamó en una voz temblorosa. Hubiera querido hablar en una voz un poco más reconfortante, pero para eso debería de esconder su estado de pánico absoluto  y él siempre había sido basura para eso.

Tadashi no sabía lo que se podía esperar cuando Tsukki le llamó para pedirle que le llevara al hospital, pero definitivamente no era lo que estaba viendo. Ni tan pronto.

Exactamente a diez pasos de la puerta principal, se encontraba Tsukishima en el suelo, sus pantalones grises ahora arruinados con una mancha de sangre en su pierna. Sus lentes no estaban en su proximidad, dejando ver con mas claridad los golpes en su cara que, aunque perceptibles, palidecían al compararlos con los de sus brazos. Al ver su pierna una vez más, pudo notar que estaba en una posición que no resultaría natural por sí sola. 

—Ah, llegaste rápido —Dijo Tsukishima con una calma que, si no fuera porque Tadashi estaba tremendamente preocupado, le hubiera pegado. Estaba actuando como si no estuviera en el piso cubierto de heridas. Tsukishima inclinó su cabeza hacia atrás para reposarla con la pared, pero calculó mal la fuerza y le dio un cabezazo. —Auch.

Tadashi salió de su trance y prácticamente se arrojó al piso al lado de Tsukishima. —¡Tsukki! ¡¿Qué pasó?! —Preguntó agitado, rodeando el rostro de Tsukishima con sus manos, manteniendo el contacto suave. 

—Prométeme que no te vas a reír —Tsukishima dijo. Tadashi no se esperaba esa respuesta, pero conociendo a Tsukishima, no podía bajar la guardia. Kei tomó una bocanada de aire que fue interrumpida por un siseo de dolor por todo su cuerpo. Tadashi pudo notar como Kei estaba apretando sus ojos para no dejar salir ninguna lágrima. 

—¿Tienes un kit de primeros auxilios? —Preguntó Tadashi. Quería saber con lujo de detalles cómo había pasado esto, pero decidió que la prioridad era asegurarse de que Tsukishima estuviera bien. Quería tratar algunas de las heridas pequeñas al menos. 

—En el baño de arriba —Respondió Tsukishima. Tadashi estaba a punto de pararse  cuando Kei jaló su manga. —Por favor no te vayas —Pidió en una voz quebrada. Tadashi sintió la familiar sensación de su visión siendo cristalizada por lágrimas y se inclinó para dejarle un tierno beso en la frente. 

I love you tooWhere stories live. Discover now