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A Yamaguchi le estaban sudando las manos. Tenía miedo de arrollar a alguien por accidente en su camino al hospital. Aunque faltaba media hora ya estaba arreglado desde hace rato, se dijo a sí mismo que no iba a sobre-pensar el asunto, pero era una mentira descarada, terminó por despertarse a las siete de la mañana pensando en cómo se iba a arreglar y qué iba a decir. Estaba tan centrado en su salida con Tsukishima que estaba a mitad de camino al hospital cuando recordó que había olvidado los papeles que su mamá le había pedido en la mesa y tuvo que regresar a la casa.

Buscó un espacio para estacionar  y se aseguró por cuarta vez de tener todo lo que su mamá le había pedido y entró al hospital. En cuanto entró a el edificio, la recepcionista le llamó, reconociéndolo al instante ya que se trataba de una ex-alumna de su universidad que se acababa de graduar, le tocó verla por un año.

—¡Tadashi! ¿Cómo estás? No te veo hace tiempo, que mal —Dijo, tratando de sonar amistosa pero fallando en el intento considerando de que estaban en un hospital, lugar en que la gente normalmente no quiere acabar.

—Uh, bien, mi mamá me dijo que le trajera unos papeles y cajas a su oficina —Explicó Tadashi dejando la caja en el piso por un momento.

—Oh sí, le voy a decir que llegaste, espera un momento —La secretaria dijo tomando el teléfono y presionando el botón que dirigía a la línea de el consultorio de su madre. Le avisó que su hijo había llegado y su madre le pidió que pasara. —Dijo que ya puedes pasar —Dijo con una sonrisa.

—Gracias —Tadashi devolvió la sonrisa cordialmente y tomó la caja para caminar al consultorio de su madre.

El hospital en sí tenía dos secciones: el lugar en el que la gente iba a emergencias y la gente llamaría tradicionalmente un hospital y un edificio pequeño en el que se hacían consultas. Cuando un paciente iba al hospital por algo no tan grave probablemente lo mandarían a éste lugar, también iba gente para consultas generales pero la mayoría prefería ir con otros doctores, en el hospital resultaba más caro. Algunas veces cuando había una emergencia o faltaba personal, las personas que trabajaban ahí serían llamadas a ayudar, lo que causó que su madre estuviera en el trabajo por largas horas, caminando de un edificio para otro dejándola agotada para cuando salía de su, de por sí, agotador trabajo, aunque no lo cambiaría por ninguna otra carrera. 

Tadashi llegó a el consultorio y tocó un par de veces. Recibió un "pase" como respuesta y entró al cuarto cargando la caja. 

La dejó en la mesa y se inclinó para saludar a su mamá, pero ella solo entrecerró los ojos y lo miró de arriba a abajo. —Estás muy arreglado, ¿a dónde vas? —Preguntó de repente.

—¿Te veo y eso es lo primero que me preguntas? —Dijo ofendido Yamaguchi.

—Hola hijo, ¿Cómo estás? ¿Ya comiste? ¿Tomaste agua? ¿Hiciste la tarea? Te quiero, ahora dime a dónde vas. Y con quién porque cuando vas con tus amigos te vas hasta en pijama —Volvió a preguntar la señora Yamaguchi.

—¿No me puedo vestir bien solo porque sí? —Dijo Tadashi dejando la caja en el escritorio tratando de no sonreír, cosa que, por supuesto, no pasó desapercibida por su madre.

—Supongo —Respondió la señora sonriendo y abriendo la caja. No dejó de mirar a Tadashi por unos minutos y finalmente, su hijo resopló.

—Voy con amigo que no he visto hace mucho —Fue lo único que dijo. 

—Ajá, ¿y éste amigo es el mismo al que le hablas cuando estás sonriendo al teléfono o es uno diferente? —Preguntó su madre. Tadashi se pegó en la cabeza con una repisa que estaba algo baja. Maldijo y se  cubrió la parte de la frente en la cual se había pegado. —Bueno, ahí fue la última neurona.

I love you tooWhere stories live. Discover now