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Una semana había transcurrido desde la ida de Charlotte, una semana en que Nico Di Angelo no había vuelto a sonreír...
En lo que llevaba de estancia el hijo de Hades en el campamento mestizo, jamás alguien lo había visto en ese estado tan impaciente por saber sobre el bienestar de algún campista aparte de Jason, pero Nico estaba apunto de explotar frente a todos.
Y eso era sumamente extraño.
Pero necesita tener conocimiento que la hija de Afrodita estaba bien, para hacerse a la idea de esperarla tranquilamente sin pensar en perderla como a su hermana Bianca. Es difícil para él sentir aquel vacío que genera el abandonó en su estómago pero principalmente su corazón.
Porque aunque lo negara mil veces, la extraña y mucho.
Decir que en ese punto de su vida no siente algo por ella, podría tomarse como una blafemia, dado que a él le gustaba mucho la rubia extrovertida pero a su vez tímida de Charlotte.
Nico Di Angelo se estaba enamorando, y eso no se lo podía permitir el mismo.
—Ella está bien, Di angelo—habló Piper en un tono de voz impaciente.
Él semidiós llevaba alrededor de una hora preguntándole a la líder de Afrodita sobre Charlotte, pero le era inevitable no hacerlo cuando la única chica que se atrevió a regalarle algo, o simplemente a hablarle se ha ido a una misión en algún lugar del planeta.
—¿Te haz comunicado con ella?—pregunto el pelinegro esperanzado.
La chica de cabello castaño volteo los ojos con impaciencia ya estaba cansado de recibir las mismas preguntas una y otra vez por parte del pelinegro, por lo cual soltó un largo suspiro profundo tratando de calmarse para no terminar gritándole y ella posiblemente siendo teletransportada a algún lugar en el inframundo.
—Te he dicho que desde que se fue a Forks a la misión no sé nada de ella—comentó la chica con fastidio.
Él se paso su mano con desesperación por su oscuro cabello.
—Gracias—dijo ya malhumorado.
Nico Di Angelo no se iba a quedar quieto hasta saber algo sobre la rubia, por lo tanto decidió dirigirse hacía la cabaña número quince allí estaba Peyton una hija de Hipnos que por lo que tenía conocimiento era la mejor amiga de Charlotte, tal vez podría ser que se comunico con ella o con su hermano Clovis que también había ido a la famosa misión.
(...)
La cabaña está hecha de paredes de barro y posee techos en punta, una corona de flores de amapolas rojas cuelga encima de la puerta. Él pelinegro no perdió más tiempo para darle tres toque sobre la madera y solo ser cuestión de minutos para que una chica de cabello corto castaño, el cual lo tenía recogido por un costado con una trenza simple, con rostro ligeramente rosado en la parte de sus mejillas, mientras que sus ojos azules solo transmitía sueño.
—¿Sí, dime qué necesitas?—inquirió la adolescente, a la vez que un bostezo se generó en sus labios.
El hijo de Hades se percató que del interior de la cabaña sonaba una música de violín suave mientras que el aire emanado de allí olía a ropa recién lavada, pero lo que más llamo su atención fue que de la nada comenzó a sentir un terrible sueño, siendo como si la cabaña tuviera el poder de hacer sentir aquello a los que entran en ella sueño y unas ganas de dormir.
—Solo quería saber si Charlotte se ha comunicado contigo—informó el pelinegro, soltando un leve bostezo.
Peyton simplemente negó con la cabeza.
—Desde que se fueron no he sabido nada de ella, ni de mi hermano Clovis—le explico la hija de Hypnos en un tono de preocupación.
Él frunció el ceño.
—Peyton, ya te solucione el problema—una tercera voz hizo su aparición a un costado de la chica.
Nico observó a un chico de cabello negro rizado, tiene orejas puntiagudas, una construcción delgada, rostro alegre y infantil, en la cual siempre tiene una sonrisa pícara, pero el rasgo más notable es que tiene una mirada muy expresiva de felicidad en sus ojos marrón oscuro.
Leo Valdez.
El pelinegro solo realizó un asentimiento con la cabeza en modo de saludo hacia el hijo de Hefesto, antes de darse media vuelta listo para irse de ese lugar.
Ya estaba dándose por vencido al no tener ni una noticia sobre el verdadero paradero de la rubia, pero no le quedaba de otra que creer en las propias palabras dichas por ella antes de irse, puesto que le prometió volver y tener otra de esas citas con él en McDonald's.
Él estaba perdiendo la esperanza
Di Angelo de pura impotencia pateo una pequeña roca que reposaba sobre la superficie áspera del suelo, realmente estaba pensando mil veces en ir a ese lugar solo por saber si estaba bien la hija de Afrodita pero tenía un problema.
No sabía a ciencia cierta donde estaba.
Un profundo suspiro se escapó de sus labios, a la vez que caminaba en dirección a la cabaña trece, quería volver a encerrarse y esperar a la llegada de la chica de nuevo al campamento, pero no le quedaba de otra, aunque el vació inmenso que se le comenzaba a crear en su pecho, era como un puñal.
Ya no podía negarlo más, la extraña y mucho.
No entendía en que momento exactamente la hija de Afrodita se volvió tan importante para él. Pero es un hecho que estaba comenzando a sentir ciertos sentimientos hacia ella, porque hasta un ciego se daría cuenta.
No dejaba de pensar en ella. En su día a día solo quiere estar a su lado. No solo porque la rubia fue amable y cariñosa con él, sino que le mostró un lado diferente de la vida.
Al ingresar a la cabaña detallo que todo estaba en perfecto estado, así que se fue directo a su habitación por suerte había decorado aquel lugar, porque anteriormente tenían el pensamiento que los hijos de Hades eran vampiros o algo por el estilo.
Y solo pensó en una cosa... Dormír y dormir para al vernos verla una vez más en sus sueños...
———
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Hola, mis dulzuras Aquí les traigo un nuevo capítulo ¿Les gustó? o ¿No? Pd: Sí, está historia está cruzada con Love Spell de hecho está en el mismo multiverso.
