——————————— Capítulo siete Percepción diferente ———————————
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La rubia sacudió de lado a lado la cabeza tratando de salir de aquella colisión de pensamientos que en ese momento pasaban con ferocidad por su mente, aunque realmente le estaba costando con la simple presencia de un particular pelinegro.
Ella involuntariamente se mordió el labio inferior al ver al hijo de Hades pasar a unos metros más alejado de su ubicación.
—¿Me estás escuchando, Charlotte?—una voz repentina femenina le saco de su entre sueño.
La mencionada desvió sus ojos esmeralda hasta posarla en su mejor amiga; para ser honesta no había estado escuchando nada de lo dicho por la hija de Hypnos.
Pero... ¿Cómo estar concentrada en una conversación cuando Nico Di Angelo paso frente a ella?. Aquel pelinegro que le robaba el aliento con una sola mirada.
—Mejor, ve tras tú chico—un dulce susurro se escapó de los labios de la castaña, a la vez que le dio un leve empujón en el hombro a la otra chica.
Peyton la conocía perfectamente y sabía lo mucho que la hija de Afrodita estaba interesada en Di Angelo, ella lo entendía demasiado bien a decir verdad.
Los preciosos ojos esmeraldas de Charlotte se iluminaron de la felicidad mientras que sus mejillas adquieren un ligero rubor carmesí al sentirse avergonzada ante la castaña, aunque sea su mejor amiga ella trataba de disimular todo.
—Dejo ir a buscar a Leo para que me ayude con la tubería rota en la cabaña—comentó la castaña, dejando salir un suspiró soñador.
Aquello no pasó desapercibido por la rubia que de inmediato arqueo una ceja en alto, a la vez que soltó una risa divertida por lo bajo, llevando de esta manera su mano derecha hasta el hombro de la castaña para darle lentas sacudidas con ese toque de picardía creciente, debido al haber escuchado la mención de "Leo" en los labios de su amiga.
Era una hija de Afrodita después de todo sabía cuándo alguien está enamorado.
—Espero que Valdez te arregle la tubería—dijo Charlotte, moviendo ambas cejas de arriba hacía abajo.
Peyton se levantó de golpe con el rostro completamente rojo de la vergüenza, mientras negaba una y otra vez con la cabeza.
—Nos vemos al rato—se excusó entre dientes la hija de Hypnos.
Evans se marchó sin esperar una respuesta por parte de la rubia, deseaba sólo huir de la situación.
La hija de Afrodita soltó una suave risa, mientras que apoyo sus rodillas para ejercer fuerza y ponerse de pie, ambas chicas habían estado sentadas en los escalones de la cabaña diez. Charlotte sintió como la fresca brisa choco contra su rostro haciendo de igual forma danzar su larga cabellera rubia que caía como cascada sobre su espalda.
