V. Inspección

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Capítulo cinco
Inspección
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―Genial―fue lo único que le dijo al centauro antes de tomar la carpeta que este le extendió

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―Genial―fue lo único que le dijo al centauro antes de tomar la carpeta que este le extendió.

Nico Di Angelo dejo salir de sus delgados labios un largo suspiró pesado, él no estaba en ese momento con su mejor genio y más aún cuando esa misma mañana se enteró que era su turno en inspeccionar cada una de las cabañas del campamento mestizo.

Siendo esa la razón por la que ahora, él estaba parado en frente de la cabaña número diez, llevando casi la mitad del recorrió por ahora.

La fachada de la cabaña de Afrodita realmente parecía "una casa de Barbie" pero en tamaño real, el hijo de Hades desde allí podía oler los perfumes carísimos y escandalosos de los integrantes de aquella cabaña. Efectivamente con tan solo poner un pie en el primer escalón sintió una ligera picazón en su nariz a causa del fuerte aroma. 

―Cada día entiendo menos a las mujeres―murmullo, para si mismo. 

Justo cuando se colocó al frente de la puerta, está se abrió de repente dejando ver a Piper con una gran sonrisa en los labios, ella llevaba su cabello recogido con un prensador dejándolo caer hacía un costado, estaba vestida con la camisa del campamento junto a un short de jean y unas converse negras.

—¡Nico, te estábamos esperando!―chillo, de alegría la castaña, a la vez que, impulsivamente lo sujetó del antebrazo para hacerlo ingresar al interior. 

Di Angelo se percató que la cabaña tiene las paredes pintadas de color rosa mientras que los marcos de las ventanas son blancos. Con cada paso que daba detallaba con claridad la decoración, las cortinas eran de encaje color azul y verde pastel; haciendo perfecto juego con las sábanas y edredones de los colchones de las literas que están acomodadas en una hilera separadas por una cortina que anda decorada con fotos de atractivas estrellas de cine y cantantes.

Muy fresa para su estilo.

El pelinegro de un lento movimiento de su mano bajo la carpeta que cargaba en esta, en el preciso momento que se acomodó bajo el marco de la puerta, sus ojos oscuros examinaron cada rincón.

No obstante, se quedó por unos segundos estático en su lugar al percatarse de la presencia de alguien más en la habitación.

Una chica estaba acostada boca arriba, en una de las litera sumergida entre su propio mundo, escuchando música por lo que parecía ser un par de audífonos que reposaban en sus oídos mientras que involuntariamente movía el pie derecho que colgaba del colchón al ritmo de la canción.      

Ella comenzó a tararear. 

En el rostro de Nico se formó una sonrisa enorme al darse cuenta realmente de quien se trataba la chica. Se mordió el labio inferior al observar cada facción y gesto del angelical rostro de la rubia que en ese preciso instante mantenía los ojos cerrados.

𝐄𝐧𝐚𝐦𝐨𝐫𝐚𝐧𝐝𝐨 𝐚 𝐃𝐢 𝐀𝐧𝐠𝐞𝐥𝐨 ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora