Cicatrices.

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El maldito ruido del despertador me sacó de mi profundo sueño. Estaba muerto, practicamente. Estiré la mano para apagarlo. Quería darme la vuelta y seguir durmiendo, pero Ken entró chillando que me levantase. Bufé. Cuando salí de mi cuarto, Hyuk me miró preocupado.

-Santo dios Leo, ¿que te ha pasado?

-¿Que? - dije confundido. Me encaminé hacia el espejo que estaba al lado de la puerta. Casi grito del susto. Tenia unas ojeras muy notorias.

-¡Leo! - esta vez fue N que se asustó al verme la cara - ¿que ha pasado?

-Yo... Solo tuve una pesadilla. Eso es todo - dije mirandolos a los dos y desviando mi mirada hacia el suelo.

-Necesitas descansar. Voy a llamar al manag-

-No. Estoy bien - interrumpí a N. Mi voz sonó dura y fría.

-Pero...Leo...

-Dejalo N, estoy bien.

-Bueno...

Y ahí acabo la discursión. No volví a hablar en casi toda la mañana. El camino hacia la empresa fue largo y ruidoso. Los demás bromeaban y reían entre ellos. El ensayo se hizo eterno, más que de costumbre. Y esque a cada movimiento me dolía el cuerpo. Los golpes que me dí ayer debían de tener moratones. Cada vez estaba más cansado. Y otra vez, como ayer, mi vista se nubló. Caí al suelo. Escuché a todos gritar y correr para socorrerme. No se quien me cogió y me llevó hasta otra sala. Me tumbaron en un enorme sillon. Cerré los ojos para poder tranquilizarme más. "Esto se me está llendo de las manos..."

Otra vez esa voz. Abrí los ojos y la ví. Ella otra vez. ¿Por que siempre estaba en medio? La miré con detenimiento. Me estaba cuidando.

-Por fin despiertas, creía que no lo harías dormilón. - y sonrió tiernamente.

-Ya estoy bien, dejame.

-Si, si, lo que tu digas. - le miré con cierto enfado. Me esasperaba que siempre supiese que mentía - Ahora levantate la camiseta, tengo que oscultarte.

Mis ojos se abrieron como platos. O no, esto es malo. Si lo hacía vería todos esos moratones y cicatrices. No, no, no, no. No podía permitir eso.

-No.

-Oh, venga Leo. No me digas que te da vergüenza.

-He dicho que no - dije casi gritando.

-No me obligues a hacerlo yo misma Leo - ella estaba entre asustada por mi reacción, con una mezcla de diversión.

-Dejame ______.

Y nos enzarzamos en una pequeña lucha. Ella intentaba cogerme la camiseta, pero yo no le dejaba. En un movimiento rápido, la cogí de las muñecas. Y diablos, tenía unas muñecas muy finas.

-Leo... Por favor... Necesito examinarte... Por favor... - y todo atisbo de diversión desapareció de su rostro. Estaba triste y preocupada. Mi corazón dió un huelco.

-Ah... Diablos... - dije en apenas un susurro. Me levanté, me mareé un poco, y cerré la puerta con cerrojo. - Con una condición... Por favor... Que esto no salga de aquí...

Mi voz tembló con las últimas palabras. Ella asintió despacio. Yo me volví a tumbar. Entonces ella cogió el bajo de mi camiseta, y la levantó. Un silencio se instaló en la habitación. Cerré mis ojos, no me atrevía a mirarle. Mi cuerpo empezó a temblar a causa del miedo. Estaba esperando que gritase, me pegase, se enfadase, cualquier cosa menos como reaccionó. Y es que con sumo cuidado, noté sus manos recorrer mi torso desnudo. Temblé ante su tacto. Sin decir nada, suspiró y me examinó. Cuando terminó, me bajó la camiseta. No me atrevía a mirarla. Estaba avergonzado.

-Yo... Yo... - intenté hablar, pero no podía. Mi garganta dolía.

Pronto las lágrimas se hicieron presentes. Dios, era la primera vez que dejaba a alguien verme. Esperé por cualquier reacción. Pero me impresioné cuando sentí unos delgados brazos sobre mi cuello. Me abrazó con tanto amor y tanto cuidado, que no pude evitar cerrar los ojos. Estuvimos así un rato. Ella se separó y me besó la frente.

-Todo saldrá bien. No te preocupes.

Volví al ensayo. Todos me hablaban y miraban con preocupación, pero yo solo tenía los ojos puestos en ______. Estaba hablando con el mánager. Sentí miedo, pero luego le ví reir. ¿Me había incubierto? ¿Le había mentido al manager? ¿Por que hacia eso? No entendía porque ella hacía tanto por mi...

Cuando el mánager nos dió el día por finalizado yo solo pensaba en dormir. El camino al piso fue silencioso. Todos estábamos cansados. Y podía notar como todos me miraban disimuladamente. Llevaban así todo el día. Les preocupaba, o eso creo, y sabían que yo no diría nada. Cuando llegamos, no tenía fuerzas para andar, asique obté por tumbarme en el sillón. Estaba cerca, además...no era la primera vez que me quedaba dormido allí.

Abrí los ojos, y estaba tapado con una manta gorda. Me levanté, medio dormido.

-No quería despertarte.

-Mmmm... - solo murmuré eso mientras frotaba mis ojos. Creo que hice un gesto infantil y mierda, me sonrojé ante eso.

-Taekwoon... Sabes que siempre estuve y estaré a tu lado... - ¿como no me había dado cuenta de que era N el que estaba a mi lado? - A si que por favor... Dime... ¿Que pasa? Tu salud está empeorando. Y ya apenas hablas... Por favor... Dejame ayudarte.

Le miré a los ojos. Y quise contarle, gritarle todo. Todos esos malditos demonios que tenía dentro de mi, pero solo conseguí que un gran nudo se formara en mi garganta. Otra vez. Ese sentimiento me destrozó, y sin darme cuenta, pequeñas lágrimas salían de mis ojos. N, sin preguntar nada más, me abrazó fuerte. Esa noche dormí a su lado. No me gustaba dormir con los chicos, pero estaba tan destrozado y cansado, que no me importó en absoluto.

-...no se preocupe señor...si...si...de acuerdo...si...igualmente. Adiós...

Sin querer escuché a ______ hablar por teléfono. Nuestra... "Relación" por llamarlo de alguna, forma se volvió en algo acojedor. Ya nos conocíamos desde hace varios meses, y ella me cuidaba. Le contó un patraña al mánager, y este se lo creyó. A veces podía ser muy tonto.  Hablabamos bastante, bueno como siempre hablaba ella sola. A menudo venía a mi a pedirme consejo. Yo la escuchaba y luego le aconsejaba. Poco a poco ví como esa chica me cogió cariño. No creo que eso fuera algo bueno. Pero simplemente no me podía alejar de ella como hacía con los demás. Cuando me lo proponía, siempre aparecía. Y es que es increiblemente rara. De verdad tenía un don para aparecer en tu vida y no salir nunca. La miré, y seguí mi camino.

-¡Leo! - sus ojos brillaron en cuanto me vieron. Sentí miedo por eso.

- Hola

-¿Como estas hoy?

-... - no dije nada, sola la miré.

- Lo tomaré como un "como siempre"

Seguimos caminando en silencio, y sin saber porqué, una pregunta que rondaba en mi cabeza desde hace tiempo salió.

-_______, ¿como es que sabes de enfermeria?

-¿Eh? - me miró con los ojos abiertos como platos - Em...yo... T-tengo un m-master en medicina - estaba toda roja, y tartamudeaba por la timidez - pero bueno, he acabado siendo estilista por cuestiones de la vida.

Mis ojos se abrieron como platos. ¡Un master en medicina! ¡Tenía que ser jodidamente lista! La miraba con incredulidad. No me lo podía creer. Rió con nerviosismo y siguió con su camino.

Esa noche soñé con ella. Con como me miraba, como sus ojos demostraban cariño. Como me había cuidado. Como me hablaba. Sus gestos. Su voz. Todo. No sabía porque la vida había echo que ella apareciese en mi mundo. Pero supe que empecé a desarrollar sentimientos. No era amor. No era un simple "me gustas". Era algo más. Y por primera vez, me sentí tranquilo con mi vida.

Sácame de este infierno. (Leo y tú)Where stories live. Discover now