Golpes y nuevos sentimientos.

403 38 1
                                    

A N le costó más de lo normal levantarme. Estaba cansado, demasido. Mis ojos pesaban. Me senté en el borde de la cama mientras N salía para vestirse. Me levanté y abrí mi armario. Cogí unos vaqueros negros un poco ajustados y un jersey gris. Luego cogí unas zapatillas negras con la suela blanca. "Algo simple" pensé. Pero me daba igual. Me volví a sentar en la cama. Recordé la noche anterior y dios, nunca pensé que mi pulso se aceleraría tanto y sentiría tanta vergüenza. Me había dado placer, y todo por ver a ________. Era preciosa. Maldita sea, estaba buena. Para que engañarnos. Si, si, se pensarán que donde está ese Leo tímido, callado y chapado a la antigua que se ve en la televisión. Os diré algo, seré así por la timidez, pero por dentro soy una bestia. Un León, como me llamaron los del staff. Y no pudieron ponerme mejor nombre. Cerré mis ojos, y sin darme cuenta, me volví a quedar dormido.

-¡Maldita sea Leo! ¡Como puedes volverte a quedar durmiendo estando vestido! ¡Despierta! - N gritaba mientras me meneaba de un lado a otro para levantarme.

-Ya... Ya... Ya estoy despierto...

-No te lo crees ni tú. Veeenga, arriiiba - dijo mientras me cogía literalmente de la cintura y me cargaba como un saco de patatas.

-¡N bajame! - grité y pataleé para que me soltase.

-Por fín despiertas - y me dejó en el suelo del salón. Todos estaban ya listos y reían ante nuestra "escenita".

-¿Se puede saber que es este jaleo? - preguntó el conductor de nuestra van mientras bajamos al aparcamiento.

-Leo se quedó durmiendo aun estando vestido.

-Callate, ya estoy despierto.

-Menos mal. Parezco tu madre.

-ERES nuestra madre, N - dijo Ravi ocasionando risas, y llevandose un empujón por parte de N mientrás llegabamos a la van.

-Y tú, ¿que demonios hiciste anoche para estar tan cansado esta mañana? - preguntó N señalandome.

Entonces no pude evitar sonrojarme. Estaba más rojo que un tomate. No lo pude evitar, y miré al suelo. Esto era demasiado vergonzoso. Todos se sorprendieron ante mi enorme sonrojo. Pronto empezaron a decir cosas como "Dios, que adorable", "¡Leo tiene aegyo!", "¡Quiero foto!". Y esas cosas. Pero pronto pararon ante las palabras de ________.

-¿Quereis dejarlo ya? Lo estais incomodando. Y subir ya a la van, que llegamos tarde.

-Sii~ - dijeron todos.

Acto seguido subimos y nos dirijimos a la empresa. No había podido mirar a ________, pues sentía demasiada vergüenza. Pero una ven dentro de la van, pude observarla. Llevaba un bonito jersey en tonos grises y negros, con pequeñas cruces en él. Unos pantalones negros bastante ajustados, con algunos rotos y unas botas con tachuelas. Sonreí interiormente. Parece que fueramos a juego. La mañana se hizo larga. Tenía hambre, pues no había desayunado. Empecé a dirijirme hacia la pequeña cafetería del primer piso, cuando el mánager nos llamó. Teníamos que ir a la sala de maquillage y peluquería para el nuevo look. Yo solo quería comer, ¿por que me hacen esto? Arrastrando los pies, caminé con los demás. Cada uno tomó un asiento, y pronto empezaron a tratarnos. Que si tintes, maquillaje, etc. ________ me estaba lavando el pelo. No era capaz de decir palabra, y ella parecía no querer hablar. ¿Se enteró de lo que pasó ayer? No, no, no, eso no puede ser. ¿Entonces por que estaba tan callada? La miré, y no parecía enfadada. Me llevó al sillón para secarme el pelo y peinarme. Mis ojos pesaban, asique sin darme cuenta me volví a quedar dormido. Si, otra vez.

Abrí los ojos despacio. Me rasqué y parpadeé un par de veces. ¿Cuanto tiempo llevaba dormido? Saqué mi móvil y miré la hora. Solo habían pasado veinte minutos. Suspiré. Giré mi rostro, y observé a los demás. Estaban hablando o absortos en sus móviles. Ken, Hong Bin y Hyuk tenían su pelo castaño oscuro. N tenía el pelo de un color rojo demasiado llamativo. Y Ravi... Tenía el pelo completamente blanco, y su flequillo caía en pico tapando un ojo. Con miedo, giré mi cara y me miré en el espejo. Mi pelo era largo, media melena. De un color negro, ondulado. Parpadeé deseando que fuera una broma. Tenía que ser una broma. No podía tener este pelo. Si de por si me veía como un hombre horrible y feo... Ahora... Esto era demasiado. Giré la silla para ver a la chica que me había peinado. Me quedé helado. La reconocía. Era la misma chica que hablaba mal de mí en los camerinos del programa. La miré y una rabia empezó a crecer en mi.

Sácame de este infierno. (Leo y tú)Where stories live. Discover now