Accidente.

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Quería perder la cordura. Quería cometer locuras. Su aliento en mi cuello me estaba volviendo loco. Su piel suave era perfecta bajo mi tacto. Su cuerpo encima del mio era tentador. Ella lamía y mordía mi cuello sin dejar marcas. Levantó la vista, y nos volvimos a besar. Pero esta vez más lento. Con amor. Toda la fugacidad del momento desapreció, y solo eramos ella y yo. Besandonos, dandonos el corazón el uno al otro. No sabía por cuanto tiempo he querido esto, he deseado poder tenerla en mis brazos, poder besarla. Pero una vocecita en mi cabeza, me decía que no era el momento ni el lugar. Quería parar y ser racional, pero mi cuerpo no reaccionaba a nada coherente. Por suerte mia, el móvil de N empezó a sonar en la habitación contigua. Nos miramos alarmados. Nuestros rostros estaban teñidos de rojo, y nuestras respiraciones aceleradas. Como pudo, se bajó de encima mio y se sentó a mi lado. Nos quedamos en silencio, normalizando nuestras respiraciones, pero devorandonos con los ojos. De pronto la puerta de la habitación de al lado se abrió y escuchamos a V.

-Si, si. Ahora mismo le paso con él. Estará dormido. No se preocupe - y empezó a tocar a la puerta - ¿Leo? ¿Leo, estas despierto?

Miré a ________, le dí un suave, pero fugaz, beso y me levanté a abrir. Entre abrí la puerta, lo suficiente para ver a N, y que este no mirase dentro. Estaba todo oscuro, pero temía que él viese ______ allí.

-Que quieres... - dije intentando sonar medio dormido.

-¿Estabas durmiendo? Lo siento... - se lo tragó - El mánager quiere hablar contigo. Te estuvo llamando, pero supongo que lo tienes en silencio.

-Siempre lo tengo en silencio - y dicho eso cogí el móvil de N, bajo su atenta mirada - Leo al habla. Ajá. ¿Eso es todo?

Y colgué de una. Le devolví el móvil a N. Me miraba preocupado y con cierto temor. Estaba enfadado, y eso no era buena señal. Sin decir nada más, cerré la puerta en sus narices. Me arrastré y me tumbé en la cama. _______ seguía sentada en silencio. Gracias a la luz que se colaba por la ventana, pude ver que me miraba. Escuché como N suspiró y volvió a su cuarto. Yo suspiré también y me puse boca arriba.

-¿Quieres... Estar solo?

-No, quedate. Por favor...

-¿Que quería el mánager?

-Solo dijo que quería hablar. Era urgente.

Me miró y se tumbó conmigo. Su cabeza estaba en mi pecho. La abracé fuerte, y ella me besó levemente mi pecho. Pronto nos quedamos dormidos.

La mañana fue agitada. Nos peleamos todos por entrar en el baño. Esto de tener solo uno en todo el piso era un problema. Nadie se había enterado de que ______ y yo habíamos dormido juntos, asique todo estaba genial. Luego, los ensayos eran agotadores. No sabíamos porqué, pero no estábamos centrados. Nos equivocábamos demasiado. En un descanso, me tumbé en el suelo. Estaba empapado en sudor, y el pelo de mi frente se pegaba a mi cara. Ken me siguió y se tumbó a mi lado. Los dós estábamos sudados, completamente mojados y cansados. Le miré y me reí interiormente. Si las fans lo veían tal y como estaba, esa faceta suya de niño bueno y aniñado se iría al garete. Parecía un completo hombre apuesto, fuerte y masculino. Estoy seguro que más de una haría lo que fuera por violarlo.

-TaekWoon. Ven conmigo, tenemos que hablar.

Levanté la vista y ví al mánager. Me levanté y le seguí a su despacho, bajo la atenta mirada de todos. Pasamos, cerró la puerta y me indicó que me sentara en la silla enfrente de su mesa. Acaté la orden sin rechistar. Él se sentó en su gran asiento. Estaba cansado, asique mantuve mi vista cerrada.

-TaekWoon. Tienes que cambiar tu actitud.

-¿Que? - abrí los ojos y le miré. Su mirada era fría, daba miedo.

-No eres sordo. Me escuchaste bien. Tienes que dejar de ser tan niño malcriado y empezar a comportarte como un adulto.

-¿De que me está hablando? - no tenía ni idea de a que se refería.

-Ayer no estuvo bien que te saltaras una hora de ensayo porque te dió la gana.

-Creo que se equivoca, señor. De verdad no podía seguir bailando - pero me interrumpió elevando la voz.

-¿Te creés que soy tonto? Solo fue una estúpida escusa. - eso me hizo enfadar - Últimamente estás insoportable. ¡Date cuenta! No puedes seguir fingiendo ser un crio frío solo para llamar la atención.

-¿Me esta llamando mentiroso? - estaba dolido y enfadado, no podía tolerar que me insultase en la cara, sin saber nada de nada.

-Y arrogante. Estúpido. Un idol no puede ser así. Ya lo sabes, esa voz que tienes no te va a salvar de nada. Tienes que hablar, reir, hacer bromas, parecer mono, ser amigable. Tú no eres nada de eso. ¡Si hasta has engordado! TaekWoon, por favor. Sé lo que deseas esto, no lo mandes todo a la mierda por tu estúpido comportamiento.

-Se equivoca. Y no sabe cuanto. El único arrogante, estúpido, y capullo aquí es usted mismo.

Sin decir nada más. Salí de su despacho, haciendo caso omiso de sus insultos, de sus ordenes de que volviera y de yo que sé que más. Entré en la sala de ensayo. Todos me miraban preocupados. Al parecer habían escuchado los insultos. Cogí mi móvil y salí de allí. Necesitaba aire. Necesitaba despejarme. Tampoco hice caso de las súplicas de N y los demás para que contara lo que pasaba, o para que me quedase. Caminé hasta un parque cercano. Por suerte no había nadie. Me senté en un banco y suspiré. Me dolía la cabeza, y los cortes me estaban empezando a escocer. No se por cuanto tiempo estuve sentado, con mis manos sujetando mi cabeza. De pronto cogí mi móvil, y sin hacer caso de las miles de llamadas y mensajes, me metí en internet. Busqué mis nombre. Nunca deví de haberlo echo. Lo que leí me rompió el corazón en mil pedazos, literalmente. Eran miles los comentarios hacia mi. Algunos buenos, otros simplemente me mataban.

"Parece un robot"
"No tiene personalidad"
"Es estúpido. No soporto como trata a la gente"
"No se porque es un idol. Si no es guapo"
"Debería cambiar su actitud. Es horrible"
"A este paso nadie le querrá. Aunque no creo que nadie lo haga."

Y seguían y seguía. ¿De verdad eso pensaba la gente? ¿De verdad me veían así? Yo... De verdad... No quería ser así. Quería cambiar, quería ser como Ken. Hacer las cosas sin preocupaciones. No tener vergüenza. No tener pudor. Que no me importase lo que la gente me dijera de mi. Pero no podía cambiar. No se cuantas veces lo había intentado. Me levanté y empecé a caminar. No se cuando llegué al apartamento. Ni cuando me dí una ducha. Mi móvil estaba atestado de llamadas. Creía que colapsaría en cualquier momento. Me sentía horrible. Tenía una fuerte presión en mi garganta, me dolía. No podía gritar. Me faltaba el aire. Lágrimas caían por mi cara. Mis manos me temblaban. Cogí el móvil y lo estampé contra la pared, haciendolo pedazos. Cogí unas tijeras y me corté ese horrendo pelo. Adiós a mi estúpida melena. Me miré en el espejo. ¿De verdad había engordado? Me veía bien, pero pronto me empecé a ver como una bola de grasa con patas. Llevado por el dolor, volví a salir a la calle. Estaba lloviendo. Y yo solo llevaba un jersey y unos vaqueros, con unas deportivas. Cogería una pulmonía, pero no me importaba. Andé, andé y andé. No sabía donde estaba.

Había anochecido, y aun llovía. Seguía andando, pero mis pies me dolían demasiado. Solo podía pensar en todo lo que había leido. En lo que el mánager me dijo. Si era todo de verdad... Quería morir. Allí mismo. Ahora. De pronto, ________ apareció en mis pensamientos. Su sonrisa, su voz, sus caricias. La forma en la me miraba. Como me cuidaba. Como me tocaba. Sus ojos. Los chicos también aparecieron en mi mente. Como se reían. Como disfrutaban de la vida. Como me abrazaban, o me demostraban cariño. Las veces que nos enfadamos, y no durabamos más de diez minutos sin hablarnos. Como nos ayudabamos. Como nos consolabamos cuando llorabamos, o como haciamos para que alguien se lanzase a hablar con una chica. Sonreí ante tantos recuerdos. Era una hermosa familia. Y yo les había defraudado. Más lágrimas corrían por mi cara, y se mezclaban con la lluvia. En un paso de cebra, me decidí a cruzar. Quería volver a casa y sentir como todos me abrazaban. Me cuidaban. Mis pensamientos se interrumpieron cuando la luz de un enorme camión me deslumbró. ¿De donde había salido? Venía demasiado deprisa, y cuando quise reaccionar fue demasiado tarde. Todo se volvió oscuro, y todo el dolor que sentía, se desvaneció.

Sácame de este infierno. (Leo y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora