Besos necesitados.

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Cuando llegaron los demás, yo ya me había duchado. Estaba tumbado en el sofá, con mi pierna vendada sobre dos cogines. Tenía mi música puesta con mis cascos, asique no me enteré de su llegada hasta que alguien me tocó el brazo. Sentí como se sentaba a mi lado.

-Leo, ¿como estas? - me quité los cascos y miré a N.

-Bien, no te preocupes.

-¿No te duele? ¿Quieres que compre algo para el dolor? ¿Necesitas algo?

-Ya te dije que estoy bien.

-¿Seguro? Mejor bajo y te traigo algo.

-¡Cha HakYeon! - y me miró haciendo un puchero - Estoy bien, en serio. Deja de ser mi madre.

Escuché como Ravi se reía ante mi comentario. Pero era verdad, a veces N se sobrepasaba y era peor que una madre. Asintió y me sonrió. Al levantarse me dió en los cortes, y no pude evitar hacer una mueca de dolor. Me miró preocupado, pero me excusé diciendo que era la lesión. Me creyó. Me volví a poner mis cascos y me quedé dormido. Me desperté a la media hora. La cena estaba lista y todo el apartamento olía a comida. Me incorporé como pude y me senté en el sofá. Hyuk llegó dando saltitos y puso la mesa.

-Te hemos preparado tu comida favorita.

-¿Que?

-¡Ramen para cenar~! - canturreó Ken trayendo los platos.

Acercaron la mesa al sofá, pues no podía sentarme en el suelo por la venda. Empezamos a cenar. Todos reían y hacían bromas. Los miré a todos en silencio. Esa escena me llegó al corazón. Habían echo todo por mi. Se habían preocupado. Eran como una familia. Mejor dicho, eramos. No pude evitar sonreir. Todos me miraron sorprendidos. Pronto vinieron los comentarios y reimos. Empecé a comer, tenía hambre. Pero la puerta se abrió y observé a _________. Se veía cansada, agotada. Saludó con un pobre y silencioso "Hola...". Me miró y pude sentir el odio que tenía hacia mi. Sin decir nada más, entró en su cuarto. Todos me miraron.

-Leo... ¿Pasó algo entre _______ y tú?

-Eso... Esta mañana se llevaban bien, como siempre. ¿Te hizo algo?

-¿Discutieron?

-¿Pelearon?

Yo no pude hacer otra cosa que mirar hacia el suelo. La culpa me estaba matando. Pero lo merecía. Había sido un completo imbecil.

-Dejarlo chicos... Es entre ella y yo...

Todos asistieron. Terminamos de cenar con un cierto aire pesado. Dejé los platos en la mesa y me dirigí a mi cuarto. Quería dormir.

Tuvimos que cambiar todo el horario de VIXX. Y por supuesto, yo no estaba incluido en él. Si, en algunos conciertos asistia. Pero me mantenía sentado en una maldita silla cantando, mientras los demás bailaban. Era frustante para mi, asique prefería quedarme en los camerinos, dandoles animos. ________ no me hablaba, ni miraba, ni nada desde ese día. Era normal. Me había pasado, y mucho. Intenté disculparme con ella muchas veces, pero nunca me escuchaba. Me había resignado a estar así. Me lo merecía. Estaba bastante deprimido, no puedo negarlo. Estar sin hacer nada todo el día, solo, me mataba. Pensaba demasiado, y eso terminaba cuando cogía una de mis cuchillas. A decir verdad, mis piernas estaban horribles. En una de ellas una horrible venda, y en la otra miles de cicatrices, viejas, nuevas y aun por sanar. Un infierno era lo que estaba viviendo.

Un día estaba en el camerino, les acabada de desear suerte a los chicos. Me encontraba solo, con algunos miembros del staff. Me senté en uno de los sillones, acomodé la gorra que llevaba para tapar mi pelo y me puse a escribir. Escuché como terminó el concierto, y dejé todo de lado. Me levanté como pude, y los esperé de pie. Los chicos bajaron contentos y agitados. N no aparecía con los demás, estaba por preguntar por él cuando lo ví que venía corriendo hacia mi.

Sácame de este infierno. (Leo y tú)Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt