Papá.

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Me revolví en mi cama. No estaba cansado, pero se estaba tan agusto... Quise darme la vuelta, pero sentí un peso a mi lado. Aun con los ojos cerrados, abracé el cuerpo por la espalda, acercandolo a mi. Hasta que abrí los ojos de una. Me levanté de una, tirando el cuerpo fuera de la cama.

-¿Que haces en mi cama? - dije realmente cabreado. Ken se sobó el trasero por el golpe.

-Tenía miedo anoche.

Lo miré esperando alguna explicación lógica, pero al parecer eso era todo. Mi mal humor empezó a aumentar. Ken se dió cuenta de eso y salió disparado de mi cuarto. Le seguí, deseando estrujar su cuello con mis manos. Se escondió detrás de N, rogando por su vida. Yo estaba dispuesto a matarlo allí mismo, pero Hong Bin me detuvo.

-Tranquilizate Leo.

-Cabrón. - gruñí mirando a Ken.

Dandome por vencido, me dí media vuelta y entré en el baño. Me duché rápido y salí con una toalla en la cintura en busca de ropa. Cuando salí vestido de mi cuarto, miré a Hyuk.

-¿Donde está _________?

-Salió temprano a mirar no se qué papeles. Dijo que volvería pronto.

Asentí en modo de respuesta y caminé hacia la cocina. Habían pasado un par de semanas desde la mini fiesta. Teníamos la agenda bastante apretada, pero aun así sacábamos tiempo para descansar. Desde esa noche, en la sala de ensayo, _________ y yo nos habíamos vuelto más melosos. Si, suena cursi, pero era así. No sabía explicar el porqué, pero esa noche pasó algo que nos conectó más. Aunque no recordaba por completo todo. Maldito alcohol y sus efectos. Lo gracioso fue la primera vez que entré en la sala despues de aquello. No podía evitar sonrojarme, y alterarme al ver los espejos. Nadie entendía el porqué me ponía así. Fue duro intentar concentrarme, con esos recuerdos en mi mente.

Volviendo al caso, ese era un día libre para todos. En vez de salir por ahi, preferimos quedarnos en casa, descansando. La hora de la comida se acercaba, y Hong Bin estaba cocinando. La puerta se abrió y una cansada ________ entró. La miré desde el sillón, y le sonrei. Recibí un dulce y corto beso, y fue a dejar sus cosas. Hong Bin nos llamó a todos a comer. Nos sentamos en la mesa y empezamos a engullir los platos. Todos menos ________. Ella miraba su plato con mara cara. Preocupado, me acerqué a su oido.

-¿Estas bien?

-No... La comida me produce arcadas... - dijo con preocupación.

Un pinchazo sentí en mi estómago, y la miré a alarmado. Sabía que últimamente no se había encontrado bien, pero esa afirmación hizo que una alarma sonara en mi interior. Compartimos miradas, igual que preocupantes. De repente quise empezar a recordar todo. Miré mi plato, en silencio. Intentando tranquilizarme. No podía ser verdad. Siempre había utilizado protección. Siempre. No era tan descuidado. No era esa clase de... Oh, no... Palidecí en cuestión de segundos. Me volteé a mirarla de nuevo. Nos miramos en silencio. Y de la nada nos comprendimos. Sin decir nada. Absolutamente nada. Oh, mierda... Todos nos miraron, preocupados por nuestro silencio y nuestras miradas. Tragué saliva y me levanté de la silla.

-No... no me encuentro bien...

Solo alcancé a decir eso, dijiriendome a mi cuarto. Entré y, literalmente, me desplomé en la cama. Mi vista estaba fija en el techo. Intentando recordar, rogando que no fuera así. La puerta se habrió y cerró, dejando ver a una hermosa, pero preocupada, ________.

-Leo...

-Dejame pensar. - dije frustrado. Ella se sentó a mi lado, mirando el suelo. Los minutos pasaron, y casa vez todo tenía más sentido. Agotado, hablé por fin.

Sácame de este infierno. (Leo y tú)Kde žijí příběhy. Začni objevovat