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Ashton entró a la habitación apresurado, arrojo el sombrero lejos de él y con muchísima fuerza deposito un golpe contra la pared blanca, la cual se agrieto pequeñamente. Se sentó en la cama y grito, grito tan fuerte hasta sentir su garganta arder. Estaba tan cansado de esa vida... así que abrió el pequeño armario con violencia, revolvió todo y sacó una jeringa... heroína... sin pensarlo dos veces, tomo aire y sonrió, sonrió porque no soportaba el dolor, y con fuerza y un rápido movimiento la aguja penetró en la vena resaltante del antebrazo del chico. La droga comenzó a fluir por las venas del chico, y este se tumbó en la cama, muchísimo más relajado. 

Mercurio entró a la habitación, limpio su maquillaje corrido por culpa del llanto y las lágrimas que la volvían débil. Tomo una toalla blanca y con brusquedad se quitó el maquillaje. Suspiro y caminó con un cigarrillo apagado en sus labios resecos, se tumbó al lado de Ashton y con el mechero verde prendió el cigarro. El humo jugo entre los dos cuerpos débiles de ellos. 

Se miraron, se sonrieron, lloraron... una rutina asquerosa. Las luces de la habitación ahora eran azules y moradas, no había música, ni alegría en ninguna habitación del hotel. 

-Pidamos un deseo, un deseo que nos vuelve loco... tal vez nuestras esperanzas se hagan realidad-Dijo Ashton, se puso de pie y buscó las pastillas para dormir blancas. Sacó una y la cortó por la mitad con una navaja, sopló para arrojar el polvo del medicamento lejos de la mesilla y volvió a tumbarse en la cama. 

-Bien-Mercurio tomo una parte de la pastilla y cerró los ojos... deseo libertad, entonces puso la pastilla en su boca y acarició tiernamente los brazos de Ashton. Este puso la pastilla en su boca y mirando hacía las pupilas dilatas de la chica, deseo libertad e ingerió el medicamento. Los dos rieron y se dieron un corto beso que quedó suspendido en el aire. 

-Todo es posible ¿no?-Preguntó el chico. 

-Si Ashton... todo es posible, hasta lo fantástico. Somos invencibles. 

-Invencibles, pequeña Mercurio, mátame... sería un placer morir mirándote-Dijo Ashton besando los labios de su chica. 

-Sería un honor que me matase por tu perdida. Así como Romeo y Julieta... así como todo el mundo.

-Hay tanta vida dentro nuestro... que desperdició de talento y creatividad-Susurro Ashton y poco a poco los dos fueron cerrando los ojos, y quedaron dormidos... deseando una sola cosa: libertad. 

MercurioWhere stories live. Discover now