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Mercurio recorrió la casa, usando solamente la remera azul de Ashton, corría por todo el apartamento con un cigarro consumiéndose en su mano, llevaba una de esas sonrisas raras y tenía el cabello enredado, también tenía el estomago vacío pero no le importaba demasiado. Al abrir la nevera notó que solo había una caja de leche y unas seis latas de cerveza, para el desayuno... alcohol. 

Mercurio abrió la lata de cerveza y comenzó a beber con desesperación y más tarde colocó el cigarro entre sus labios. Ashton apareció con una sonrisa rota, y unas notables ojeras. Olía a cigarros también y usaba solo un pantalón pijama gris. Este se comenzó a reír con cansanció y se apoyó en la pared sucia del apartamento, sacó su frasco de pastillas y tomó una blanca. 

-Éxtasis... ¿Hay éxtasis en el cielo? ¿Hay heroína para inyectarse en una habitación de hospital? ¿Donde están los cigarros que escondió mamá?-Dijo Ashton y se acercó tambaleándose hacia ella, coloco su mano en su mejilla y la besó velozmente. Pero al rato, cayó al suelo, arrodillado comenzó a llorar. Mercurio dejo el cigarrillo sobre el cenicero y abrazó con fuerza al chico. Ashton se aferro a su propia camisa y comenzó a sollozar y negar con la cabeza. 

-En mi planeta... hay estrellas con el polvo mágico, el sol no quema... solo te ilumina. La luna tiene brillantina y las nubes son echas de humo de cigarrillos, morimos jovenes... pero felices.-Dijo Mercurio mientras deliraba. 

-Mercurio, tengo un dolor horrible en mi alma. Nada me esta haciendo feliz... ¿como seguir adelante cuando no hay futuro?-Dijo Ashton preocupado y comenzó a retroceder, estaba paranoico y chocó contra una silla, así que teminó por caer de espaldas al suelo y empezó con la respiración entrecortada.

-Ashton, tu no eres una persona normal... tu eres eso que todos necesitan para vivir. Eres mi oxigeno. ¿Entiendes?-Preguntó la chica arrodillándose al lado de este, pero él solo comenzó a retroceder más y más, cuando Mercurio logró tocar la rodilla de este, Ashton empezó a llorar. 

-Soy... soy esto... no soy más que la nada misma. Puedo matarte, puedo herirte, no quiero que me destruyas.-Ashton se pusó de pie con dificultad y corrió a encerrarse en el baño. Dio un fuerte portazo y se escuchó el llanto al otro lado de la habitación. Mercurió tomó la caja de tabaco y con manos temblorosas encendió el cigarro y lo dejo caer todo al suelo, así que comenzó a golpear la puerta. 

-Por favor Ashton, abré la puerta. Estas a salvo, estamos a salvo. Sobrevivimos,  estamos conectados. ¿Recuerdas?

-Te quemaré-Gritó Ashton y se ecuchó un golpe contra la puerta, Mercurio terminó por abrirla y vio a este tirado en el suelo, temblando y llorando, con miles de pastillas a su alrededor y otras en su estomago.-No podemos sobrevivir los dos a la vez, mereces libertad. 

-No tengo libertad si no estoy a tu lado...-Mercurio corrió hacia la puerta y bajo las escaleras corriendo, y terminó en la recepción llorando y tartamudeando.-Llamen a emergencias, ahora-Gritó lo más fuerte posible y al ver que nadie hacia nada, decidió tomar el teléfono de la recepción y llamar por ayuda. 

MercurioWhere stories live. Discover now