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Mercurio ingreso a la morgue, no dejaba de llorar. Tenía puesto la remera de Ashton, la remera azul que siempre usaba, pero ahora ya no lo usaría más. Lloró toda la noche, enredada en las sabanas sucias del centro comunitario. No había pasado más de siete horas de la muerte de Ashton, la cual aun le atormentaba tanto. Era obvio.

Mercurio permaneció sentada sobre las sillas plásticas, el lugar era tan silencioso, porque estaba lleno de cadáveres. Y entre los cuerpos sin vida, y para muchos sin importancia, estaba el de Ashton. Un hombre se acercó a Mercurio, uno que fingía tristeza.

-Siento su perdida, puede pasar a verlo-Dijo el hombre. Mercurio se puso de pie, no lo pensó demasiado... vería el cuerpo de Ashton, este estaría con los ojos cerrados y sin pulso. Su corazón no sería más que otro órgano muerto.

Mercurio caminó por los pasillos blancos y de cerámicas rojas. El hombre le abrió la puerta y la chica trato de no llorar, resistiéndose un poco más. La habitación era muy fría, y olía a desinfectantes y alcohol. Había varias camillas metálicas, con cuerpos dentro de bolsas plásticas blancas y otras negras. Él movió una camilla y la puso en medio de la sala, la bolsa que lo rodeaba era negra, abrió la cremallera y por cada segundo que pasaba, Mercurio sentía que moría.

-El rostro de-Se fijo en la etiqueta azul-Ashton Irwin, esta reconstruido. No sé le distingue y puede ser perturbante o traumante. ¿Esta segura que desea verlo? No creo que sea adecuado para usted, jovencita,-Dijo el hombre, pero Mercurio avanzó hacia este y observó hacia dentro de la bolsa. Era él, y a la misma vez ya no lo era y jamás lo volverá a ser. Ya no respira, ya no es humano. Comenzó a llorar, ahogándose con sus palabras. Así que retrocedió varios pasos y él cerró la bolsa velozmente.-¿Se siente bien?

-Si, solo necesito... descansar-Mercurio salió corriendo de la habitación, y continuo corriendo por los pasillos. Se tropezó con sus pies y terminó tumbada en el suelo. Se arrodillo en el suelo y comenzó a gritar. Gritó lo más fuerte posible, mientras daba golpes a la pared, más tarde patadas al aire y terminó por arañarse el rostro.-!Ashton!-Gritó Mercurio, recordando el cuerpo de este.

Mercurio observó la tumba de su novio, aunque técnicamente no volverá a ser su pareja. Estaba con un ramo de flores azules y lilas. Llevaba un vestido rosado, el cual robo en una tienda de segunda mano. Su móvil estaba roto, se la había caído de la cama, mientras sufría un ataqué de ansiedad.

La lapida tenía flores talladas y un pequeño ángel volando sobre el nombre de Ashton. Había un florero metálico, vacío, donde Mercurio deposito las flores. La tierra estaba humedecía y recientemente removida.

Encendió un cigarro y observó el cementerio con una triste soledad. Ya no más, no había más fuerzas de luchar, ni de continuar, no había esperanzas y todo estaba realmente perdido. ¿Como continuaría todo? ¿Como seguiría su vida? Simplemente no seguiría. Porque Mercurio sin Ashton, no era un planeta hermoso y especial, era simplemente una masa solida rocosa perdida en el espacio.

MercurioWhere stories live. Discover now