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Ashton iba con el revolver apuntando a las cabezas de aquellos hombres grandotes, eran las cuatro de la mañana, nadie iba armado pero ellos dos... necesitaban escapar. Mercurio llevaba un pequeño cuchillo bien afilado y amenazaban a cualquiera que se les acercase. Los dejaban continuar con el camino, con el camino a la libertad, pero no sería tan facíl como pensaban. 

-Estoy temblando.-Dijo la chica mientras sostenía el cuchillo en alto, no deseaba lastimar a nadie, pero lo haría si es el último recurso, porque no tienen derecho a estar atrapados en una vida sin sentido ni salidas. 

-Solo recuerda que te quiero-Dijo Ashton y abrió la puerta principal, un gran hombre se presentó delante de este y también esta armado, sacó de sus pantalones un revolver y lo apunto a la cabeza del chico, este hizo lo mismo, mientras Mercurio comenzaba a llorar. Los dos hombres se quedaron mirándose fijamente, mientras sus dedos índices estaban por apretar el gatillo. 

-Eres un niño, no querrás matarme. No puedes salir de aquí, eres nuestro esclavo-Dijo el grandulón, pero no terminó de hablar que Ashton apretó el gatillo y al ver que la sangre salpico las paredes y sus ropas sucias, se sintió realmente mal. 

-¿Que he hecho?-Preguntó el rubio frunciendo el entrecejo y su respiración se acelero al igual que sus pensamientos. 

-No hiciste nada malo, nada. Tenemos que ser libres. Recuerda.-Lo consoló Mercurio mientras le dio un rápido beso en el cuello a su chico, este aspiro suficiente oxigeno y dejando atrás al cadáver continuo caminando por los pasillos. 

Entonces allí estaba... la puerta de salida. La única escapatoria de ese infierno, pero allí estaban dos hombres más, y a penas vieron a los dos chicos armados, desenfundaron sus armas y apuntaron directamente a las cabezas de los adolescentes. Estos no se lo pensaron dos veces, pero si temblaron y casi comenzarían a llorar. Pero Mercurio se movió tan velozmente que con su cuchillo desgarro la garganta de uno de ellos dos. Ashton apenas reacciono y disparo a la cabeza del otro, los dos cayeron boca abajo y la sangre no paraba de ocupar todo el suelo. 

Ashton agarró de la cintura a la chica con violencia y la beso, ella comenzó a llorar y le siguió besando. 

-Estos hijos de puta, alguna vez me manosearon, drogaron y hasta puede que violaron. 

-Ya no más, pequeña-Dijo Ashton acariciando sus mejillas y cabello. Abrieron la puerta con unos repetidos empujones con el hombro, hasta que la cerradura se rompió. Entonces la luz de la luna se inyecto en los ojos de los jóvenes, mientras observaban las pocas estrellas. Se tomaron de la mano una vez más y se echaron a correr. 

MercurioWhere stories live. Discover now