011

296 42 1
                                    

Mercurio arrastró la silla de ruedas por los pasillos casi vacíos del hospital. Había un silencio tétrico, y ella sentía el dolor en su pecho. El dolor de que algo andaba mal, algo estaba ocurriendo que la mantenía triste, sabía y a la vez no la causa de esa molestía dentro de sí. Podía tener ganas de sonreír, alegrarse por las tantas cosas que salieron bien, pero no había ganas, ni fuerzas. Ashton mantenía la mirada fija en sus piernas, o su pantalón pijama blanco de hospital. El se encontraba realmente perdido, como si se hubiese dormido por mucho tiempo y despierta siendo la misma persona pero completamente diferente. No hablaban, no había mucho que decir, pero querían escuchar sus voces. 

Salieron del hospital, el cielo estaba completamente nublado, se escuchaba a lo lejos truenos y se veía varios relámpagos por todo el cielo, los pajáros huían de los ruidos y se encondían en los altos árboles. También había varios desconocidos y enfermeros rondeando por el patio del hospital, con caras tristes y pensantes. Ashton no dejaba de desear que fuese solo otra pesadilla.

-No puedo creerlo... no entiendo aun como pude sobrevivir. ¿Por que? Es estúpido, debería estar muerto ahora mismo.-Dijo él sentado en la silla de ruedas mientras sacaba de su campera negra, una caja de cigarros junto con el encendedor verde. Puso el cigarro, con manos temblorosas, en su boca y lo encendió, volvió a mirar hacia el estacionamiento. Mercurio acarició el cabello de Ashton y luego paso sus dedos por toda la piel suave del chico, mientras sentía ganas infinitas de llorar, gritar y caer rendida ahí mismo. 

-Tal vez no era el momento, después de todo lo que pasaste, no merecías morir, era muy temprano, o simplemente hay algo mejor esperándote.-Dijo Mercurio, tratando de darle fuerza, pero era un completo engaño y Ashton lo sabía. 

-No es necesario que me ayudes, que te quedes conmigo, si deseas irte, puedes hacerlo, lo comprenderé. Yo tampoco me quedaría al lado de un invalido.-Dijo Ashton y su voz se quebró, comenzó a llorar y Mercurio se arrodillo enfrente de él. Se tomaron de las manos, y se sonrieron mientras los dos lloraban. Intentaron fingir que estaban bien por segundos, sosteniendo sus miradas fijas, pero terminaron abrazándose con fuerza. 

-No podría abandonarte. ¿Sabes lo que significaría para mi vivir sin ti? Después de todo lo que pasamos... no puedo dejarte y hacer como si nada paso.-Dijo Mercurio y acarició la mejilla de Ashton para darle un lento beso al chico. Se volvieron a mirar y llenaron sus pulmones de aire. 

-Mercurio, los ángeles pertenecen al cielo. Los demonios a la tierra-Dijo Ashton mientras mordía su labio y continuaba fumando apresurado. 

-Entonces no deberíamos de vivir acá, tendríamos que estar flotando al rededor de las personas, y asustándolas, mientras las salvamos de caer en la depresión y dolor de la vida.-Respondió la chica y le robo un cigarro para ponerlo entre sus labios, apagado, y comenzó a dar vueltas sobre su eje mientras abría sus brazos. Se movía por todo el lugar, como una pequeña bailarina. Ashton aplaudió y ella se acercó para besarlo nuevamente. 

MercurioWhere stories live. Discover now