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STELLA

+18

Stella + Cassiel.

Disfruten😈🔥

Acabamos en el hospital más cercano. Llevábamos veinte minutos en la sala de espera, y ninguno de los dos había dicho nada. Miguel estaba con Anyet. Rafael, Cassiel y yo en la sala, esperando.

Cassiel me había preguntado si quería ir a casa o acompañarlo. Decidí acompañarlo porque quería hablar con él, quería saber quién y qué es en realidad.

Estoy esperando el momento indicado para hablar con eso él luego. Hay algo peor carcomiéndome y es el hecho de que Constantine le ha hecho daño a alguien para amenazarme. Y de seguro, amenazarlos, así que en parte en mi culpa.

Pero tampoco debe ser mi culpa porque no sé nada de lo que está pasando, menos entre éstos dos. El odio que siento hacia Constantine en éste momento es inmensa, estoy segura que no voy a titubear y a quedarme pasmada cuando lo vea en golpearlo.

—¿Quieres un café? —me pregunta Rafael, quién se ha levantado.

—Por favor.

Se dirige a la cafetería y Cassiel y yo nos quedamos solos.

—¿Quieres que te lleve a tu casa? En serio, Stella, no es necesario que estés aquí.

No digo nada por un momento y me giro a verlo.

—Si es necesario—respondo mirándolo fijamente a los ojos—. Cassiel, ¿podríamos hablar en privado? ¿Ir a tu casa, quizás?

Alza sus cejas, por la sorpresa que le ha tomado mis preguntas.

No me responde nada. Rafael llega con el café y me lo bebo poco a poco. El silencio me está matando, todo se me está viniendo encima y siento odio, molestia,indignación.

Intento luchar conmigo misma para no derrumbarme. Intento mantenerme con la cabeza en alto y una postura adecuada. No voy a dejar que esto me afecte. Las mentiras terminan saliendo a luz de una u otra forma. Siempre es así. Por más que intentes ocultar algo, más a favor estás a que se descubra.

Miguel aparece y nos levantamos todos.

—¿Y bien?—inquiere Rafael.

—Fueron unos casi cuarenta puntos, pero estará bien—dice.

Que bueno saber que estará bien.

Ellos tres se quedan hablando mientras yo me cuelgo mi bolso, dispuesta a irme a mi casa si Cassiel no me daba una respuesta.

—Lamento interrumpir—me disculpo—. Tomaré camino a mi casa, espero que Anyet se recupere pronto, fue un gusto.

Le doy un último vistazo a Cassiel y me doy vuelta, comenzando a caminar.

No pasa mucho cuando siento que me detienen.

—Yo te llevo—musita en mi oído.

Comienza andar hasta la salida y lo sigo.

—Miguel me ha dado las llaves de su auto.

—Perfecto.

Ingresamos en el auto, y me acomodo.

Él lo enciende y empieza a manejar para salir del parking del Hospital.

—¿Me llevarás a mi casa? —le pregunto.

—No, iremos a la mía, ¿está bien?

En ese momento hacemos contacto visual, y asiento.

En todo el trayecto, que no fue muy largo,nos mantuvimos callados. No sabía si él estaba seguro de lo que yo le iba a decir. Si se imaginaba lo que es o pensaba que era otra cosa.

LASCIVIA ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora