S E I S | M A N O S 👠

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«La veía y solo deseaba una cosa, pero estaba prohibida para mí»

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«La veía y solo deseaba una cosa, pero estaba prohibida para mí»

Klaus

Habían pasado varios días después del incidente del coche. El cual, el guardaespaldas Klaus no paraba de darle vueltas y vueltas a lo que significaba.

Ágata le había dicho que era la segunda advertencia, pero las advertencias debían seguir seguidas de algún acontecimiento que pusiera a la joven en peligro y lo cierto es que ella no le decía demasiadas cosas sobre todo lo que estaba viviendo. Y Klaus debía dejarle las cosas claras a su clienta.

Él estaba por la casa, vigilando que todo estuviera en orden, cuando la voz del prometido de Ágata resonó por el salón.

—Klaus, ¿puedes decirle a Ágata que me voy a trabajar? —cuestionó mientras terminaba de arreglarse la americana.

El guardaespaldas lo miró con confusión para luego mirar hacia el pasillo donde ella tenía su estudio.

—¿Por qué no se lo dice usted mismo? —contestó él en forma de pregunta.

Y es que, lo cierto, era de extrañar que un prometido no se despidiera de su futura mujer como haría cualquier pareja. Y cuando Klaus miraba a Gabin, no veía ni una pizca de amor hacia Ágata. Era como si esa boda fuese un teatro o cualquier cosa menos amor. Y en cierto modo, Klaus se compadeció de su clienta.

El cabreo en el rostro de Gabin se hizo notar, pero no intimidó en ningún momento al protector, que le sacaba casi una cabeza a Gabin.

—Haga lo que le digo. Es un trabajador —respondió con superioridad, pero Klaus ya había trabajado con personas como él y no le iba a amedrantar frases como esas.

Y ese alemán era duro de roer.

—Mi jefa es Ágata y ella será a la única que responda a sus órdenes —dijo con la voz seria, incluso algo más grave de lo normal, mientras que ambos hombres se miraban desafiantes, con muy poca desconfianza.

Gabin se acercó a él, como si tuviese alguna posibilidad de ganar alguna batalla con Klaus, pero el guardaespaldas era puro músculo y su altura era bastante considerable, ya que Gabin parecía muy pequeño frente a él y la voz del prometido de la joven, se empequeñeció un poco ante el alemán.

—No me cabree, Klaus.

Klaus, lejos de querer meterse en problemas, no pudo evitar mirar hacia aquel pasillo, donde se encontraba Ágata escondida tras su mundo de fantasía y luego mirar a Gabin, enfadado con él por no cuidar lo que tenía.

—Solo digo que, si tuviese una pareja como Ágata en mi vida, no me iría de casa sin asegurarme que ella supiera que la amo.

Con esa respuesta, bastó para que Gabin no dijera nada más y se fuera de aquel piso, pero a Klaus le llamó la atención algo que tenía en la muñeca, una pequeña venda y no pudo evitar pensar en aquel sujeto que salió huyendo en la feria del libro.

PROHIBIDA [+18]  ✔️ (COMPLETA)Där berättelser lever. Upptäck nu