La tripulación del buque de entrenamiento UNS Singapur escapó de una flota alienígena, se encuentra varada en un planeta desconocido y tiene que sobrevivir contra monstruos mortales y criaturas mágicas.
Esta historia es una traducción al español con...
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El cañón de doble riel de 155 mm de Huawei Lei Shen serie 9 zumbaba mientras la energía fluía hacia sus rieles conductores rectangulares. Construidos y diseñados por el departamento de tecnología de armas de una de las principales empresas de alta tecnología de China, los barcos más antiguos como UNS Singapur estaban armados con el cañón de riel Huawei Lei Shen serie 9, que era de última generación durante la puesta en servicio del barco. Ahora, las últimas fragatas y cruceros de las Naciones Unidas de la Humanidad montaron los últimos modelos Lei Shen de la serie 14 y superiores. Pero eso no significa que el modelo de la serie 9 fuera más débil que sus homólogos desarrollados más recientemente.
Los escudos de los radiadores dispensadores de calor aparecieron en el cuerpo de la torreta blindada cuando el arma se preparó para recibir la orden de disparo. Dentro de la torreta, los cargadores automáticos rotaron los almacenes de munición listos y seleccionaron dos proyectiles de sabot de descarte estabilizados con aletas perforantes aerodinámicos que pesaban cada uno más de 3 kg. Se dejaron caer sobre un montacargas de carga que llevó el proyectil a la brecha trasera de cada uno de los cañones de riel y un apisonador automático empujó ambos proyectiles hacia sus respectivos cañones.
Una abrazadera sujetó la armadura que cubría los proyectiles en su lugar mientras el apisonador giraba y bloqueaba la recámara que aseguraba el arma. Todos estos tardaron menos de cinco segundos en completarse mientras el equipo de armas comprobaba dos veces sus consolas e interruptores para comprobar que todo funcionaba.
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"¡Dispare los cañones principales!"
El oficial de armas apretó la tecla de disparo y, una fracción de segundo después, el cañón izquierdo del Gun One rugió. El proyectil fue arrojado por los campos magnéticos que golpearon a Mach 18 en un segundo, provocando un desgarro de vacío en la propia estructura de la atmósfera. La explosión sónica eliminó todas las partículas sueltas del casco expuesto de la UNS Singapur, y cuando la explosión golpeó la Colonia segundos después, fue como un terremoto de magnitud 7.5 en la escala de Richter.
Los techos vibraron, las ventanas se rompieron y cualquier artículo suelto cayó y se hizo añicos en toda la Colonia. La gente que corría a cubierto gritaba mientras a los desafortunados les rompían los tímpanos.
Aquellos a bordo del UNS Singapur apenas sintieron la onda de choque, solo escucharon un golpe masivo, mientras el sonido interno de la nave y la prueba de ondas de choque se mantuvieron.
