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El comandante Ryan me esperaba en la puerta del laboratorio con una medio sonrisa, al parecer parecía disfrutar de ese momento y me entraron ganas de darle un puñetazo para que dejara de hacerlo

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El comandante Ryan me esperaba en la puerta del laboratorio con una medio sonrisa, al parecer parecía disfrutar de ese momento y me entraron ganas de darle un puñetazo para que dejara de hacerlo.

¿Porqué me fastidiaba que se divirtiera de aquella situación? Quizá porque aunque no quisiera admitirlo, si que me tensaba aquella situación y porque realmente hubo una historia entre Declan y yo.

—Al parecer voy a convertirme en tu niñera —mencionó con diversión.

—Sé defenderme solita, así que puedes quedarte en la puerta —contesté altiva.

Dudaba que Declan dijera algo, pero en caso de hacerlo no me apetecía en absoluto que Ryan lo oyera.

—No son las órdenes que me han citado. Si ese tipo te hace algo, me cortarán el cuello.

—Gritaré si necesito tu ayuda —bufé sabiendo perfectamente que Declan no era de esos que agrediera, al menos no durante el tiempo que permanecí junto a él y su hija, pero ¿Y si estaba resentido conmigo y me culpaba de su situación?, ¿Podría volverse violento?, ¿Ser agresivo?

—Tu mandas —dijo cruzándose de brazos y dejándose caer en la pared que había justo antes de entrar como si aceptara su derrota.

No quise prepararme, nunca lo estaría por más que lo hiciera, así que simplemente abrí la puerta y me encontré con el hombre que había sido mi dueño hasta hacía unos días uniformado con una bata blanca y gafas que protegían sus ojos.

—¡Oh!, ¡Ya está aquí! —exclamó John algo nervioso mientras se adelantaba hasta tocarme el brazo e indicarme que me aproximara hasta una camilla que tenían preparada—. Solo serán un par de muestras para comenzar a trabajar, no te preocupes.

Declan ni siquiera había dirigido su vista hacia mi, parecía muy concentrado en colocarse los guantes.

Asentí y me senté donde me había indicado John mientras le indicaba donde podía encontrar el material necesario por el laboratorio y Declan le decía algunas cosas técnicas y sustancias que iba a necesitar para sus estudios.

John estaba tan absorto que ni siquiera había notado la ausencia del comandante Ryan y aquello no pareció asustarle, ¿Tal vez confiaba en Krasner como le llamaban?

En cuanto Declan se acercó hasta donde me encontraba con una pequeña bandeja donde llevaba todo lo necesario para extraerme una muestra de sangre, percibí la tensión en cada músculo de mi cuerpo. Ese hombre me provocaba algo extraño en lo más profundo de mi ser, no sabía que era, pero debía admitir que hasta el momento era el único capaz de lograrlo.

Cogió mi brazo y dispuso una goma que ató con fuerza para que la sangre se agolpara en ese lugar y así fuera más fácil la extracción, llegado a ese punto pensé que nuestra comunicación a partir de ahora sería nula, que él simplemente actuaría como si no me conociera y yo respondería del mismo modo. Todo lo que ocurrió entre nosotros se desvanecería y sería un simple recuerdo que con el tiempo llegaría a dudar si fue real.

—Si le sucede algo a Lisa, me encargaré personalmente de que lo lamentes hasta el último de tus días —susurró y mis ojos se abrieron al saber que se estaba dirigiendo a mi.

¿Era una amenaza? Desde luego que lo era.

—¿Si le sucede algo? —exclamé—. Si te preocupa tanto Lisa, haz tu trabajo y consigue un antídoto para el azambar —repliqué alzando el mentón.

En aquel momento sentí como el nudo en mi brazo me cortó la respiración pero a pesar del dolor no me quejé.

—¿Crees que no sé que en cuanto lo haga acabaréis con nuestras vidas? Me quedó muy clara vuestra advertencia con mi esposa —dijo justo antes de sentir como la aguja se clavaba en mi carne. Fue un pinchazo leve, apenas instantáneo y después nada.

Espera, ¿Qué había dicho de su esposa?, ¿Qué le quedó clara la advertencia?

—¿De qué estás hablando? —dije totalmente confundida a pesar de no querer parecer idiota.

—Lo sabes perfectamente, eres una de ellos.

Vale, ahora estaba aún más confundida. Quería preguntarle de qué demonios estaba hablando, pero entonces John se acercó para ofrecerle más tubitos de los que recoger mi sangre y guardé silencio hasta que se alejó y entonces sentí como me sacaba la aguja y me colocaba un algodón que sujeté rápidamente.

El roce de mis dedos con los suyos provocó que viera fugazmente sus ojos grises de nuevo. Su mirada era distinta, no veía la calidez que tan solo unos días atrás me había conmovido, sino que eran fríos y ausentes de esa pasión que con tanto ahínco me había colmado una y mil veces.

—Realmente no sé a que te refieres —susurré.

—¿De verdad piensas que voy a creerte? Fingiste estar bajo los efectos del azambar. Mentiste desde el primer momento incluso con tu propio nombre. Te pregunté si pertenecías a los antagónicos y lo negaste cuando es evidente que planificaste todo esto meticulosamente, jamás habría imaginado que detrás de ese rostro se escondía una mente fría y calculadora.

Ni siquiera me miraba cuando decía todo aquello, mantenía su vista fija en la bandeja mientras ordenaba todo lo que había en ella y se deshacía de lo que ya no necesitaba.

—¿Y crees que le habría contado la verdad a quien precisamente es el culpable de que miles de mujeres sufran en el mundo?, ¿Quién no parece importarle que su propia hija termine bajo los efectos de esa droga provocando que pierda su voluntad? Si tanto te importa Lisa, tienes la oportunidad de hacer que sea una mujer libre, de lo contrario ni tu, ni ella saldréis jamás de aquí —mentí solo para provocarle.

En aquel momento sentí como daba un golpe con la bandeja sobre la mesa y el ruido atrapó la atención de John que pareció quedarse absorto observándonos.

Declan parecía respirar hondo, como si quisiera contenerse a juzgar por sus puños apretados.

—Los tuyos torturaron, violaron y asesinaron a mi esposa, ¿De verdad piensas que creeré que nos dejaréis libres si consigo lo que me pedís? —exclamó logrando que aquella confesión me dejara completamente anonadada—. He terminado así que puedes largarte.

Sinceramente no sabía que contestar a aquello. No podía negarlo porque realmente no sabía si los antagónicos habían tenido algo que ver o no con lo que le ocurrió a su mujer. ¿De verdad podrían haber hecho algo así a una de las suyas aunque fuese por vénganla?, ¿Podrían haber actuado ojo por ojo solo para que Declan sufriera las represalias?

Si era cierto, mi sangre se helaba, no podía concebir que alguien que luchaba contra el sistema y contra las mujeres a las que les hacían precisamente ese tipo de barbaridades, decidiera hacer lo mismo a una de las suyas aunque solo fuera para dañar a quien causaba el principal daño de todo aquello.

Debía averiguar la verdad. Tenía que saber si podía confiar en los antagónicos o si realmente por mi culpa Declan y Lisa corrían grave peligro.

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