"Demostrar que éramos más inteligentes fue el principio del fin. Ahora solamente podíamos aspirar a ser mercancía con la cual traficar o simplemente muñecas de papel en manos desconocidas"
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Mis labios buscaron los suyos desesperadamente y mi lengua se entremezcló apresuradamente haciendo que bailaran al mismo compás. Aquellos besos me teletransportaban a un mundo alterno, me evadían de la realidad y me hacían olvidar como era verdaderamente el infierno que vivíamos.
Mis manos comenzaron a desabotonar su bata blanca y deslizarse bajo la camiseta que llevaba debajo para poder tocar su cálida piel. Sentí el fulgor al palpar su pecho recorriendo mis entrañas, como si la cercanía de su cuerpo en mis manos me hiciera vibrar de nuevo.
No me había dado cuenta de cuanto le necesitaba hasta ese momento y casi sin ser consciente bajé mis dedos hasta rozar la cintura de su pantalón con la intención de querer deslizarlas allí dentro.
Las manos de Declan apretaron mis muslos desnudos acercándome a él. Había tenido que quitarme los pantalones para que Josh me colocara aquellos parches, pero me había dejado la camiseta y ahora no podía quitármela por todos aquellos cables para que mi piel se fundiera con la suya y sentir el calor de su cuerpo llenando el mío abrasándome por completo.
Con aquella sensación de absoluta emoción en todos mis sentidos metí las manos bajo la cinturilla de su pantalón y oí el gemido de Declan deshacerse en mis labios. Estaba duro, firme y completamente erecto. Su mano derecha viajó al interior de mi muslo y rozó mi entrepierna encima de la prenda interior haciendo que mi respiración se detuviera. Esperé de nuevo pero esta vez la apartó con los dedos y me rozó con las yemas.
Sin dejar de rozar mi sexo, Declan bajó ligeramente sus pantalones con la otra mano y pude tocar la envergadura de su miembro liberado por completo, acercándolo a mi de forma inconsciente, deseando que se fundiera en lo más profundo de mi ser.
Si comprendió o no mis intenciones no lo dijo, pero sus dedos se apartaron y sentí como se adentraba llenándome de nuevo, haciéndome suya, sintiendo que volvía de nuevo a existir en aquel mundo.
De mis labios salió un pequeño alarido de placer, esa sensación de ser colmada era maravillosa e inigualable. Podía sentir como salía y entraba de nuevo haciendo que aquel mariposeo en mi estómago creciera, una intensa vibración que me acogía por completo y era incapaz de pensar en algo más que no fuera la conexión con Declan. ¿Sentiría él lo mismo?, ¿Sería para él igual de intenso? Noté como mordía ligeramente mi labio inferior y gruñía al hacerlo conforme el ritmo crecía provocando que ambos sucumbiéramos a ese placer infinito que sentían nuestros cuerpos. Mis gemidos se volvieron feroces a la vez que mi cuerpo salía a su encuentro acompasando sus movimientos, volviéndose cada vez más fuertes y salvajes. Aquello era necesidad, el más puro instinto carnal y nos había sucumbido a ambos por igual.
La intensidad de sus embestidas hizo que aquella vorágine me tragara por completo hasta sentir como me desvanecía entre sus brazos liberando aquel placer inaudito y descomunal. Podía notar como mi cuerpo vibraba con cada oleada de aquella sensación acogedora mientras Declan me sostenía y se hundía una última vez saciando su deseo.
