II

49.4K 5.8K 11.8K
                                    

La puerta de aquel carruaje dónde los tres chicos viajaban, luego de más de una hora de viaje, se abrió con ayuda de una mano enguantada, dejando llegar a sus oídos el sonido de las demás carrozas e invitados al baile.

El primero en apoyar sus pies sobre la tierra fue Hyunjin, acomodando su traje blanco y asegurándose de que su antifaz no se cayera en plena caminata al interior del castillo.

Detrás le siguió el pequeño —ya no tan pequeño— Seungmin; el color morado de su ropa relucía el doble bajo la brillante luna. Por último, con total y clara desconfianza, bajó Jisung, echando un vistazo a cada detalle que logró captar con la poca visión que le proporcionaba aquel antifaz dorado.

—Muy bien —suspiró Hyunjin, mirando con emoción el castillo—, que empiece la noche del año —completó, avanzando por el camino de ladrillos grises que daban paso al enorme castillo de la familia real Lee.

El castaño del medio siempre había sido un caso perdido en su rol con la realeza, despegado de sus responsabilidades y un poco perdido en cuanto a razones de porqué debía enderezar su espalda cuando se sentaba, aprender a tocar tantos instrumentos como sea posible, vestir aquellos pantalones blancos cuando era obvio que se ensuciarían e incluso, hasta ese día, le costaba entender por qué hay dos cucharas en la mesa y dos copas. ¿Es que con una no alcanzaba?

Por otro lado, Seungmin era un poco más apegado a la realeza, odiaba ser el punto de atención, pero le gustaba que su opinión fuera tomada en cuenta. Le agradaba permanecer en el famoso margen, pero también sabía elevar su voz y hacerse notar en la habitación si eso era necesario.

Pasaba la mayor parte del tiempo con Hyunjin, pues él era el encargado de ser esa estrella brillante que Seungmin a veces se olvidaba de ser, mientras admiraba esa facilidad de abrirse ante el mundo y tomaba nota de cada detalle.

Ambos aprendían con el otro. Y luego estaba Jisung, el chico de cabello rubio oscuro en honor a su padre, que caminaba por el camino de piedras con sus manos entrelazadas en la parte baja de su espalda, su postura recta y su mirada puesta en cada uno de los detalles que lo rodeaban.

Había crecido y sido criado como un muñeco, le decían cómo debía vestirse, hablar, actuar, caminar y hasta pensar. Jisung tenía una personalidad formada con base en otras opiniones y palabras ajenas, pero solía abrirse siempre que estaba con sus hermanos, demostrando que, si bien amaba la perfección y era muy apegado a qué todo salga como debe salir, admiraba que esos dos pequeños supieran sacar de él ese lado menos perfeccionista y preocupado.

Las puertas del castillo se abrieron. Jisung miró las estatuas en los costados del pasillo totalmente decorado. Resultaba hasta cargosa la decoración, pero bastante equilibrada en cuestión de orden.

Caminaron por el pasillo hasta llegar a una puerta más, varios guardias y personas hacían presencia en los alrededores, algunos vestían trajes increíblemente llamativos y otros habían optado por algo más casual. Había vestidos largos y otros que apenas llegaban hasta las rodillas, lo cual era normal en los sectores bajos de la sociedad, dónde la tela en exceso era un desperdicio, justo al contraste de los de la alta sociedad con sus colores pasteles y la joyería hasta pesada.

Había sacos largos y algunos que no pasaban de la cintura. Peinados grandes y cortes muy especiales. Joyería hasta en los bolsillos y manos totalmente vacías. Ese era un ambiente llamativo, un lugar que definitivamente entretenía a Jisung, pues podrías relacionarte tanto con un criador de caballos como con un marqués de algún reinado vecino.

Al entrar al enorme salón, Jisung se concentró en seguir la preciosa melodía que estaba sonando en aquella habitación.

Se tomó su tiempo para mirar cada uno de los trajes y vestidos que hacían presencia entre colores de distintos tipos y tonalidades. Se enfocó en las miles de miradas que llenaban ese salón con historias de ceremonias anteriores. Se concentró en caminar de manera correcta y seguir la espalda de sus hermanos entre aquella paleta de colores desparramada de manera no uniforme en el salón.

Our Fairytale - [Minsung] [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora