VIII

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El cuerpo de Minho dejó de funcionar por unos segundos. Pudo notar como la música proveniente de los instrumentos bajaba su intensidad y todas las miradas estaban puestas en la persona que tenía detrás. No iba a mentir, sus manos sudaban, y por unos minutos, deseó con todo su corazón estar en el establo de Alsanne, acariciando a alguno de sus caballos y leyendo textos con la luz de una vela gastada por el tiempo. Definitivamente ese era un lugar mucho mejor que donde estaba ahora.

Tragó duro, se dio la vuelta lentamente mirando directo al suelo con total arrepentimiento y soltando su más profundo suspiro, como si pudiera dejar ir en esa ráfaga de aire toda la tensión que se acumuló en el ambiente. Había metido la pata y sólo llevaba diez minutos en aquel salón.

—Lo siento. —Fue todo lo que Minho pudo decir, pues su garganta tenía una traba increíblemente notoria y no salían más que balbuceos de sus labios. Estaba en un grave problema si los presentes se enteraban de quién era él y sobre todo si el famoso príncipe lo hacía.

—¿Puedo saber cuál es su nombre? —Jisung buscó la mirada del chico en el suelo, pues por alguna razón, su voz sonó extremadamente extraña en su cabeza, causando un par de emociones que no recordaba haber sentido anteriormente.

Minho miró de reojo a Chris, quien parecía más sereno a la situación, completamente profesional. Su espalda recta, su barbilla en alto y esperando con cuidado a que Minho dijera todo lo que él le había preparado anteriormente como mentira. El más alto volvió a tragar duro, sintiéndose un pequeño niño perdido entre tanta multitud de adultos. Sabía que varias miradas estaban en él, y si por alguna razón Felix lo veía ahí, sería su fin.

Minho también se atrevió a fruncir el ceño, sabiendo que la forma de hablar del príncipe era familiar en sus pensamientos.

—Lee Know. Barón Lee Know —contestó el mayor, haciendo una pequeña reverencia y siendo incapaz de levantar la mirada del suelo.

—Lee Know, ¿puede alzar la mirada del suelo?

Jisung no esperó por una respuesta, dio un paso al frente. Iba a hacer el ademán de levantar la barbilla del pelinegro con su mano envuelta en un guante blanco. Su corazón palpitaba con fuerza, pero una voz en su espalda lo interrumpió de golpe.

—¡Príncipe Jisung de Nedhia! —Minho sintió su respiración cortarse, la voz de Felix era reconocible en cualquier lugar, sobre todo con ese tono elegante que tanto irritaba al mayor. Lo peor pasó por su mente, creyendo que de su boca solo saldría la verdad. Definitivamente estaba muerto—. Es un placer volver a visitar su precioso castillo, he quedado encantado con la decoración.

—Me complace oír eso, príncipe Felix —agradeció el mayor, colocando sus manos detrás de su cuerpo y dándole total atención al pecoso—. ¿Está disfrutando del ambiente?

—Definitivamente lo estoy haciendo, gracias por la invitación.

—Sé que no se asemeja en nada a la ceremonia de antifaces que Alsanne celebra a finales de invierno, pero espero que aun así se sienta cómodo.

Minho se mantuvo en su lugar, completamente paralizado al oír la fluidez de la conversación. ¿Felix no estaba ahí para delatarlo?

—¿Estuvo en la ceremonia este año, príncipe? —preguntó Felix, incluso si ya sabía la respuesta, parecía estar haciendo tiempo.

—De las mejores noches del año —aseguró sin vergüenza.

Confundido, el bastardo aprovechó ese descuido a su persona y dio dos pasos atrás procurando no llamar la atención.

—Me gustaría presentarle a alguien. —Felix miró rápidamente a Minho, por primera vez luego de años enteros, ambos se miraron sin ningún tipo de intención burlona, recriminatoria o de odio. El bastardo pidiendo auxilio y el pecoso de llamativas pestañas con un aire de despreocupación que siempre lo caracterizó—. Ella es la princesa Lune Ashley Wymond. Una prima lejana de nuestra dinastía Lee.

Our Fairytale - [Minsung] [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora