XXIV

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Jisung se mantuvo en su lugar frente al espejo, con un mal gusto en su estómago y su cabeza rodeada de pensamientos inoportunos. Se veía en el reflejo con una corona puesta, la que usaría en la coronación; se veía con un traje bastante elegante, el cual usaría el día siguiente en la fiesta de primavera; se veía alto, erguido, educado y con muy buenos modales, personalidad que fue creada por sus tutores.

Ese no era Jisung, ese era el príncipe Jisung Han.

Eran esos los momentos donde extrañaba a Lee Know, la única persona en el mundo que lo hizo sentir ordinario, lo hizo sentir como él mismo. Jisung Dorado, un chico más del montón y a la vez, la única estrella es su propio cielo. De verdad lo extrañaba y se odiaba por hacerlo.

Lee Know ya no lo quería en su vida, pero la falta de explicaciones siempre dejaría lugar a la incomodidad y a la presencia abundante de pensamientos invasivos.

La puerta de la habitación se abrió mientras Jisung bajaba la mirada al suelo y soltaba un suspiro. Había pocas personas que entraban sin permiso a su habitación, entre ellas estaba aquel joven de excesiva energía que venía con un libro en sus manos y una manzana roja en la boca.

Jisung se dio la vuelta, lo miró de arriba a abajo mientras Hyunjin cerraba la puerta de la habitación con su cadera y tomaba el libro con una sola mano para así poder tomar la manzana con la otra.

—Hola —saludó con normalidad, masticando la fruta y mirando con el ceño fruncido el vestuario de Jisung.

—¿En tus clases de modales no te enseñaron a tocar la puerta antes de entrar?

—La privacidad es un lujo que tú no posees. No mientras yo siga con vida.

—Increíble, cada día te pareces más a un príncipe.

—¿Vas a casarte y no me invitaste? —Hyunjin seguía mirando su traje con la fruta escapándose en cada oración. Jisung se tragó las ganas de pedirle que no hable con la boca llena.

—Es lo que me pondré en la fiesta de mañana —respondió el mayor, tomando la corona de su cabeza y dejándola a un costado en el escritorio.

—¿Irás mañana? ¿Desde cuándo te gustan las fiestas de primavera?

Hyunjin dejó la manzana justo al lado de la corona, haciendo un contraste en lo que le interesaba a cada hermano Han.

—Desde que nuestra madre está obsesionada con la princesa Lune.

—Umh, Seungmin me comentó algo de eso. Él también apoya ese matrimonio. Dice que es conveniente para nuestra familia unirnos con los Wymond.

Las palabras de Hyunjin iban con reproche. Los enfoques de intereses entre los dos hermanos menores eran tan distantes como el verano y el invierno. Seungmin siempre fue el heredero perfecto, pero las edades no lo favorecían. Además, el rey Lacnald, actual en la corona de Nedhia, había dejado en claro que del ascenso al trono se encargaría la reina Amanner, quien veía a Seungmin como un simple niño queriendo devorarse al mundo.

—Supongo que la mayoría de las opiniones siempre opacarán lo que sea que yo opine —murmuró el mayor, dejándose caer en el borde de su cama.

—Qué triste lo que sale de tu boca, Jisung . ¿Por qué piensas de ese modo? ¿No has leído a ningún filósofo en tus clases de literatura clásica? ¡La esencia, Jisung! ¡La magia del sincero reflejo!

—Sigo siendo un príncipe heredero, Hyunjin.

—Estás corriendo en círculos, ese terreno ya lo conozco.

—Nací para complacer las necesidades del pueblo.

—Larga vida al aburrido rey Jisung. Una copia más del montón.

Our Fairytale - [Minsung] [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora