C U A T R O

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Era miércoles por la mañana y Poché salía de su café favorito con un café con leche de vainilla en una mano y una bolsa de papel que contenía un rol de canela en la otra. Se sombreó los ojos con la bolsa y notó una familiar gabardina beige que sobresalía entre la multitud.

Era Daniela Calle.

Poché quería gritar su nombre para llamar su atención, pero sabía que no lo iba a lograr. No poder hablar rara vez era un inconveniente para Poché, las personas más cercanas a ella sabían el lenguaje de señas, y podía sobrevivir con simples gestos y notas escritas si era necesario. Pero a veces, cuando quería llamar la atención de una joven, era lo más frustrante del mundo para ella.

Por suerte para Poché, Calle caminaba directamente hacia ella. Cuando se acercó, Poché agitó su mano sosteniendo su rol de canela, captando la atención de Calle. La cara de la castaña se iluminó cuando se dio cuenta de que era Poché.

-Lo siento, estaba en mi propio mundo, por eso casi no te veo - dijo Calle mientras se acercaba. Poché trató de responder, pero se dio cuenta de que no tenía mano libre para escribir. Hizo un gesto a Calle para que esperara un momento, apretando la bolsa de papel entre los dientes y sacando su teléfono. Rápidamente escribió una respuesta y le tendió el teléfono a la más alta.

"Estaba deteniéndome para tomar un café antes del trabajo, pensé en saludar."

Calle le devolvió el teléfono a Poché. - Me alegro de que lo hayas hecho, hasta ahora ha sido una mañana terrible, me vendría bien animarme un poco. - respondió con una mueca cuando alguien que pasaba por delante chocó con ella. Poché la tomó por el codo y la condujo hacia una de las mesas fuera de la cafetería, apartándose del flujo de compradores y empresarios que corrían calle abajo.

Poché esperó a que Calle se acomodara en la silla frente a ella antes de señalarla y darle la señal de OK, pensando que Calle lo entendería.

-Ya sabes, cuestiones familiares y de trabajo - suspiró Calle - Mi madre está en la ciudad para esta gala de negocios, lo cual es una pesadilla, hay mucho trabajo por hacer en la oficina, y mucha planificación para asegurar que todo salga bien.

Poché recordó a Julieta hablando sobre el cambio de marca de Calle Corp, que Poché asumió que era para lo que era la gala. Observó a Calle mientras seguía despotricando sobre la gala, dándose cuenta de que hablaba mucho con las manos.

"¿Por qué no sólo haces lo que quieres hacer?"

Calle se echó a reír mientras leía el mensaje: - Bueno, eso sería demasiado fácil ahora, ¿no? - Dijo sarcásticamente. Suspiró de nuevo, mirando fijamente a Poché, como si estuviera decidiendo algo.

-No sé si lo sabes, y bueno, todavía me estás hablando, así que pensé que no lo sabías, porque si lo supieras probablemente ya no querrías hablar conmigo - dijo Calle divagando. toda nerviosa. Poché agarró una de las manos de Calle y la atrapó debajo de su mano colocándolas en la parte superior de la mesa, respirando exageradamente para hacer un punto.

-Bien - dijo Calle, tranquilizándose - Bueno, fui adoptada cuando era más joven por la familia Calle, es posible que hayas oído hablar de ese nombre antes, porque mi hermano es dueño de Calle Corp, excepto que ahora me hice cargo porque... él es el tipo que bombardeó el Congreso el año pasado - Miró a Poché, reprimiendo las lágrimas mientras esperaba su reacción.

"Lo sé"

Calle levantó la vista del teléfono, con un pliegue entre las cejas por la mirada confusa en su rostro. - Si lo sabes, ¿Por qué has sido amable conmigo todo este tiempo? - preguntó.

El corazón de Poché le dolió por Calle. Había tenido razón, estaba sola. ¿Cuántas personas le habían dado la espalda después de que su hermano había volado a todas esas personas? ¿Cuántas personas la responsabilizaron? ¿La gente no se dio cuenta de que Johann también había lastimado a Daniela? No era difícil imaginar por qué había decidido mudarse a otra ciudad y cambiar el nombre de la empresa. Estaba buscando un nuevo comienzo.

"Porque nada de eso es tu culpa, y creo que tú también estás sufriendo, y no es justo."

Calle leyó el mensaje y le dio a Poché una sonrisa triste. - Sabes, eres la primera persona en decirme eso, todos mis amigos de donde vengo, no contestaron mis llamadas, dejaron de enviarme mensajes de texto, simplemente me apartaron - se desahogó - Lo siento, yo no quería desahogarme contigo, pero eres la única persona que con quien he tenido una conversación adecuada desde que me mudé aquí.

Poché agarró la mano de Calle y la apretó suavemente, dándole una sonrisa tranquilizadora.

"Bueno, ¿Para qué son las amigas?" Escribió Poché, sosteniendo el teléfono para que Calle lo viera. Ambas lucían sonrisas iguales mientras se miraban, y Poché esperaba haber animado a Calle, aunque fuera un poco.

S E Ñ A S  [Caché] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora