T R E C E

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Unas semanas después fue el Día de Acción de Gracias. Calle y Poché tomaron el tren al pueblo vecino, junto con Valentina, Julieta y Fran. Calle intentaba mantener la calma acerca de conocer a Marta. Hasta ahora se había llevado muy bien con Valentina y el resto de los amigos de Poché, pero esta era la madre de Poché. Calle no se llevaba muy bien con Alexa, pero sabía que Poché amaba a Marta y quería causar una buena impresión.

Una vez que el tren llegó a la estación y todos desembarcaron, Valentina, Julieta y Fran subieron a un taxi con el equipaje de todos, dirigiéndose a la casa de los Garzón. Pasando su brazo por el de Calle, Poché comenzó a caminar. No fue un largo paseo hasta la casa, y Poché le mostró a Calle algunos de sus lugares favoritos en el pueblo mientras paseaban.

Subieron los escalones del porche y Calle respiró hondo, estabilizándose. Poché sonrió, apretando la mano de Calle y le dio un beso rápido antes de abrir la puerta principal. Tomó el abrigo de Calle y lo colocó en un gancho junto al suyo, escuchando los murmullos amortiguados que provenían de la sala de estar.

Sonriendo, Poché arrastró a Calle al salón. No estaba preocupada, Marta era tan abierta y cariñosa que sería casi imposible que no le gustara Calle.

-Hola cariño, ven a darme un abrazo - Marta sonrió, abriendo los brazos mientras se levantaba del sofá. La cara de Poché se iluminó mientras corría hacia sus brazos, apretándola fuertemente mientras le daba un beso en la mejilla a Marta. Retrocediendo un poco, Marta estudió el rostro de su hija, sonriendo mientras la atraía para otro abrazo rápido.

Sonriendo ampliamente, Poché tomó la mano de Marta y la acercó a Calle, que estaba detenida en la puerta, luciendo nerviosa. Poché también tomó la mano de Calle, dándole otro apretón rápido antes de soltarla.

~Marta, esta es Calle. Calle, esta es mi madre, Marta.~

Poché estaba sonriendo ampliamente cuando se las presentó, sus ojos arrugados en las esquinas. Estaba tan emocionada de finalmente presentarle Calle a su madre.

- Es un placer conocerla, Sra. Garzón, gracias por invitarme - sonrió Calle, extendiendo una mano para que Marta la estrechara. Ella dejó escapar un sonido de sorpresa cuando Marta la envolvió en un abrazo, besándola en la mejilla.

- De nada Calle, y por favor llámame Marta.

Calle sonrió aliviada, con sus nervios calmados ahora que había sacado la presentación del camino. Solo esperaba que el resto de los fines de semana fuera igual de fácil.

- Estos son para ti - dijo Calle, sacando dos botellas de vino de su bolso. Poché puso los ojos en blanco, le había dicho a Calle que no tenía que traer nada, pero, por supuesto, no había escuchado.

- ¡Oh gracias! - Marta exclamó, apretando suavemente el brazo de Calle antes de tomar las dos botellas - Iré y pondré esto en la cocina, siéntete como en casa.

Poché sonrió a Calle, besando su frente antes de que se sentaran en el sofá - Puedes relajarte ahora - Valentina le sonrió a Calle, quien dejó escapar una risa nerviosa.

- Eso no fue tan malo como pensaba - sonrió Calle envolviendo un brazo alrededor de la cintura de Poché.

- No te preocupes, me pasó lo mismo la primera vez que conocí a Marta - confesó Julieta, mostrando a Calle una sonrisa con hoyuelos - Y eso que no me pongo nerviosa tan a menudo, así que eso ya es algo.

Valentina se echó a reír - De todas las cosas por las que te pudo poner nerviosa, ¿Fue mi mamá? - Julieta puso los ojos en blanco, empujando a Valentina con el codo.

- Pero eso fue antes de conocerla - argumentó Julieta - Ahora tu mamá me ama.

Poché sonrió, le encantaba mirar a Valentina y Julieta. Se podía ver el amor en la forma en que se miraban, en sus sonrisas, en sus toques suaves. No tenían que decirlo, era obvio, es como si estuvieran conectadas por una fuerza invisible.

S E Ñ A S  [Caché] Where stories live. Discover now