S E Ñ A S [Caché]

D I E C I N U E V E

Lentamente abrió los ojos, la luz brillante sobre ella lastimó sus ojos. Su cuerpo se sentía rígido y entumecido. No podía sentir nada, estaba confundida.

Había silencio en la habitación del hospital, excepto por el lento tictac del reloj y el pitido de las máquinas. El oxígeno inundó su boca y nariz a través de la máscara en su rostro. Levantó la mano y tiró la máscara a un lado con una mano pesada. Estaba cubierto de yeso.

Ella frunció el ceño ante su brazo, dejándolo caer en su lugar. Obviamente estaba en el hospital, llena de drogas para adormecer el dolor, lo que ayudaría a explicar su confusión.

¿Qué le había ocurrido?

Luego todo volvió rápidamente en destellos. Dos personas se pararon en lados opuestos, llenas de amor y sonrisas. El auto a toda velocidad. La luz atrapaba las gotas de lluvia mientras caían lentamente. El grito desgarrador de la garganta de Poché.

Intentó levantar la cabeza, pero fue como levantar un peso muerto. Su cuerpo no tenía fuerza, y el aparato ortopédico envuelto alrededor de su cuello limitaba cualquier movimiento. El pánico se le subió a la garganta, intentó abrir la boca, pero descubrió que no podía. Su mandíbula estaba cerrada por cable, evitando que las piezas rotas se movieran. Ella dejó escapar un gemido débil.

El sonido de alguien moviéndose cerca le llamó la atención. Una cara se cernía sobre ella, y ella parpadeó, tratando de enfocarla a través de la hinchazón de sus ojos y la falta de anteojos. Ella distinguió el cabello castaño, cortado por debajo de los hombros. Una cara preocupada. Esos cálidos ojos marrones, le eran tan familiares como los suyos.

-Shh, estás bien -susurró Valentina, sus manos revoloteando frenéticamente sobre el cuerpo magullado y roto, sin saber dónde tocarla. -Tuviste un accidente; ¿Te acuerdas?

Ella gruñó en respuesta, las lágrimas le picaban los ojos. El sonido de alguien más moviéndose sobre la cama le llamó la atención. Sus ojos parpadearon hacia la figura sentada al lado de la cama, encorvada hacia adelante en su silla para que pudieran descansar la cabeza sobre la cama. Una mano descansaba suavemente sobre las mantas del hospital que cubrían su cuerpo roto, como si se estuvieran asegurando de que estuviera a salvo mientras dormían.

Ella estaba aquí.

Su Calle.

No podía levantar la cabeza para verla correctamente, pero Poché sabría ese cabello oscuro en cualquier lugar, derramándose sobre las sábanas mientras dormía.

-Ella no se ha ido de tu lado en tres días -susurró Valentina, siguiendo la mirada de Poché. Ella sonrió levemente y volvió a mirar a su hermana. Su rostro volvió a ponerse serio cuando vio la cara hinchada y magullada de Poché, irreconocible mientras yacía en la cama del hospital.

-Nunca vuelvas a hacer eso -le advirtió Vale acariciando suavemente el cabello de Poché. Ella intentó sonreírle a su hermana, pero se convirtió en una mueca de dolor cuando los músculos de su cara protestaron.

-Déjame despertarla y luego iré a buscar a tu médico -Valentina colocó un suave beso en la frente de Poché antes de caminar hacia el otro lado de la cama. Suavemente sacudió a Calle para despertarla.

Cuando Calle se sentó, Poché pudo ver su rostro correctamente. Estaba más pálida de lo habitual, moretones negros debajo de los ojos por la preocupación y la falta de sueño. Su cabello estaba desordenado, enredado en rizos como si no lo hubiera cepillado en días, y su cara estaba manchada como si se hubiera quedado dormida llorando.

Dirigió su atención a Poché de inmediato, comprobando que estaba bien. Una expresión de sorpresa cruzó su rostro cuando se dio cuenta de que ella estaba despierta. Se lanzó hacia adelante, sus manos temblando mientras se cernían sobre el cuerpo de Poché.