Capítulo 11: Una cena

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Izuku jamás habría imaginado que un héroe como Ground Zero pudiera también ser bueno en temas del hogar. Fue una grata sorpresa y, sin duda, le causaba una gran curiosidad.

Sentado en la silla de la cocina con los codos apoyados sobre ella y su cabeza sobre las palmas de sus manos, observaba a Bakugo darle vueltas a la comida en la sartén. Olía muy bien.

— ¿Por qué me miras con esa cara de nerd? – preguntó Bakugo al ver a ese chico tan interesado en sus movimientos.

— Es que huele delicioso – sonrió Izuku – no creí que supieras cocinar.

— Yo, por el contrario, esperaba que sí supieras cocinar. ¿Qué has estado haciendo todos estos años?

— Estudiar – susurró algo cohibido.

Izuku era consciente de lo absurdo que sonaban sus palabras. Estaba claro que pudo estudiar y aprender otras cosas a la vez, pero para ser sincero, siempre vivió con su madre y ella se preocupaba de arreglar la casa, preparar la comida y todo lo demás. Él se pasaba el día en su cuarto encerrado estudiando.

Su independencia empezó hacía menos de un año y la verdad era que todavía era un desastre en la mayoría de cosas. Solía comprar comida ya preparada para comer debido a lo tarde que solía llegar del trabajo o comía en la cafetería del hospital. Recoger la casa lo hacía sólo cuando sabía que alguien iría de visita... ¡Era un desastre! Lo sabía y Bakugo lo intuía.

— ¿Tus padres nunca te ordenaban recoger tu cuarto? – preguntó Bakugo con los ojos ligeramente entornados.

— Algunas veces, pero... – Izuku llevó su dedo índice a un lateral de su rostro y lo rascó ligeramente como si se avergonzase de lo que diría – mi madre solía recogerlo ella misma cuando me iba a la universidad y llevaba días sin hacerlo.

— Eres un auténtico desastre.

— Se me olvidaba – se excusó tímidamente.

La mirada de Izuku se fijó nuevamente en la comida que ya estaba casi lista y sonrió. Desde luego, ese chico era un gran partido. Aún no podía creerse que las chicas no se hubieran lanzado sobre él, aunque claro, no sabían que en realidad era Ground Zero.

— Se te dan muy bien las labores domésticas, ¿no?

— Mi madre me obligaba a tener todo recogido. A veces cocinaba yo. En realidad, la mayoría de las veces cocinaba yo. Mis padres trabajaban muchas horas para pagar los gastos más la academia de héroes para mí. Era lo mínimo que podía hacer.

Por un instante, Izuku sintió nostalgia. Puede que los padres del héroe apenas estuvieron por casa en su infancia y adolescencia, pero estaban ambos juntos y seguramente se querían. Habían hecho de su hijo un hombre hecho y derecho, con aspiraciones y responsable.

Bakugo apagó el fuego y empezó a servir la comida en los platos. Arroz al curry era uno de sus platos favoritos junto al katsudon. En cuanto Bakugo se giró, observó el rostro cabizbajo del chico sentado en la mesa y cómo jugaba con los dedos de su mano a apretarlos y soltarlos. Era puro nerviosismo.

— ¿Tus padres también trabajaban mucho?

— Mi madre sí – susurró Izuku –. Trabaja en una tienda por el día y limpia unas oficinas del centro por la noche. Se esforzaba mucho para pagar mis estudios de medicina. Me gustaría compensarla en el futuro cuando sea médico de verdad y pueda ganar algo de dinero.

— Ya veo. ¿Y tu padre?

— Trabaja en el extranjero. No le veo desde que era un crío. Al principio, me llamaba todos los fines de semana por videoconferencia. En verano venía unos días, pero... en realidad, creo que mis padres se separaron y no sabían cómo decírmelo. Cuando dejó de pasar la manutención a mis dieciocho años, dejó de llamar y de venir. Ya llamaba poco durante mi adolescencia, quizá dos veces al año, así que me imaginé que debía tener otra familia en el extranjero. Nunca la he visto, pero no creo equivocarme. A veces pienso que fue por mi culpa su separación, por ser un sin quirk inútil como tú dices – sonrió con tristeza.

Destiny (Bakugo-Deku)Where stories live. Discover now