Capítulo 13: Inusual

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En el más absoluto silencio, Izuku abrió los ojos. No era habitual en él despertarse antes de que sonase su ruidoso despertador, sin embargo, la incomodad de tener a alguien a su lado le hizo no dormir demasiado bien. No estaba nada acostumbrado a tener que compartir su cama.

¡Compartir la cama! Pensar en ello le hizo girar el rostro para encontrarse con el de Bakugo. Dormía plácidamente ocupando gran parte de la cama y recluyéndole a él en un pequeño espacio de la esquina. Estaba a punto de caerse, pero el héroe seguía durmiendo ignorando por completo esa situación. Izuku resopló. Ni siquiera recordaba cómo habían llegado hasta allí... ¡Oh, sí! Fue en la segunda tanda de sexo, de eso estaba seguro. Habían pasado de la cocina al dormitorio en algún momento de esa noche.

Izuku se incorporó sobre el colchón y echó los pies al suelo buscando sus zapatillas de andar por casa. Metió los pies dentro y entonces, instintivamente, se giró una vez más hacia el héroe que dormía en su cama. Sonrió con cierta melancolía. ¿Cuánto duraría...? Pensó la palabra, ni siquiera podía considerar a eso como una relación, era más bien sexo consentido o un rollo pasajero. Cuando Bakugo se cansase de él, simplemente se marcharía. Ningún héroe estaría con alguien sin quirk. Sería un deshonor.

Se levantó dejando que Bakugo durmiera un poco más y se dirigió a la cocina a preparar algo de desayunar. Hoy tenía turno de mañana y a las diez, debía estar en consultas externas. Allí no solía ocurrir nada interesante. A él solían remitirle la gente de edad avanzada para que le recetase medicamentos, pero nunca tenía pacientes más jóvenes, ni héroes, ni adolescentes que se hubieran roto algo y tuviera que escayolar o cosas así, no, esos casos se los quedaban siempre sus compañeros. Debía aceptar que la mayoría de personas no querían que un sin quirk les atendiese creyendo que no sería bueno.

La cocina no era algo que se le diera bien, pero tampoco era horrible. Solía cocinar cosas sencillas como arroz blanco, sopas de miso o tortillas. Los días que llegaba tarde a casa, compraba comida ya preparada. Los desayunos, en cambio, era de esas comidas que casi nunca realizaba en su hogar. Los días que trabajaba, salía con rapidez, compraba un café en la cafetería bajo su hogar y se lo tomaba de camino al hospital junto a algún dulce, generalmente, pan japonés. Su sabor dulzón le encantaba.

Eran las cinco de la madrugada y eso significaba que tenía un par de horas para preparar el desayuno. Izuku recordaba a su madre levantarse a esas horas para preparar un buen desayuno tradicional con arroz, sopa de miso, encurtidos, pescado y fruta. Le entusiasmaban sus desayunos, pero desde que se había independizado, él no se lo preparaba para sí mismo. Era demasiado trabajo y prefería dormir un par de horas más.

Se puso el delantal que estaba colgado sobre el pomo de la puerta y empezó a cocinar. Esperaba tener a las siete todo listo aunque no estaba seguro si Bakugo se despertaría a tiempo. De no ser así, dejaría todo preparado y él se marcharía al hospital a trabajar.

***

El ruido que produjo la vibración del teléfono sobre la madera de la mesilla de noche sacó a Bakugo de su sueño. Había amanecido y lo sabía por la luz que entraba a través de la ventana.

Alzó la cabeza y echó un vistazo a su alrededor. La cama estaba vacía y las sábanas de su lado echadas hacia atrás. Estaba claro que Izuku se había despertado ya. Apoyando los codos y antebrazos sobre el colchón, se incorporó suavemente bocabajo como estaba y miró la mesilla de donde provenía el sonido. Su teléfono se movía ligeramente por el impulso de la vibración.

Estiró el brazo hacia la mesilla y agarró el teléfono. El nombre de "Shoto Todoroki" aparecía en la pantalla. Su compañero quería algo y debía ser importante porque hoy era su día libre.

Destiny (Bakugo-Deku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora