Epílogo

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Si me hubieran dicho que un año atrás mi vida cambiaría de esta manera, no lo creería. Contemplando la hermosa vista desde mi balcón al jardín recién podado, seguía sin asimilar que me había convertido en la esposa del hombre más maravilloso y amoroso que existía en el mundo como lo era Fabián Duarte. Este último tiempo junto a él desde la boda, fueron los mejores. A su lado me sentía completa, feliz y sobre todo que era yo misma sin necesidad de ocultarle cosas de mi pasado que a pesar de los años, continuaban presente en mi día a día, pero que gracias a su apoyo y comprensión, lograba mantenerlos ocultos en un rincón de mi mente donde no doliera tanto. Aurora por otra parte era la niña más preciosa que la vida nos pudo regalar. Todavía recuerdo cuando la traje al mundo con sus ojitos grisáceos y su poco pelo llenando de luz nuestras vidas. Fabián estaba que no cabía en él al ver el parecido de la niña conmigo y que ahora tendría a sus dos mujercitas para cuidarlas y protegerlas. Desde que decidimos comprar nuestra propia casa en Madrid, se desvivía por darnos todas las comodidades para que estuviéramos a gusto en lo que llamábamos hogar.

Sonriendo como tonta me encontraba cuando la vi dando pasitos en el jardín mientras su padre le sostenía las manos para que no se cayera. La noche anterior nos sorprendió al levantarse por sí misma dando cortos pasitos hacia mí en la sala de estar. Por eso decidimos compartir el momento con sus abuelos y nuestros amigos que felices por la noticia, planearon una pequeña fiesta en su honor. Continuaba riendo por lo rápido que mi niña quería caminar y Fabián no la perdía de vista. Él al percatarse de mi mirada juguetona, la elevó hasta sus hombros repartiendo besos que atrapaba con mi mano y los llevaba a mi corazón. Ese gesto se repetía a cada instante desde que Aurora aprendió. El nombre se lo pusimos en honor a mi abuela que como ella, parecía una pelusita de ojos azules a la que era imposible no mirar. A sus tíos los tenía ñoños con los continuos arrumacos que le dedicaban cada vez que venían a visitarla.

Unas horas después, Valeria y Diego llegaron locos por sostenerla en sus brazos mientras peleaban por quien la tomaría primero. Aurora se alborotaba cuando hacían eso y al final terminaba ella haciendo lo que le daba la gana con ellos. Aprovechando que ellos la cuidaban, Fabián y yo decidimos tener un instante para nosotros tomando un relajante baño con burbujas y champán que nos volvía a conectar como la primera vez. Ahí bajo un agua perfumada con el brillo de las velas reflejadas en nuestros cuerpos desnudos, Fabián me hizo el amor como solo nosotros sabíamos entregándonos al morbo del momento. Los gemidos embriagaban la estancia siendo ellos los únicos testigos de la felicidad entre dos personas que se jurarían amor eterno.

Felices como perdices, nos arreglamos dispuestos a celebrar junto a las personas más importantes de nuestras vidas, los pequeños pasos hacia el futuro de la pequeña Aurora. La amplia sala de pronto se convirtió en el lugar más armonioso de la casa con la llegada de nuestros padres a la instancia quienes de inmediato se apoderaron de Aurora, ella con su batica blanca y sus rizos por los hombros, llenaba sus corazones de amor eterno, pero en especial el de Martina que desde su llegada, no ha hecho más que consentirla a pesar de la horrible enfermedad que tenía. Los médicos han sabido controlarla atacando sus recaídas a tiempo. Aunque en un principio nos preocupaba que tanto Aurora como Fabián pudieran heredarla, los estudios que hemos realizado, han descartado esa posibilidad.

Mientras compartíamos en la gran terraza disfrutando de la buena música y la compañía, Izan y Emily hicieron entrada  con un brillo especial en sus miradas. Diego y Valeria que como yo se habían percatado, enseguida se acercaron a mí.

—A mi me huele que estos dos se han dado un revolcón que ahora les cuesta separarse —murmuró Diego con su característico vocabulario.

—Por esta vez tengo que darte la razón. Esos dos andan con demasiada intriga —agregó Val.

Con mis propias manos (EDITANDO)Where stories live. Discover now