Capítulo 7: "Huyendo"

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Esa misma noche cuando Fabián me confesó que le gustaba, una sensación de miedo recorrió mi cuerpo y lo único que pensaba era en salir huyendo. Mis amigos percibieron mi estado y  salieron detrás de mí al ver que tomaba mis cosas y me dirigía a la salida. Ninguno entendía lo que había pasado para que me fuera así, me veían feliz disfrutando en brazos de Fabián. Yo tampoco podía quitármelo de la cabeza, pero era muy difícil aceptarlo, esto no entraba en mis planes. Sin dudas cuando decidí regresar, no sabía lo que el destino me tenía preparado, esto me cambió la vida, Fabián me cambió la vida. Era estar cerca de él y mi cuerpo entero se estremecía. Lo que sentía era indescriptible, algo difícil de explicar. Me fui de su lado para no perder la poca cordura que me quedaba, estuve a punto de lanzarme a sus labios y besarlo como llevaba días soñando. Estaba luchando contra mis propios sentimientos, contra mis propios fantasmas, sabía que no fue la mejor decisión, pero el miedo me paralizó y no hice más que huir como una cobarde.

Puse en marcha mi auto en dirección a la casa y mis amigos no hacían más que protestar.

—Pero Victoria ¿qué está pasando? ¿Por qué salimos como locos del local? Yo que me la estaba pasando bomba con Carlos —cuestionó Valeria.

—Chicos estoy conduciendo, en cuanto llegue a casa les cuento ¿vale? —respondí.

— ¡Esto es el colmo! estoy seguro que esto tiene algo que ver con el guapo del Licenciado ¿verdad? —opinó Diego.

— ¡Por favor, podrían cerrar el pico de una santa vez! —grité fuera de mí—. Ya les dije que no sean impacientes, me van a tener toda la noche para dar explicaciones, ya casi llegamos.

— ¡La madre que te parió! Cuando te pones en ese plan, no hay quien te aguante —protestó Valeria.

El viaje fue insoportable, mis amigos no paraban de chillar y cada vez que abrían sus bocas nada bueno salía de ellas. Por fin habíamos llegado. Al entrar se sentaron en el sofá cama y cruzaron los brazos a la espera de una explicación. Así pues, les conté todo con detalle, incluyendo la sorpresa que tuve en el primer día de trabajo cuando lo reencontré y al terminar me querían matar.

— ¡No me lo puedo creer! Esta niña es tonta de remate, dejar ir a un adonis como él —chilló Diego.

—Estoy flipando —comentó Val.

— ¿¡Que querían que hiciera!? Que le dijera, si Fabián yo también estoy loca por ti, vayámonos de aquí —mascullé.

—Pues claro. Tu problema es que estás en todo momento pensando en la maldita venganza y no te das cuenta que tú necesitas de un macho que satisfaga tus deseos carnales —continuó Diego.

—Yo no necesito eso ahora, mi prioridad es otra cosa. Todavía estoy pensando en el modo de vengarme de ese tipo. No quiero involucrar a nadie en mis asuntos. Él es una distracción que no me puedo permitir —expliqué.

—Es precisamente lo que necesitas en tu vida, él puede ayudarte a conseguir lo que deseas. Lleva más tiempo que tú en el bufete, tiene sus fuentes, sus contactos —añadió Valeria. No podía negar que llevaba razón, pero estaba cerrada ante esa posibilidad.

— ¡He dicho que no! Él no entra en mis planes. Esta lucha es mía y de nadie más —sentencié.

—Pero que cabezota eres, si no lo quieres para tus propósitos, al menos date la oportunidad de ser feliz. Tú no sabes lo que pueda pasar, no tienes idea de lo que te vas a encontrar mientras investigues —insistía Diego perdiendo la paciencia conmigo.

—Bueno ya, tema cerrado, no quiero seguir hablando de eso. Ustedes son mis amigos y deben respetar mis decisiones. No les voy a negar que no se me sale de la cabeza, que me muero por besarlo, pero no puede ser. Además, es un mujeriego y no voy a permitir que nadie me lastime. Si de verdad le gusto, lo va a tener que demostrar —les aclaré.

Con mis propias manos (EDITANDO)Where stories live. Discover now