🔥Prefacio🔥

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Casa de los Marshall 15 años atrás.

Por fin había llegado el día de llevar a cabo mi plan. Hoy les arrebataría eso por lo que tanto habían luchado y que yo quería conseguir a cualquier precio. Para ello debo jugar mi mejor carta, gracias a ella harán lo que les pido. Todo estaba listo, mis hombres tenían órdenes sobre cómo íbamos a proceder. Stephen y Estela estarían toda la tarde en una junta con los accionistas y siempre se quedaban hasta la noche, yo también era parte, pero me excusé diciendo que mi madre había enfermado y debía ayudarla. Seguidamente marqué el número de mi hombre de confianza para que pasaran por mí; ya era la hora.

Era un amigo cercano, lo que me facilitó la entrada a la casona de los Marshall. Alba, la nana de Victoria me recibió con una sonrisa en los labios, pobre, si ella supiera cuáles eran mis intenciones, de seguro estaría temblando de miedo.

— ¿Cómo está la nana más hermosa del mundo? —le dije con tono meloso.

—Ay Esteban, tú como siempre tan adulador ¿Qué haces por aquí a esta hora? Los patrones aún no llegan.

—Lo sé, te mentiría si te digo que vine a verte ¿verdad?

—Ya me gustaría a mí, pero sé que no. Así que dime ¿qué se te ofrece?

—Lo siento Alba, pero no puedes saber. —respondí mientras le hacía una seña a mis hombres para que se encargaran de ella.

Los gritos retumbaban en toda la casa, en sus ojos podía ver la sorpresa y la decepción al ser traicionada por una persona tan cercana, nadie imaginaba que sería capaz de hacer esto. Era momento de continuar, debía sacar a Victoria del cuarto. Cuando me disponía a subir las escaleras, una sombra detuvo mis pasos. Ahí estaba mi ahijada, con su batica aterciopelada de color blanca, su melena rizada castaña y sus ojitos verdes adormilados, era toda una princesa. Verla de esa forma tan inocente, me estremeció el alma, debía usarla a ella como moneda de cambio, yo no quería hacerlo, pero era la única forma de lograr mi objetivo. De repente se dirigió a mí con los brazos abiertos y yo la rechacé, no me podía dejar vencer.

—Tío ¿por qué mi nana está gritando así? —cuestionó algo preocupada.

—Ven extendí mi mano—. Vamos a ver qué le pasa.

Un grito desgarrador salió de la garganta de Victoria, al ver a Alba arrodillada en el piso con un arma apuntándole en la cabeza. Rápidamente la sostuve con fuerza para que dejara de gruñir, no quería que los vecinos se despertaran.

— ¿Por qué haces esto? ¿Dónde están mis padres? —clamaba por ayuda.

—Shhh, mantente calladita, si no me veré forzado a amarrarte y amordazarte —le ordené mientras tapaba su boca.

—Déjala en paz, háganme lo que quiera, pero a ella no —vociferó Alba de repente.

—Las dos van a parar de chillar ahora mismo o sino les haré algo peor—. ¡Ahhh! —exclamé ante una fuerte mordida de Victoria —Niña estúpida.

—Mis padres se van a enterar de esto y te meterán en la cárcel. Nunca debimos haber confiado en ti, ya no eres más mi tío.

—Claro que se van a enterar, ya les tengo una sorpresa preparada —contesté con mi mejor cara de sádico al recordar lo que les tenía preparado —. Y ahora escúchenme muy bien las dos, van a salir por esa puerta sin el menor ruido posible y se subirán a la furgoneta negra que nos espera afuera, no intenten hacer nada o quienes pagarán las consecuencias serán tus padres.

En el trayecto hacia el bufete, hice una llamada que daría paso a la segunda parte del plan, "Marshall y Asociados" pronto iba a ser de mi propiedad.

Con mis propias manos (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora